
La guerra arancelaria tiene un coste incluso para los países, como España, que parecen más protegidos por su onda negativa, sea por el buen comportamiento interno de la economía, como por la menor exposición directa. Es la conclusión a la que llega la Fundación de Cajas de Ahorro (Funcas) que ha rebajado tres décimas su previsión de crecimiento para España tanto para este año, que quedaría en un 2,3%, como para el 2025, cuando se situaría en el 1,9%.
Es un cálculo a partir de un escenario relativamente optimista en que la presión de los mercados obligue a suavizar las medidas proteccionistas. Sin embargo, aunque se suavice, habría un impacto directo de los aranceles en las exportaciones y también de la desaceleración de la economía norteamericana y sus derivadas en los mercados europeos.
Un crecimiento del 2,3% este año que sitúa a España muy por encima de la media europea. “Es un nivel indudablemente cómodo, confortable, sobre todo, si nos comparamos con lo que está ocurriendo globalmente”, ha señalado el director general de Fun cas, Carlos Ocaña.
La razón de este mayor crecimiento es doble. Por un lado, el menor exposición a los aranceles norteamericanos, pero por otro, también un ciclo expansivo del consumo privado, y un aumento de la inversión en vivienda. Los hogares tienen un ahorro acumulado importante lo que permite el consumo, y además, todos los indicadores apuntan hacía un aumento de la inversión en construcción. “Aunque queda lejos de cubrir la brecha actual entre vivienda y necesidades, por lo menos se reactiva la inversión residencial”, ha afirmado Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas.
Otro elemento que cambia en el crecimiento de este año es que la actividad dependerá exclusivamente de la demanda interna, que aportará 2,6 puntos de PIB este año. En cambio, el sector exterior, restará tres décimas, lo que supone un comportamiento muy por debajo de los últimos tres años, cuando tuvo un papel importante en el crecimiento de la actividad .
Respecto al empleo, la moderación del crecimiento se trasladará también al mercado laboral, aunque el paro seguirá bajando. La previsión es que en el 2026 se sitúe por debajo del 10%. Sin embargo, la pérdida de vigor en la creación de puestos de trabajo es evidente, con los 360.000 que se prevén este año, frente a la media de 550.000 creados en los dos últimos años.