El plan de Sirmione contra la masificación turística: ‘tutores’ y tarifa de entrada al casco antiguo

Para Sirmione, una bello pueblo en las orillas del lago Garda, que hace de frontera entre el Veneto y la Lombardía, el primer fin de semana de mayo fue una llamada de atención. Más de 75.000 turistas visitaron la población, de 8.000 habitantes, en apenas un día, generando una incomodidad notable entre los residentes, que se veían expulsados de su propio domicilio. Pero la población —sus gobernantes, en este caso— se ha puesto las pilas. A la iniciativa, ya prevista, de poner una tarifa de entrada para controlar el flujo de visitantes (y llenar las arcas municipales para financiar el mantenimiento de la ciudad), ha añadido una singularidad: los tutores callejeros.

¿Y cuál es la función de estos tutores? Dirigir el tráfico de visitantes. Como todos los pueblos de postal, Sirmione tiene rincones más llamativos que otros —más dados a la foto que otros—, que tienden a las aglomeraciones. El trabajo de los tutores es, precisamente, evitar esas aglomeraciones, dirigiendo a los turistas hacia otros lugares con el objeto de que todos los visitantes puedan disfrutar de Sirmione sin aglomeraciones… Y que todos los vecinos puedan vivir en Sirmione sin sentirse obstaculizados.

Sirmione y, de fondo, el Lago Garda.

Sirmione y, de fondo, el Lago Garda.

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La alcaldesa de Sirmione, Luisa Lavelli —en el cargo desde 2020—, ha explicado a La Repubblica que confía en que los tutores sean “una herramienta capaz de establecer el número máximo de personas que pueden circular por la localidad a la vez”. Sin embargo, pone en duda que la medida de limitar el acceso sea adecuada a medio plazo: “En vez de eso, deberíamos redistribuir las visitas”.

Conviene recordar que la ubicación de Sirmione, en las proximidades de Verona, incrementa su visibilidad. Más de 5,4 millones de personas visitaron la vecina ciudad de Romey y Julieta en 2023. Buena parte de ellos decidieron acercarse a Sirmione.

La situación en el Lago de Como

Para suerte de Italia y sus habitantes, Sirmione no es una excepción en cuanto a la belleza paisajística. Como, y el lago próximo, son también espacios singulares, y también han adoptado medidas ante el volumen y actitud de sus visitantes. Según anota La Repubblica, no se permiten grupos de más de 25 personas, según una resolución aprobada justo antes del verano. Se han añadido otras normas cívicas para propios y ajenos: está prohibido obstruir el tráfico, juntar grupos, o usar megáfonos para las visitas guiadas por la ciudad.

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Varenna, un antiguo pueblo pesquero en la provincia de Lecco al otro lado del Lago de Como, también ha actuado contra el sobreturismo. El municipio, de 670 habitantes, acoge en verano 18.000 visitantes al día. El alcalde Mauro Manzoni, ante la posibilidad de cerrar 2025 por encima del millón de turistas, ha propuesto al Ministerio de Turismo italiano aplicar una especie de tasa similar a la de desembarco que se adopta en zonas portuarias.

Como los visitantes dejan residuos, argumenta Manzoni, consumen agua y causan desgaste en zonas públicas, propone una tasa turística mayor para los turistas que no pernocten en el pueblo o sus proximidades. La tasa de desembarco en Capri, por ejemplo, es de tres euros. La actual tasa turística base en Varenna es de dos.

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