El ‘orgullo del este’ de los hijos de la reunificación

Muchos alemanes del este ( Ostdeutsche ) que eran niños o adolescentes o aún no habían nacido cuando se produjo la reunificación de Alemania el 3 de octubre de 1990 –de la que el viernes se cumplían 35 años– conservan un fuerte sentido de pertenencia, sienten que la experiencia histórica vivida por sus padres y abuelos también les ha moldeado, y reivindican una identidad del este contrapuesta a las atribuciones negativas, en especial, a la del auge de la ultraderechista AfD.

En muchos integrantes de la tercera generación, nacida entre inicios de los años setenta y 1985, y de la generación Z, que no vivió el régimen de la RDA comunista ni fue testigo de la caída del muro de Berlín en 1989, hay un orgullo del este que nada tiene que ver con la denominada Ostalgie, la nostalgia de la época comunista que soslaya su carácter dictatorial.

“Para los alemanes, orgullo es una palabra difícil debido a nuestra historia”, matiza la politóloga Judith Enders, nacida en 1976 en Altenburg (Turingia), entonces parte de la RDA. “Puede que algunos alemanes del este estén orgullosos de serlo y otros no, pero sí existe cierta aceptación de las diferencias culturales y también cierta valoración; porque normalmente decir ‘soy del este de Alemania’ se asocia a una experiencia de devaluación. Enfatizar la diferencia puede tener un efecto constructivo y creativo, pero no debería dividir”, añade Enders, que cofundó la asociación Dritte Generation Ostdeutschland (Tercera Generación Alemania del Este).

Una brecha que persiste 

Los alemanes del este de cualquier edad todavía bregan con la mirada entre arrogante y condescendiente de algunos compatriotas del oeste

Tanto los más jóvenes como desde luego las personas más mayores crecidas en la RDA han tenido que bregar alguna vez con la mirada entre arrogante y condescendiente de muchos alemanes occidentales. Por eso han ido surgiendo iniciativas como la asociación cofundada por Enders, o la entidad Wir sind der Osten (Nosotros somos el este), en la que se presentan historias de éxito protagonizadas por alemanes del este. 

“El este de Alemania ha sido explicado sobre todo por hombres del oeste”, recuerda la politóloga Judith Enders a propósito de esa mirada desde arriba de muchos alemanes occidentales, durante un encuentro con corresponsales extranjeros.

El elevado porcentaje de voto al partido Alternativa para Alemania (AfD) en los länder que fueron RDA (Brandemburgo, Sajonia, Turingia, Sajonia-Anhalt y Mecklemburgo-Antepomerania), con la excepción de Berlín, que era una ciudad dividida y donde la AfD no arrasa, no contribuye a la reputación del este. 

TOPSHOT - A Trabant car drives past the building that houses the Finance Ministry as it leaves the yard of Berlin's Trabiworld tour operator, which offers

Un Trabant, el coche popular de la antigua RDA, del operador turístico Trabiworld circulando ante el Ministerio de Finanzas, en Berlín el 26 de septiembre 

John MACDOUGALL / AFP

“La AfD domina el este y a su juventud, sobre todo a los chicos, con eslóganes sencillos porque ofrece lo que mejor funciona en la economía de la atención, respuestas sencillas a preguntas complejas; y sorprendentemente a muchos jóvenes del este esto les resulta convincente”, lamenta la politóloga Nora Zabel, nacida en 1996 en Mecklemburgo-Antepomerania, durante la misma cita con corresponsales.

Lo que está claro para ambas politólogas, una a sus 49 años y la otra a sus 28, es que hay un impulso por defender una identidad germonooriental libre de connotaciones negativas. “Notas que eres diferente cuando te mudas al oeste; tal vez no hablas tanto, debates de otro modo; llevamos esa mochila invisible heredada de nuestros padres, porque ellos crecieron en una dictadura y nosotros en una democracia, pero al mismo tiempo siempre tenemos que justificarnos en el oeste”, argumenta Zabel, que es miembro del partido democristiano CDU y acaba de publicar el libro Vereint in Zerrissenheit. Die ostdeutsche Generation Z zwischen zwei Welten (Unidos en la desunión. La generación Z del este de Alemania entre dos mundos).

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PIE DE FOTO: Renate Werwigk-Schneider, junto a un resto del muro de Berlín cerca del Memorial Muro de Berlín. Nacida en 1938 con apellido Grossmann, creció en la RDA, intentó huir a la Alemania occidental dos veces, fue encarcelada y en 1968 la RFA compró su libertad. Ejerció la pediatría hasta su jubilación

Más luz sobre la cuestión: el informe anual sobre el estado de la unidad alemana abunda en la brecha entre este y oeste en los jóvenes que crecieron en la Alemania reunificada. Los jóvenes de la antigua RFA “no se identifican con la etiqueta de Alemania occidental, especialmente si viven en la costa o cerca de los Alpes; en cambio, los jóvenes del este sí se identifican con mucha más frecuencia con el este alemán, que sigue siendo un espacio que moldea identidades e influye en las biografías”, explica Elisabeth Kaiser, comisionada del Gobierno federal para la Alemania oriental, que presentó el informe esta semana en Berlín.

Berlin (Germany), 30/09/2025.- German Minister of State and Commissioner for Eastern Germany, Elisabeth Kaiser arrives for a closed meeting of the German federal cabinet at Villa Borsig in Berlin, Germany, 30 September 2025. The federal cabinet holds a closed-door meeting from 30 September to 01 October 2025 in Berlin. (Alemania) EFE/EPA/CLEMENS BILAN

La socialdemócrata Elisabeth Kaiser, comisionada del Gobierno federal para la Alemania oriental, nacida en esa zona, llegando a una reunión del Gobierno en Villa Borsig, en Berlín el 30 de septiembre 

CLEMENS BILAN / EFE

La socialdemócrata Kaiser, de 38 años, nacida en Gera (Turingia), alertó de que “los jóvenes del este se encuentran en desventaja, porque la riqueza se transmite principalmente por herencia”. Las cifras de la Oficina Federal de Estadística (Destatis) del 2024 son contundentes: los departamentos de Hacienda de los länder occidentales gravaron más de 106.000 millones de euros en bienes heredados o donados, mientras que en el este, incluido Berlín, la cifra fue inferior a 7.000 millones. Las familias del este apenas pudieron acumular patrimonio debido al régimen comunista.

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