El movimiento inesperado que tumbó la opa

Una triple alianza que ha cuajado durante los diecisiete largos meses que ha durado la opa del BBVA sobre el Sabadell ha vencido al poder financiero de un gigante bancario y es lo que explica su contundente fracaso final. La convergencia del rechazo entre la aguerrida cúpula directiva del banco catalán, dirigida por su presidente, Josep Oliu; la movilización inesperada y amplia del empresariado, encabezada por la implacable y dura oposición de su cabeza visible, pero ni mucho menos única, Josep Sánchez Llibre, presidente de la gran patronal Foment, y en la que radica la clave sociológica del hundimiento de la operación: el rechazo absoluto de los clientes/accionistas al asalto del banco vallesano; y el apoyo a esa oposición de un bloque político formado sobre todo por el Gobierno de Pedro Sánchez y el Junts de Carles Puigdemont y su hombre de confianza para estos menesteres, Albert Batet, radicalmente contrarios a la desaparición del Sabadell.

Un aviso a navegantes del presidente del gobierno a quienes le ven siempre en estado de máxima debilidad, agónico y sin fuerzas para acometer batallas de envergadura. También de los independentistas, que mantienen el rumbo de aspirar a reverdecer el papel de engarce entre la burguesía y el catalanismo.

Paradójicamente, es cierto que una parte del fracaso se explica también por los propios errores de cálculo del banco que preside Carlos Torres. El banco de origen vasco ha fabricado la argamasa que ha unido a sus oponentes. Centrado en el análisis financiero de la operación, no calibró el entorno sociopolítico. Minusvaloró la firmeza de la convicción de Oliu y su consejero delegado, César González-Bueno, de que podía resistir una oferta que no valoraba el progreso del Sabadell durante los últimos tres años.

El BBVA esperaba comerse un caramelo a bajo precio. Cálculo que no le permitió advertir la importancia para el pequeño accionista del banco de que en plena batalla, las acciones habían recuperado sus máximos históricos, una compensación moral tras años de malhumorada resignación. Ahora, sus expectativas se habían disparado. ¿Por qué renunciar a más? Aunque seguía siendo una cuestión de dinero, se había abierto otra manera de enfocarlo.

FOTO ALEX GARCIA RELOJ AVERIADO DEL BBVA EN PLAÇA CATALUNYA 2025/10/16

El emblemático reloj del BBVA en la Plaza de Catalunya de Barcelona lleva muchos años sin dar la hora

Àlex Garcia

Los errores de diseño del BBVA han aportado gran parte de la argamasa del frente opositor

También, el desprecio a la política, cuya importancia no advirtió el BBVA, probablemente deslumbrado por el espejismo de que un gran banco que cotiza en los mercados mundiales y opera como una gran multinacional ya no está sometido a los límites que aquella impone.

Pero ha resultado que sí. Y por partida doble. Primero por no atender el protocolo de relación con el gobierno central, al que el banquero decidió informar de hechos consumados, lo que el presidente del gobierno encajó mal e incubó una respuesta fría, aplazada. Segundo, por el papel de los independentistas de Junts, vitales para la supervivencia de Sánchez y aliados estratégicos de un sector de la burguesía catalana, del que Oliu es una de las figuras destacadas.

El expresident de la Generalitat ha vinculado en buena medida su futura supervivencia política a la pervivencia de una burguesía local y eso explica sus presiones reiteradas sobre el gobierno español para que impusiera límites exigentes a la fusión de los dos bancos que pretendía el BBVA. Oliu y lo suyos son personajes próximos a la política catalana, mientras Torres solo se ha dejado ver entre los locales con la opa sobre la mesa.

Sin esas coordenadas era fácil chocar con el obstáculo político que se atravesaba en el camino hacia la toma por asalto del Sabadell. La prueba, ya mencionada hasta el aburrimiento, la fecha de presentación de la oferta no solicitada, a tres días de las elecciones catalanas, críticas para Catalunya, para Sánchez, para el PSOE y para la evolución futura de la que durante más de una década ha sido la crisis política más grave de la historia reciente española. Y para el actual president de la Generalitat, Salvador Illa.

Contra la opa han convergido el equipo del Sabadell; el empresariado y las fuerzas políticas

Y finalmente, la sorpresiva movilización del empresariado catalán. No de la gran burguesía, instalada en el cómodo cálculo de los efectos de la opa en la composición de su cartera de inversiones, escorada hacia el inmobiliario y siempre muy diversificada. Se trata del empresario medio y pequeño, siempre sensible al fantasma de un omnipotente y abusivo poder financiero que le impone condiciones sin piedad. Mensaje que, más allá de los directamente afectados, ha tomado cuerpo en la sociedad catalana y española en forma de alegato a favor de la competencia y contra los monopolios.

Ese empresariado ha protagonizado durante la opa una activación que no vivía, salvando distancias y dramatismo, desde el histórico tancament de caixes , a principios del siglo XX, o la defensa del proteccionismo contra las políticas de libre comercio. Se han constituido en una fuerza social que a cuenta de la batalla por la supervivencia del Sabadell ha generado un cuerpo social del que habrá que estar atentos a qué nuevas inquietudes expresará en el próximo futuro.

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