
En las últimas semanas, el Centro de Regulación Genómica (CRG) y el Institut de Recerca Biomèdica de Barcelona (IRBB) han recibido llamadas y aproximaciones iniciales de profesionales científicos de Estados Unidos preguntando si había trabajo para ellos. Los recortes a la investigación perpetrados por la Administración Trump les han dejado prácticamente de patitas en la calle y este drama para EE.UU. puede resultar una ventana de oportunidades para Barcelona, España y el conjunto de Europa. Si el tejido científico y universitario sabe jugar bien las cartas, la llegada del mejor talento estadounidense puede ser una oportunidad para la investigación europea.
Aunque sea pronto, las administraciones ya han empezado a mover ficha. La Comisión Europea es la primera que quiere pescar en río revuelto. En una entrevista a la revista Nature , la comisaria de Innovación, Ekaterina Zaharieva, desgranó una estrategia para captar investigadores afectados por los recortes de la Administración Trump o descontentos con el clima político. Entre otras medidas, Bruselas plantea la iniciativa Choose Europe, que ofrecerá a los mejores jóvenes investigadores una vía para obtener puestos permanentes; un programa del Consejo Europeo de Investigación específico de cátedras académicas para los mejores científicos y otro programa de cátedras del Espacio Europeo de Investigación, con una inversión de entre 150 y 170 millones de euros.
En España, la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades, Diana Morant, avanzó esta semana que la próxima edición del programa Atrae, centrado en la incorporación de talento consolidado, pondrá el foco en Estados Unidos, por los recortes de financiación en programas científicos y el clima político establecido por el presidente estadounidense.
La Generalitat presentó a principios de esta semana el programa Catalunya Talent Bridge, con el objetivo de incorporar a 78 investigadores en los próximos tres años, 26 de ellos en este mismo ejercicio. El Govern tiene previsto destinar 30 millones de euros para financiar la llegada de estos trabajadores. La estrategia se estructura a partir de convocatorias extraordinarias de programas ya en marcha como ICREA (investigadores senior con trayectoria excelencia), Pla Serra Húnter (profesor lector y distinguido por las universidades) y Beatriu de Pinós (postdoctorales con alto potencial).
La Comisión Europea quiere facilitar empleo permanente y la Generalitat ha movilizado 30 millones
Todos los centros de investigación consultados ven en esta situación una oportunidad, aunque sin olvidar que se trata de una proceso con dificultades. “Tenemos que estar atentos a ver cómo se desarrollan estos programas, pero no olvidemos que la brecha salarial entre Estados Unidos y Catalunya es muy amplia”, comenta el director del centro de investigación del Hospital Sant Joan de Déu, Joan Comella.
Desde el Centro de Regulación Genómica, el director Luis Serrano apunta que además de los salarios, estos profesionales altamente cualificados suelen necesitar un equipo de varios investigadores para llevar a cabo los proyectos. Y aún peor, suelen precisar de laboratorios y otras infraestructuras que ahora no están disponibles. “Está muy bien que se pongan a disposición 30 millones de euros pero también sería necesario ampliar la infraestructura actual”, comenta el director. En el caso del CRG, el espacio está completo, así que sería materialmente imposible acoger a los investigadores estadounidenses.
Recortes en materias como vacunas o clima
“La investigación vive una
caza de brujas” en la Universidad de Pensilvania
Dolores Albarracín, una doctora en Psicología de la Universidad de Pensilvania, ya ha pedido cita al consulado español de Nueva York para iniciar los trámites para solicitar la nacionalidad española. Natural de Argentina y afincada en Estados Unidos, esta investigadora está atemorizada. “El clima en la universidad es terrible, parece que hay una caza de brujas”, lamenta en una conversación telefónica.
De un día para otro, Albarracín ha visto desaparecer su proyecto de investigación, en el que estaban implicadas 20 personas bajo su cargo. “Nos dedicábamos a conocer los efectos de las políticas de vacunación contra el sida y, más concretamente, los efectos de permitir excepciones por motivos religiosos”, apunta.
El proyecto empezó hace dos años y tenía que acabar dentro de tres. Aún estaban disponibles 3 millones de dólares para invertir, pero la Administración estadounidense ha cerrado el grifo y todos los esfuerzos han quedado en vano. “Es un drama, especialmente para los investigadores jóvenes que dependen económicamente de estos proyectos de investigación. En cambio, los profesores tenemos un sueldo base que nos permite subsistir”, añade Albarracín, que es la directora de la división de comunicación de ciencias del centro Annenberg de políticas públicas.
Albarracín asegura que lo que le ha sucedido no es un caso aislado, al contrario. “En las últimas semanas han ido apareciendo una serie de listados con temas de investigación prohibidos. Primero llegaron las listas que afectaban a la investigación de ciertas enfermedades, después llegaron las listas relacionadas con las políticas de personas transgénero. Más adelante, se restringieron los proyectos vinculados con políticas de vacunación, que provocaron la caída de mi proyecto, y después llegaron los recortes a proyectos de investigación sobre el clima”, asegura.
