Firmeza europea ante China

Se sabía que la cumbre iba a ser tensa y que iba a aportar pocos resultados concretos más allá de una declaración conjunta en materia del clima. Pero las autoridades europeas decidieron embarcarse igualmente en un viaje hacia China para hablar claro frente al gigante asiático. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, acostumbrada a recurrir al lenguaje diplomático en los escenarios peliagudos, fue franca al decir basta a Pekín ante las enormes trabas que impone el gigante asiático a las empresas europeas para competir en igualdad de condiciones.

Durante la cita para conmemorar el 50º aniversario de las relaciones diplomáticas entre los dos bloques celebrada este jueves en la capital china –Xi se negó a viajar a Bruselas– , Von der Leyen llegó a advertir de un “punto de inflexión” por el enorme desequilibrio comercial que sufre Europa.

“Se lo he dicho a los líderes chinos: para que el comercio sea mutuamente beneficioso, debe ser más equilibrado”, aseguró la alemana, compareciendo al lado del presidente del Consejo Europeo, António Costa, tras una reunión concentrada en apenas unas horas.

En un contexto global marcado por la guerra comercial iniciada por Donald Trump, los ataques del presidente estadounidense propiciaron hace unos meses un acercamiento entre ambas potencias, pero poco a poco se han ido enfriando las posturas. Todo terminó sin ningún comunicado conjunto ni en materia económica ni de acercamiento geopolítico.

La presidenta de la Comisión Europea tiró de datos para justificar sus palabras. Hoy en día, China envía a la UE el 14% de todas sus exportaciones, mientras Europa solo lo hace en un 8%. Una situación desventajosa que, según Von der Leyen, se debe principalmente “al aumento de las distorsiones comerciales y las barreras de acceso al mercado”. Según los cálculos comunitarios, este déficit comercial fue el año pasado de 300.000 millones de euros.

Europa también acusa a Pekín de utilizar su monopolio en las llamadas tierras raras como herramienta de presión, y hubo llamamientos para evitar cuellos de botella en las exportaciones. Bruselas reclama un “suministro en el que pueda confiar” de estas materias primas esenciales para industrias estratégicas europeas como la defensa o la automoción.

La presidenta de la Comisión Europea afea a Pekín sus prácticas comerciales injustas

Precisamente por estas prácticas comerciales, Europa ha terminado imponiendo aranceles sobre los coches eléctricos chinos, subvencionados por el gobierno de Xi Jinping, un tema que no mencionaron durante la cumbre mientras ambas partes buscan la manera de encontrar un acuerdo para lograr unos precios mínimos. Para responder, China tomó represalias contra las exportaciones de brandy, carne de cerdo y productos lácteos europeos, unos castigos que este jueves también denunció Von der Leyen. Además, defendió que Pekín debe hacer más por abrir el paso a las empresas europeas a su mercado en sectores como la carne, los cosméticos y los productos farmacéuticos.

Son tantas las diferencias que hoy en día separan a Europa de China que la sola celebración de esta cumbre ya puede considerarse exitosa. El presidente chino, Xi Jinping, fue más discreto: lo único que trasladó en público fue su confianza en que China y la UE –que describió como “fuerzas constructivas del multilateralismo y la apertura”– fortalezcan la “comunicación” y “fomenten su confianza”. “Pese a nuestras diferencias, que las tenemos, podemos encontrar soluciones pragmáticas”, sostuvo Von der Leyen.

En la rueda de prensa final la líder comunitaria no se mordió la lengua al hablar del otro gran asunto que preocupa a Europa respecto a China: su amistad con la Rusia de Vladímir Putin.

La cuestión ucraniana es algo que siempre ha generado una cierta incomodidad entre ambos bloques. China sigue negando que haya suministrado armamento letal a Moscú, y también ha protestado formalmente porque Bruselas incluyese en el decimoctavo paquete de sanciones a Rusia a dos entidades bancarias chinas –por prestar servicios de criptomoneda que ponían trabas a los efectos de las represalias económicas contra Moscú– y a cinco empresas con sede en este país.

Sin embargo, una revelación reciente sobre una conversación entre el ministro de Exteriores chino, Wang Yi, y la jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, mostró el interés de Pekín en el conflicto. Según avanzó The South China Morning Post y pudo confirmar este diario, el titular chino aseguró ante Kallas que Pekín no se puede permitir que Rusia pierda la guerra en Ucrania porque esto les pondría en la diana de EE.UU. A su juicio, si esto sucediera, entonces Trump tendría barra libre para concentrarse en el Indo-Pacífico, su teatro de operaciones predilecto, y desviar su atención hacia el gigante asiático.

“China tiene influencia sobre Rusia, al igual que la UE tiene influencia sobre Ucrania, y esperamos que China utilice esta influencia para garantizar que Rusia se presente con seriedad a la mesa de negociaciones”, aseguró Von der Leyen en Pekín.

El único resultado concreto de la cumbre es una declaración conjunta en materia de clima

El único avance concreto de la cumbre fue una declaración conjunta en materia climática, forjada por la vicepresidenta comunitaria Teresa Ribera, en que ambas partes acordaron liderar los esfuerzos globales para defender el Acuerdo de París y respetar los compromisos de reducción de emisiones.

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