Las tensiones recientes han acentuado el debate acerca de los márgenes de maniobra de Europa. Las vicisitudes de las negociaciones comerciales con Estados Unidos, las aproximaciones a una China que ha pasado en poco tiempo de ser un simple amplio mercado de destino de nuestros productos a convertirse en un rival industrial poderoso, los costes adicionales que asumir en defensa o las implicaciones de una demografía preocupante para la sostenibilidad de un Estado de bienestar considerado emblemático son algunos de los cruciales temas en la agenda europea.
Frente a todos estos problemas se valorizan algunas potencialidades del Viejo Continente, no siempre bien aprovechadas. El informe Letta nos recordó cómo el “mercado único europeo” distaba de estar plenamente operativo, con estimaciones de costes operativos del comercio intraeuropeo que superan las cifras de los temidos aranceles procedentes de otros países. Depende solo de los europeos implementar esos potenciales beneficios todavía pendientes de obtener.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ante el Parlamento
Pero hay otra fortaleza europea menos publicitada: el potencial de un ahorro no suficientemente valorizado ni traducido en inversiones que mejoren nuestra competitividad. Los datos se reflejan desde hace años en los External sector reports del FMI. Las proyecciones de superávits exteriores, que se traducen en una capacidad de financiación, han sido en el 2023 y el 2024 más elevadas para la zona euro que para cualquier otro país o área del mundo, incluidos China o Japón.
Según la última edición (2024) de esa publicación del FMI, la cifra del “excedente de ahorro” europeo estimada para ese año sería de 384.000 millones de dólares (por encima de los 363.000 de China), una cifra que representaría el 2,3% del PIB europeo (frente al 1,9% para China). Si parece claro el partido que han sacado China, Japón o Corea de sus posiciones superavitarias y los asociados márgenes de mejora de su posicionamiento interno e internacional, ¿por qué los europeos no parecemos estar sacando un partido al menos similar?
Los europeos tenemos un potencial de ahorro no valorizado
La cuestión que plantear con más rotundidad es por tanto qué hace Europa con esa enorme capacidad de financiación, y si puede mejorar su efectividad y rendimiento. Cuando se habla del rezago europeo en productividad e innovación y se apela a las propuestas sistematizadas por el famoso informe Draghi, y cómo afrontarlas, la fortaleza que supone esa posición financiera europea debe pasar a un más explícito primer plano. Es cierto que la Comisión Europea quiere activar ahora una más plena savings and investment union , aunque su implementación práctica esté sujeta a incertidumbres y riesgos derivados de dos viejos conocidos de las dinámicas de la UE: por un lado, las reticencias de los estados a avanzar al respecto, y por otra parte, las formulaciones reglamentistas que deriven en más (interesadas) regulaciones que acaben erosionando o capturando lo que podría ser un fértil y potente aprovechamiento de una fortaleza europea, una carta que sería insensato dejar de jugar con mucha más inteligencia y agilidad.