El PPE se reúne en Valencia bajo el signo de la incomodidad con Mazón

A pesar de que el momento se diría dulce, puesto que el Partido Popular Europeo (PPE) ganó hace menos de un año las elecciones al Parlamento Europeo –que preside la maltesa Roberta Metsola, una de las suyas– con notable ventaja sobre los socialistas –188 escaños frente a 136, de los 720 de la Eurocámara– y lidera la Comisión –en manos de la democristiana alemana Ursula von der Leyen–, el lugar elegido para celebrar su congreso a partir de mañana, la ciudad de Valencia, no se antoja el más adecuado.

Y no lo es porque el pasado 29 de octubre el diluvio que cayó sobre la región, arrasada por unas riadas que causaron más de dos centenares de muertos – la mayoría ahogados antes de que sonara la alarma–, cambió el guion previsto y la Comunidad Valenciana, en la que el PP quería exhibir ante sus socios europeos su fortaleza territorial en España, cuyo gobierno se le escapó por muy poco a Alberto Núñez Feijóo aunque fue el primero en las urnas, se ha sumido en una colosal crisis política.

Tras las riadas del 29 de octubre, la Comunidad Valenciana vive una colosal crisis política

No lo parece, porque el presidente de la Generalitat Valenciana sigue siendo el mismo, Carlos Mazón, a pesar de que su negligente gestión de la tragedia –mantuvo su agenda y comió en un restaurante con una periodista, pero a partir de ahí ha dado diferentes versiones sobre lo que hizo, mientras no atendía el teléfono, hasta llegar al centro de control de emergencias, pasadas las ocho de la tarde– ha dilapidado su carrera y su futuro político es negro.

Sigue al frente del Govern valenciano porque el PP, que necesita el beneplácito de Vox para presentar cualquier alternativa en las Corts Valencianes y la ultraderecha no tiene intención de acortar la agonía de Mazón, más bien de alargarla con el oxígeno de unos nuevos presupuestos, no ha hallado la fórmula para proceder a su relevo.

El futuro del president valenciano es muy negro, pero el PP no ha hallado la fórmula de su relevo

Las especulaciones sobre el nombramiento de una gestora o la celebración de un congreso autonómico –la salida que propone el expresident Francisco Camps, que se siente rehabilitado tras su absolución– no han hecho sino enrarecer las ya tensas relaciones entre el PP valenciano y Génova, donde no sentó bien que Mazón, que llegó al liderazgo con la ejecutiva anterior, la de Pablo Casado, acelerara el paso para conseguir la presidencia gracias a un acuerdo con Vox que sirvió de precedente a los demás pactos autonómicos, hoy rotos, con la formación de Santiago Abascal.

Aquellas precipitadas coaliciones de gobierno entre el PP y Vox, cuando Pedro Sánchez ya había adelantado las generales tras el batacazo del PSOE en las autonómicas, son para muchos analistas la causa principal de que Feijóo, al que el líder socialista asoció a la extrema derecha durante la campaña, se quedara con la miel en los labios.

Ni en el PPCV ni en Génova reconocen temor alguno a las posibles protestas ciudadanas

En este contexto enrarecido, ni en el PPCV ni en la cúpula del partido en Madrid reconocen sentir inquietud alguna ante la posibilidad de que las manifestaciones convocadas en contra de Mazón, quien apenas puede pisar la calle desde la catástrofe, desluzcan el encuentro.

“Temores nosotros no tenemos ninguno, todo lo contrario. Que el congreso del PPE se haga en Valencia supone un refuerzo para las políticas del Consell. Estamos encantados”, aseguran desde la Generalitat Valenciana. “Estamos muy contentos de que acudan nuestros compañeros europeos y muy orgullosos de la sede elegida”, zanjan en la dirección nacional del PP.

El equipo de Feijóo trató de llevar el congreso a Madrid, pero el elevado coste del cambio lo impidió

Sin embargo, lo cierto es que el equipo de Feijóo trató, con el argumento de que había pleno en el Congreso y sus diputados no podrían desplazarse sin riesgo de perder votaciones y bajo la amenaza de que el Gobierno aprovechase su ausencia para aprobar decretos, de llevar el escenario a Madrid. Pero el elevado coste económico, adujo el PPE, lo hacía imposible.

Además, en una de las pocas ocasiones en las que al portavoz del PP en la Cámara, Miguel Tellado, se le ha visto agradecer algo a su presidenta, Francina Armengol, a la que tiene permanentemente en la diana de sus invectivas, la Mesa decidió, por cortesía parlamentaria, modificar las fechas de las sesiones plenarias y liberar esta semana.

Así pues, se acabaron las excusas mañana llega la hora de la verdad. El PP se dispone a ser el anfitrión del PPE en un congreso al que los conservadores europeos llegan con ilusión, según fuentes del partido en Bruselas, y en el que la eurodiputada catalana Dolors Montserrat, portavoz del grupo popular en el Parlamento Europeo, ascenderá al cargo de secretaria general gracias a “su profesionalidad y su criterio”, pero también a su hiperactividad política: “Conoce a todo quisqui: europarlamentarios, comisarios, primeros ministros… Está en todos los saraos y reuniones”, la elogian.

Con la designación de Montserrat como número dos del bávaro Manfred Weber, el PP contrarresta el poder del PSOE en Bruselas, que, además de contar con una comisaria como Teresa Ribera, ha situado a la vasca Iratxe García como presidenta del grupo europeo.

“Estamos con vosotros, con la reconstrucción”

El cónclave de los populares europeos se desarrollará entre mañana martes, durante todo el día, y el miércoles hasta el mediodía. En esta jornada y media de trabajo se sucederán las intervenciones de los principales líderes del PPE, entre ellos, por supuesto, Weber y Feijóo, pero sin que hasta ahora se haya comunicado el papel reservado a Mazón, quien, como anfitrión, debería tomar la palabra en algún momento. “No podemos hacernos trampas. Se han cometido errores”, asumen fuentes del PPE ante la inquietud que despierta la presencia del presidente valenciano. Sin embargo, la idea es hacer de tripas corazón y que el congreso sirva para que los valencianos sepan que los populares europeos están con la reconstrucción. “Hoy estamos con vosotros. Vamos a presionar a las instituciones europeas para que lleguen las ayudas”, anuncian. Y sí, el PPE, partido al que pertenecen buena parte de los primeros ministros de los países de la Unión Europea, “dará la cara”. “Que nos la partan, pero estaremos allí”, retan al recordar que Teresa Ribera no ha ido a Valencia y Sánchez “salió huyendo”.

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