
La serpiente de mil cabezas de la guerra en Congo continúa creciendo en todas direcciones. Menos de un mes después de la sangrienta conquista de la ciudad de Goma por parte del grupo rebelde M23, que dejó 3.000 muertos y 3.000 heridos, y tras una semana de la invasión de la otra capital de los Kivus, Bukavu, la milicia apoyada por Ruanda logró ayer victorias a norte y sur del este congolés. Se trata de la peor crisis que vive el Congo en más de dos décadas en un país con millones de desplazados (siete millones en todo el país) e índices de pobreza y hambre alarmantes, agravados por el actual conflicto. Aunque ayer se produjeron negociaciones en Nairobi entre altos representantes del gobierno, de la región y del brazo político del M23, la Alianza por el Río Congo, la milicia rebelde insiste que su objetivo es llegar a Kinshasa y derrocar al gobierno.
La situación se recrudeció ayer en la ciudad de Uvira, a 120 kilómetros al sur de Bukavu, donde se produjeron pillajes y combates urbanos en las calles entre los Wazalendo, una milicia popular aliada al ejército, y los rebeldes del M23. Varias unidades de Wazalendo, “los patriotas” en swahili, utilizaron incluso las instalaciones del hospital, donde había pacientes y personal médico, para repeler los ataques. En Masisi, al oeste de Goma, un cooperante de Médicos Sin Fronteras resultó herido grave de bala a causa de los enfrentamientos. Un niño que había buscado refugio con su familia en el recinto de la ONG también fue herido por el fuego cruzado.
Además, por toda la región se multiplican los asesinatos de carácter étnico. Los controles de carretera improvisados sirven para hacer un triaje selectivo y asesinar o agredir a los tutsis, o a quienes simplemente tiene rasgos afilados y nariz estrecha, a quienes se acusa de ser ruandeses (hay tutsis nacidos en Congo, llamados banyamulenge) o de apoyar al M23, una milicia formada mayoritariamente por tutsis y que, según seis informes de la ONU, recibe apoyo militar del gobierno ruandés. En la zona controlada por el M23 también se han producido ejecuciones sumarias contra desplazados sospechosos de ser combatientes wazalendo. El miedo y la inseguridad se extiende por el este del país.
La espiral de violencia está lejos de detenerse. El M23 ha abierto un nuevo frente hacia el sur, cerca de la ciudad de Walungu, un eje que lleva a las minas de oro Kamituga. La intención de los rebeldes es avanzar hacia la provincia de Katanga, en el sureste, que alberga una de las principales reservas de cobalto del mundo.