Estados Unidos legalizó sus múltiples CBDC 

  • Las stablecoins buscan mantener la hegemonía global del dólar.

  • A su vez, violan la soberanía monetaria extranjera de forma disimulada.

Estados Unidos, en la misma semana, está buscando prohibir las monedas digitales de banco central (CBDC) y regular las stablecoins. Qué coincidencia, ¿no? Rara vez los políticos dan puntada sin dedal, pero en esta oportunidad el patrón de bordado resulta groseramente evidente. 

La vehemencia con la que la administración Trump ha resaltado las bondades de las stablecoins ha sido ruidosa. Cualquiera que haya visto la estatizada conferencia Bitcoin 2025 en Las Vegas quedó con secuelas de ecolalia, de tanto que se repitió la palabra, ya de suyo una falacia marketinera (estable y fíat es una contradicción lógica; la única stablecoin real es bitcoin). 

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Estos esfuerzos propagandísticos hallan su epítome en la Ley GENIUS, aprobada este jueves por la Casa de Representantes y firmada hoy por el presidente, cuyo nombre parece una autoadulación por la genialidad de esta estrategia: ganarse el elogio de los bitcoiners al prohibir las CBDC, con la Anti-CBDC Act, mientras las introducen por la puerta trasera de las stablecoins. 

La Propuesta de Ley Anti-Vigilancia Estatal de las CBDC, que aún está en discusión en la Casa de Representantes, establece: 

“La Junta de Gobernadores del Sistema de la Reserva Federal no puede probar, estudiar, desarrollar, crear o implementar una moneda digital de banco central, o cualquier activo digital que sea sustancialmente similar bajo cualquier otro nombre o etiqueta” 

HR5403 – Ley Estatal Antivigilancia de las CBDC 

Más adelante, pasa a definir las CBDC como “una forma de dinero digital o valor monetario, denominado en la unidad de cuenta nacional, que es un pasivo directo del Sistema de la Reserva Federal.” Hasta aquí, la única distinción entre una CBDC y una stablecoin del dólar estadounidense es que el activo sea un pasivo emitido directamente por alguno de los varios bancos de la Reserva Federal. 

Pero el documento también aclara que esta prohibición no debe entenderse “como que prohíbe cualquier moneda denominada en dólares que sea abierta, sin permiso y privada, y que preserve plenamente las protecciones de privacidad de las monedas y la moneda física de los Estados Unidos”, aludiendo, evidentemente, a las stablecoins. 

Todo esto es un juego de definiciones; el sistema de CBDC ya existe en Estados Unidos sin crear un nuevo instrumento ¿Para qué necesitas una CBDC cuando ya el 90% del suministro de dólares son entradas en una base de datos digital; cuando se excluye a personas del sistema financiero arbitrariamente; y la vigilancia financiera está instaurada bajo las leyes de KYC? Es decir, la Ley de Secreto Bancario de 1970; la Ley Patriota de 2001; la Ley de Cumplimiento Tributario de Cuentas Extranjeras (FATCA) de 2010; la Ley Dodd-Frank de Reforma de Wall Street y Protección al Consumidor de 2010; la Ley contra el Lavado de Dinero de 2020.  

En fin, un arsenal de leyes que obliga a las instituciones financieras privadas a convertirse en agencias de gobierno de facto y a reportar a las autoridades los movimientos de sus clientes y usuarios. Y adivina quiénes son clasificados como instituciones financieras bajo la genial ley GENIUS… ¡Bingo!: los emisores de stablecoins. 

Esto implica que deben presentar Informes de Transacciones en Efectivo (CTR) y Reportes de Actividades Sospechosas (SAR), el mismo seguimiento que hacen los bancos tradicionales. Exige a los emisores de stablecoins implementar Programas de Identificación de Clientes (CIP) y diligencia debida mejorada (EDD) para cuentas de alto riesgo, especialmente en transacciones transfronterizas. Es decir, más allá de la transparencia y trazabilidad propia de la contabilidad de redes de criptomonedas, los emisores de stablecoins deben convertirse en informantes directos del Estado. GENIUS profundiza la vigilancia financiera a través de las stablecoins. 

Y, aunque la GENIUS Act no menciona explícitamente FATCA, su enfoque en la interoperabilidad internacional de stablecoins respaldadas por el dólar implica que los emisores podrían tener que reportar información sobre titulares extranjeros al IRS, especialmente si operan en las 113 jurisdicciones sujetas a acuerdos FATCA. 

Se dice que se prohíben las monedas digitales emitidas y que sean un pasivo de la FED, pero al exigirle a las stablecoins que mantengan sus reservas en instrumentos emitidos por la Reserva Federal, no solo aumentan la demanda de activos del tesoro estadounidense, sino que básicamente se vuelven un proxy de esta institución. Ya en la actualidad, tan solo Tether es el decimonoveno mayor poseedor de instrumentos del Tesoro de Estados Unidos en todo el mundo. 

Tether tiene más instrumentos del Tesoro que Alemania y los Emiratos Árabes. Fuente: Binance. 