A causa de estas amenazas, Albarracín quiere dejar Estados Unidos porque el ambiente le parece irrespirable. “De los recortes a la investigación se sobrevive, eso ya ha ocurrido en el pasado, pero es imposible trabajar con estos ataques directos a la libertad académica. Eso no tiene precedentes”, lamenta.
De momento, Albarracín quiere conseguir la nacionalidad española con la idea de trasladarse a este país, donde tiene raíces familiares y vínculos afectivos. Todavía no ha llamado a las puertas de ninguna universidad –quiere tomarse un año sabático– pero lo considerará en el futuro. “En España hay centros muy buenos”, opina.
Por su parte, el vicepresidente de Barcelona Global y socio fundador de la gestora Asabys Partners, Josep Lluís Sanfeliu, apunta a la necesidad de generar una fiscalidad competitiva para facilitar la llegada de estos científicos. Fuentes de esta asociación empresarial barcelonesa señalan que, actualmente, los investigadores estadounidenses se podrían acoger al régimen de impatriados que durante los primeros cinco años de residencia en el país facilita un régimen fiscal favorable.
En todo caso, el ecosistema científico, tecnológico y académico de Barcelona apunta que todavía es muy pronto para conocer el alcance del fenómeno. Desde la asociación Tech Barcelona, que representa al sector digital, “no se ha detectado ningún movimiento salvo entre los ciudadanos estadounidenses que viven a caballo entre EE.UU. y Barcelona, que tienen intención de pasar más temporadas en la capital catalana”, comenta un portavoz.
El interés es incipiente y hay dificultades: los bajos salarios respecto a EE.UU. y la escasez de laboratorios
La mayoría de centros de investigación punteros de la ciudad tampoco tienen constancia de movimientos. Salvo el CRG y el IRBB, el resto de centros consultados desconocen este interés. Es el caso del Barcelona Supercomputing Center (BSC), el Instituto de Ciencias Fotónicas (ICFO) o la Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados (ICREA). Fuentes de esta última entidad apuntan que “es improbable que nadie llame, ya que la institución hace una única convocatoria anual a la que suelen acceder científicos de EE.UU”. De hecho, este colectivo de norteamericanos representa el 15% de los contratos totales del centro pero, de momento, hay que esperar a la próxima convocatoria para conocer el impacto.
También desde el mundo académico consideran que todavía es demasiado pronto para ver los efectos del fenómeno. Desde la Universitat Pompeu Fabra, una portavoz asegura que “hay investigadores que se han puesto en contacto de manera informal para explorar la posibilidad de venir a hacer investigación, pero todavía no hemos recibido ninguna petición formal”. En el mundo de las escuelas de negocio, fuentes del IESE aseguran que hoy por hoy no han recibido ninguna llamada y que esperan a este verano, cuando se abre el mercado de profesorado, para recibir posibles propuestas.
Tijeretazo a todas las materias climáticas
“El ambiente es pesado para estudiantes y profesores” en la Universidad de Ohio
«Creo que todos los estadounidenses queremos tener el agua clara y purificada. Nunca antes había habido recortes a la investigación científica relacionada con esta materia”, relata sorprendida Audrey H. Sawyer, doctora especializada en Hidrología que trabaja en la escuela de Ciencias de la Tierra de la universidad The Ohio State University.
Con un catalán fluido, Sawyer relata que “el clima en la universidad es muy pesado, tanto para los profesores como para los estudiantes”. Esta investigadora ya tenía intención de trasladarse a España antes de que Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos. Por motivos profesionales, había solicitado entrar en el programa Atrae del Gobierno para colaborar con la UPC y el centro IDAEA-CSIC. Y ahora, viendo el panorama, quiere mudarse definitivamente a Europa.
Sawyer lamenta “estar viendo recortes en disciplinas que tradicionalmente habían estado apoyadas por los dos partidos políticos, ya sea el agua o la investigación para combatir el cáncer”.
Además, asegura que varios departamentos de ciencias y de ingeniería están frenando la incorporación de estudiantes para el próximo curso a causa de la incertidumbre sobre la llegada de fondos destinados a investigación. A la larga, apunta, eso podría mermar la fuerza laboral técnica de Estados Unidos.
En su caso particular, lamenta haber sufrido pérdidas de profesionales muy preparados. “Colaboradores del Gobierno han sido despedidos y eso se hace notar porque facilitan un importante conocimiento y experiencia a la investigación”. A menudo Sawyer trabaja codo con codo con el departamento de Agricultura y otras agencias estatales para llevar a cabo sus proyectos.
Sawyer también comenta que recientemente había recibido una ayuda para colaborar con el departamento de Agricultura y estudiar la calidad del agua en pequeñas granjas de Ohio, pero que la llegada de los fondos se ha paralizado de forma indefinida. De hecho, los proyectos vinculados con los recursos naturales y el clima se encuentran entre los más afectados por los recortes.
Sawyer se trasladará a Europa pero duda que el fenómeno ocurra en masa. “Todavía es muy pronto para saber los movimientos que habrá pero los factores que llevan a mudarse al extranjero son complejos y personales, particularmente para los profesionales con carreras en etapas medias o avanzadas, cuando coincide el momento de cuidar de los hijos o de los padres”.