
El asesinato de Charlie Kirk está aún envuelto en polémicas y dudas. Pese a que Tyler Robinson, principal sospechoso de la muerte del polemista ultra afín a Donald Trump y al movimiento MAGA (Make America Great Again), está ya entre rejas y se enfrenta a una condena de pena de muerte, muchas voces —progresistas, conservadoras y ultras— siguen cuestionando la versión oficial. La actuación de la policía y del FBI sigue siendo cuestionada, más aún después de que el primer detenido minutos después del tiroteo afirmara haberse autoinculpado para permitir al asesino escapar.
Tal y como apuntaron las autoridades, George Zinn, de 71 años, admitió ante la policía que había “gritado que él era el tirador para permitir que el verdadero sospechoso huyera”. Así lo afirmó el sheriff del condado de Utah, Michael Smith, en una rueda de prensa.
Tras ser liberado, Zinn volvió a ser detenido por obstrucción a la justicia y, además, por posesión de material de abuso sexual infantil. El sheriff añadió que Zinn también está detenido por explotación sexual de un menor y que los agentes encontraron más de 20 imágenes de niños “en diversos estados de desnudez y poses sexuales”. Un juez ordenó la detención sin fianza del hombre, calificándolo de “peligro sustancial” para la comunidad.
Los documentos judiciales presentados por la policía del campus alegan que el Zinn comenzó a gritar: ”¡Le disparé, ahora dispárenme!”. Cuando un agente le preguntó dónde se encontraba el arma utilizada en el tiroteo, supuestamente respondió: “No se lo voy a decir”. Sin embargo, el sheriff afirmó que actualmente no hay pruebas de que Zinn haya conspirado con el pistolero.