Además, aunque no las prohíbe explícitamente, al excluir de mención las reservas con otras criptomonedas, en la práctica quedarían fuera del juego stablecoins como USDS, antigua Dai, USDe, de Ethena, o GHO, de Aave, y, obviamente, stablecoins algorítmicas.  

Todo este panorama atenta contra la poca descentralización presente en las stablecoins y las vuelve una máquina de potenciación del dólar y la Reserva Federal. Los emisores de stablecoins en Estados Unidos tendrán características similares a cualquier banco. Es más, ya se ha dicho que esta ley favorece que los emisores de stablecoins sean los bancos ya establecidos del sistema tradicional. 

Con esta ley, Estados Unidos descentraliza la difusión de su moneda, pero ahora la controla. Antes era solo la FED, y sus sucursales, ahora es cualquier institución privada de EE. UU. que juegue bajo sus reglas. Pero con las stablecoins, aparte, este posicionamiento va más allá de sus fronteras. 

Las stablecoins han demostrado que una CBDC sería una redundancia para el mercado nacional, en tanto que ya la mayoría de los pagos son digitales. En la actualidad, el 98% del mil millonario mercado de stablecoins está anclado al dólar estadounidense, y el 80% de las transacciones se realizan fuera de Estados Unidos. Y esa es precisamente la oportunidad geopolítica. 

El mercado de criptomonedas está psicológica y prácticamente dolarizado. No solo el dólar es la unidad de cuenta con respecto a la que se miden las variaciones de precio de todas las monedas, sino que los traders acuden a stablecoins ancladas al dólar para sus tomas de ganancia y su protección ante caídas.  

Muchas personas en economías inflacionarias, con controles de cambio o con difícil acceso al mercado internacional, han acudido a stablecoins del dólar para ahorrar, recibir remesas, pagar proveedores y demás ventajas que provee este sistema digital frente al sistema bancario fíat. 

En la actualidad existen más de 167 stablecoins ancladas al dólar, mientras que, del euro, la segunda mayor moneda fíat, solo existen 21. Con todo, a pesar de que existen muchas stablecoins que podrían buscar licencia bajo esta nueva regulación, como Coinbase, Ripple, Binance, la realidad en este momento es que el mercado está controlado por un duopolio entre USDT y USDC: 

Tether maneja el 67% del mercado de stablecoins. Fuente: DeFiLlama

Es este panorama el que la administración Trump ha identificado, y sobre el que se está apalancando para revertir el proceso de desdolarización que se profundizó durante la presidencia de Joe Biden, tal como lo expresó el propio CEO de la stablecoin Tether, Paolo Ardoino. Si bien a nivel individual las stablecoins traen beneficios para la vida, tras esta ley, aumentarán los riesgos de vigilancia y congelamiento de cuentas. Y, a nivel de Estado, atentan contra la soberanía monetaria de los demás países. 

Por eso es más conveniente promover las stablecoins y no las CBDC, pues promueven la hegemonía global del dólar sin que se les pueda acusar directamente al gobierno de injerencia, ya que son empresas privadas las que emiten el instrumento en vez de la FED.  

Lo harán de manera cándida, como establece GENIUS, con el Secretario del Tesoro, antiguo auditor de las reservas de Tether, buscando acuerdos recíprocos con otros países para facilitar el uso de stablecoins denominados en dólares emitidos en el extranjero, probablemente con negociaciones similares a las del Petrodólar

Al mismo tiempo, el predominio de las stablecoins del dólar en el mundo, y la relevancia de Estados Unidos como centro de operaciones para las empresas que emiten stablecoins, hará que los estándares establecidos en el marco regulatorio, tales como las medidas de vigilancia financiera, terminen siendo exportados también e influyan en las prácticas globales de finanzas digitales, asegurando que las stablecoins respaldadas por el dólar se conviertan en la referencia mundial. 

Finalmente, las stablecoins brindan la oportunidad de congelar fondos de manera remota. Ya es práctica recurrente que los emisores de stablecoins congelen cuentas asociadas a hackeos. Pero a partir de GENIUS los enemigos se multiplican junto con la capacidad de bloqueo. Hasta ahora, los principales objetivos habían sido personas catalogadas como criminales (lo que puede incluir disidentes y contrincantes políticos) y naciones sancionadas. Ahora, agencias como el IRS, la NSA y la FinCEN tendrán acceso a los datos de los usuarios de criptomonedas, los cuales serán analizados por sus inteligencias artificiales, como ya se ha revelado que hacen con las transacciones bancarias. Esto puede instrumentalizarse para censurar y excluir del sistema financiero a actores enemigos, tal como sucedió con la exclusión de Rusia en 2021. 

Como establecimos en nuestro editorial pasado, Estados Unidos está creando un Bretton Woods silente con las stablecoins, donde busca restablecer el dominio internacional del dólar, ya no en las reservas de los países, sino directamente en los ahorros y pagos de individuos y empresas. Estados Unidos no prohibió las CBDC; les hizo un rebranding. 

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