
Tras la última rebaja de junio pasado, el BCE mantuvo ayer los tipos de interés, expresando abiertamente su confianza sobre el próximo futuro. Y, con esta decisión, cerraba unos agitados meses generados por las turbulencias de Trump: incluso Lagarde se atrevió a mostrase particularmente tranquila. Ese sosiego refleja unas previsiones de precios que se mantienen ancladas en el 2%, mientras los costes laborales continúan decreciendo, lejos de los máximos de principios de 2024. Por otro lado, y pese a la dentellada al crecimiento del alza arancelaria y tras un 2025 particularmente difícil, las expectativas sobre el avance del PIB son hoy más aceptables. Así, aunque no se dispone de nuevas previsiones para el conjunto de la eurozona, los bancos centrales de Alemania y Francia postulan que, tras las dificultades de 2025 (para Alemania crecimiento 0% y de un 0,6% para Francia), su PIB apunta al alza para 2026 y 2027: un 0,7% y un 1,2% para Alemania, respectivamente, y un 1,0% y 1,2% para Francia. Por nuestra parte, el Banco de España espera (estimación de septiembre) una reducción del fuerte incremento de 2025 hacia un todavía elevado 1,8% y 1,7% para los dos próximos años.
La mejora del PIB de la eurozona refleja, entre otros factores, el impacto fiscal que se espera de los programas de armamento de la UE, algo más que novedoso por estos lares. Se trata de un cambio, no menor, en la política fiscal tanto por sus objetivos como por su financiación. En lo tocante a esta, el programa RearmEurope/Readiness 2030 proponía un gasto de 800.000 millones (un 4,5% del PIB de la Unión Europea), que se cubriría con la emisión de deuda en los mercados por unos 150.000 millones, más otros 650.000 procedentes de los presupuestos nacionales.
El PIB refleja, entre otros factores, el impacto de los programas de armamento de la UE
Se trata de un proceso que solo se ha iniciado, y que habrá que seguir ya que mientras la Comisión ha aprobado, con el aval del presupuesto comunitario, acudir a los mercados a demandar aquel crédito ( Security Action for Europe , SAFE), no están claras las condiciones de su distribución. Por su parte, en lo tocante a los gastos nacionales, el White Paper for European Defence propone que un país pueda incrementar el déficit público para financiar su gasto militar hasta en un 1,5% del PIB durante un máximo de cuatro años, mediante la activación de la llamada cláusula de escape para los que no cumplan las condiciones de déficit del Pacto por la Estabilidad, aunque ello conlleve incrementos de deuda pública: veremos qué países, por qué importes y por cuánto tiempo activan dicha cláusula.
Una vez en marcha ambos mecanismos, su ejecución implicará un aumento en el gasto público que debería elevar el crecimiento. Pero, como siempre en nuestra querida Europa, habrá que esperar y ver: demasiadas veces la distancia entre las propuestas de la Comisión y la acción de los gobiernos deviene insalvable.
 
                                             
                                             
                                             
                                             
                                             
                                             
                                             
                                             
                                            
 
                                     
                                     
                                                