El turismo que viene

En los destinos turísticos de más éxito internacional cada vez más se pone en cuestión su alcance y, sobre todo, su dinámica de crecimiento. No es solo que el mundo más desarrollado tenga hambre de hacer turismo por todo el planeta; también lo tiene el mundo menos desarrollado en la medida en que crece su renta disponible. Después del frenazo brusco del sector por la Covid 19 se ha desatado una especie de fiebre que ha hecho recuperar con creces las cifras previas para seguir situando el sector en claro y acentuado crecimiento.

Según la asociación internacional ETC, en el 2024 en Europa hubo 767 millones de turistas, de los cuales un 78% intraeuropeos y el 22% restante no europeos. La proyección para el 2029 es de casi 990 millones, de los cuales 226 no europeos. En conjunto del Estado, en el 2024, de los 94 millones de turistas, 15 millones fueron no europeos, repartidos prácticamente en tercios entre Estados Unidos, resto de América y resto del mundo. Ocho años antes los no europeos no llegaban a los 9 millones. En Catalunya, los turistas no europeos (5,6 millones en el 2024) representan el 28% del total de los extranjeros que nos visitan (del 16% en España) después de crecer un 66% con respecto a ocho años atrás (los turistas europeos no han variado en este periodo).

En Catalunya

El turismo no europeo seguirá creciendo por impulso propio y por el aumento de la capacidad de conexión internacional de El Prat

Instalados en esta dinámica todo parece indicar que en Catalunya el turismo no europeo seguirá creciendo, por impulso propio de las tendencias y por el aumento de la capacidad de conexión internacional de El Prat, a remolque de la ampliación prevista del aeropuerto. Precisamente uno de los argumentos para ampliarlo ha sido aumentar la conectividad catalana con destinos lejanos con el objetivo de captar talento e inversión extranjera.

Sin desestimar esta dimensión de la ampliación, también hay que ser realistas sobre lo que se puede esperar de la mejora de conexiones intercontinentales. Este tipo de vuelos de larga distancia y conexión directa se hacen en grandes aeronaves, de las que actualmente en activo destacan el Airbus A380 y el Boeing 747, ambos de más de 500 pasajeros. En torno al 20% de sus asientos corresponden a First y Business Class, que cabe pensar que serán ocupados por inversores, directivos empresariales y técnicos de alta cualificación –que pueden pagar los billetes y necesitan llegar el menos cansados posibles a destino– y también por turistas ricos, deportistas de élite, etcétera, con alta capacidad económica. El resto, el 80%, será mayoritariamente turismo procedente de países lejanos, entre los cuales los más importantes en el futuro seguramente serán los países asiáticos. Allí vive la mitad de la población mundial, una población que viaja poco a Europa pero que puede hacerlo mucho en el futuro teniendo presente que hay economías en claro crecimiento ( China al frente), que aumentará la clase rica y media y que también querrán hacer turismo. En este contexto, El Prat tendrá capacidad de gestión, pero ¿Catalunya necesita impulsar todavía más turismo, a millones?

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