
La popularidad de las plataformas chinas que venden productos a muy bajo precio se ha disparado tanto en Europa que Bruselas ha decidido poner freno a este modelo, que no solo puede suponer una competencia desleal a las empresas comunitarias, sino que infringe en gran medida las normas medioambientales. Gigantes como Shein y Temu están en el punto de mira de la Comisión Europea, que anunció ayer un aumento de los controles para comprobar si venden productos potencialmente peligrosos para los consumidores y pidió que se aceleren los pasos para terminar con la exención del pago de aranceles de la que actualmente gozan los envíos por un valor inferior a 150 euros, algo que está sobre la mesa desde el 2023 pero sigue pendiente de adopción.
Se trata de un puñal directo al modelo de negocio que hacen estas plataformas de venta de ropa y otros productos a muy bajo coste, que cada vez crecen a más velocidad en el mercado europeo. De hecho, el año pasado entraron a la UE 4.600 millones de artículos, más del doble que el año anterior (1.900). Son 12 millones cada día, y según los datos comunitarios, su valor no excedía los 22 euros por paquete, es decir, que no tenían que pagar estos impuestos. Además, según los datos comunitarios, el 91% de estos productos venían de China.
“Debemos ser conscientes de los riesgos de estos productos. Todos estamos al corriente de varios ejemplos. Imaginad que una pieza de ropa que no está homologada y que tiene productos químicos termina en manos de niños”, avisó el comisario irlandés Michael McGrath, al frente de Justicia y Protección al Consumidor en el Ejecutivo comunitario.
El año pasado entraron en la UE 4.600 millones de artículos de bajo coste, más del doble que en el 2023
Lo que hace Bruselas es anunciar mayores controles aduaneros contra los productos potencialmente peligrosos que están inundando el mercado europeo. En concreto, dicen que Temu y Shein serían responsables de la venta de productos peligrosos en sus plataformas. También se estudia crear una tasa para las ventas a los consumidores europeos –que deberán pagar los minoristas– destinada a financiar el aumento de los controles derivados del crecimiento del volumen de paquetes que llegan a las fronteras europeas. Al mismo tiempo, la Comisión ha abierto una investigación contra Shein, para determinar si ha incurrido en prácticas desleales o injustas, parecida a la que ya abrió el año pasado contra Temu por los escasos controles. La empresa ha prometido colaborar.
El problema para la Comisión es que este tipo de productos tan baratos –y en algunos casos, dañinos– compiten en las mismas condiciones con los minoristas europeos que sí siguen las normas europeas. Incluso en cuestión medioambiental, ya que, según el informe, gran parte de estos productos “tiene efectos perjudiciales muy graves sobre el clima y el medio ambiente”, derivados del transporte de mercancías, de la contaminación cuando se fabrican o por el hecho de que estos bienes duran menos que otros y a menudo no se pueden reparar.
Las medidas del Ejecutivo comunitario van en la misma línea que la iniciativa en Washington, pero el comisario aseguró que se trata de una “mera coincidencia” que demuestra también “que este enorme volumen de paquetes que llega, sobre todo de China, representa un problema no solo para la Unión, también para EE.UU. y otras jurisdicciones”.