Grifols, un año en la trinchera

“Mañana publicaremos un informe sobre una empresa con un alto nivel de apalancamiento de más de 10.000 millones de dólares. Sus acciones cotizan en España. Aunque las maniobras de la empresa nos recuerdan más a NMC Health que a Let’s Gowex, creemos que las acciones no son aptas para invertir y llegarán a cero, tal como sucedió con las acciones de Let’s Gowex”.

Con este mensaje en la red social X, Gotham City Research anunciaba la noche del domingo 8 de enero del 2024 que ya tenía nuevo objetivo para lanzar su ataque bajista. La fantasmagórica compañía se disponía a repetir jugada en España, pero esta vez, en vez de asaltar una empresa emergente como Gowex, la presa era nada menos que un Ibex-35. La mañana siguiente, empezó la tormenta perfecta para Grifols. De un plumazo, 4.000 millones de euros de capitalización bursátil se esfumaron y, con ellos, lo que es peor, la confianza del mercado.

La compañía no ha logrado recuperar su valor en bolsa, aunque muchos analistas sitúan la acción al alza

Un año después, la multinacional catalana sigue en la trinchera. La compañía no ha logrado recuperar su valor en bolsa pese a los grandes esfuerzos que ha hecho para restaurar su credibilidad. La acción de clase A cotiza en torno a los 9,50 euros, lo que sitúa la capitalización bursátil en torno a los 6.000 millones de euros, y sólo ha logrado escalar por encima cuando la eventual opa de la familia junto al fondo canadiense Brookfield estuvo sobre la mesa. Sin embargo, muchos analistas creen en la empresa. Alantra sitúa el valor de la acción en 10,30, y otras casas también aportan valoraciones superiores a la cotización, como Barclays (13 euros) JB Capital (18 euros); Berenger (19,40 euros) o Santander (27 euros).

La clave de la recuperación del valor de la compañía parece ser que estará en la presentación de resultados del año 2024, prevista para febrero. Tras el fracaso de la opa, el propio consejero delegado, Nacho Abia, explicó que todo el foco está puesto en el negocio. “Vamos a conseguir unos resultados excelentes”, comentó en un encuentro con periodistas.

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Oficinas de la farmacéutica Grifols ubicada en Sant Cugat

La previsión es que la compañía crezca un 7%, obtenga un resultado operativo bruto (ebitda) superior a los 1.800 millones, sitúe su deuda financiera neta por debajo de las 4,5 veces el ebitda (en realidad, se situará en 5,5 veces, pero el propio acuerdo con sus acreedores no contempla en el cálculo todo el pasivo) y finalmente logre generar flujo de caja libre. Si se echa un vistazo a los tres primeros trimestre del año, la compañía avanza con buen pie para lograr todos los objetivos o incluso superarlos.

En paralelo a la evolución en el mercado, Grifols libra otra batalla en el frente judicial. A los pocos días del informe de Gotham, la multinacional de hemoderivados respondió con una demanda por difamación en un juzgado de Nueva York contra el fondo bajista liderado por Daniel Yu. El objetivo es que los acusados paguen para resarcir “los daños financieros y reputacionales causados a la compañía y a sus partes interesadas”.

El proceso se activó el pasado diciembre. Gotham pidió el archivo con el argumento de que sus acusaciones son “sustancialmente ciertas” en base a las conclusiones de la investigación que realizó la CNMV cuando estalló la crisis. “Las conclusiones de la CNMV identificaron deficiencias en las presentaciones públicas de Grifols que el informe de Gotham había identificado anteriormente”, afirma el texto de la defensa. Por su parte, la multinacional señala que Gotham sabía que sus afirmaciones eran falsas. Como prueba, indica que el fondo bajista no se creyó su propia valoración de que las acciones valían cero euros y vendió su participación antes de alcanzarla.

Que Gotham utilice como base de su defensa el informe de la CNMV no deja de ser paradójico. El propio regulador bursátil ha desencadenado una denuncia contra el fondo bajista que la Fiscalía Anticorrupción ha hecho suya y que ya se investiga en la Audiencia Nacional. Grifols se ha personado a través de un equipo legal de primer nivel, Uría, CMS y Martell Abogados, mientras que Gotham ha confiado en los despachos SLJ y RRBS Legal.

Hay un tercer frente. La caída de la cotización ha supuesto una puerta de entrada para varios fondos activistas. Mason Capital, Flat Footed y Sachem Head afloraron un 7,7% de acciones de clase A, lograron una silla en el consejo de administración para un veterano en la industria con algún borrón en su currículum y exigieron la dimisión de varios miembros del consejo de administración.

La última batalla de estos ‘hedge funds’ es tratar de descabalgar a Tomàs Dagà, abogado próximo a la familia Grifols, del consejo de administración. El cofundador del despacho Osborne Clarke pertenece a la generación de directivos liderada por Víctor Grifols Roura, que transformó un grupo industrial español en una compañía global. De hecho, es considerado uno de los principales estrategas de la multinacional de los últimos 30 años.

El trabajo de Grifols en los doce últimos meses para dar la vuelta a la desconfianza del mercado tras el informe de Gotham es encomiable. La compañía ha fichado a Nacho Abia para liderar una nueva etapa como consejero delegado, la familia fundadora se ha retirado de las funciones ejecutivas, ha respondido a todos los requerimientos de la SEC y de la CNMV, ha cerrado la venta de su participada china Shanghai Raas por 1.629 millones para reducir deuda, ha refinanciado más de 2.000 millones de deuda y ha logrado enderezar el negocio tras el bache de la covid. ¿Cuál es el siguiente paso? La publicación de los resultados anuales en febrero. Si Grifols cumple con los objetivos, tal vez esté en posición de abandonar la trinchera y ganar la batalla por la confianza del mercado.

La crisis, en tres actos

La principal acusación del primer informe de Gotham City Research se centraba en la relación entre Grifols y Scranton, sociedad accionista de la propia multinacional que es propiedad de miembros de la familia Grifols y exdirectivos. El fondo apuntó que la farmacéutica vendió las empresas BPC Plasma y Haema a esta sociedad pero las continuó consolidando. De esta forma, aseguraba que Grifols manipulaba contablemente a su favor el ebitda y el endeudamiento neto. La multinacional respondió que se había aplicado la normativa contable NIIF 10 y que no existía irregularidad alguna.
Tres meses después, la CNMV desactivó el ataque de Gotham, aunque sin ahorrarle una reprimenda a la farmacéutica catalana. El regulador bursátil confirmó los estados financieros y el endeudamiento de Grifols y avaló que “las operaciones entre partes vinculadas” en que el fondo bajista detectó posibles irregularidades se realizaron “en condiciones/precios de mercado”. Sin embargo, el organismo afeó la información que Grifols transmitía al mercado en indicadores como el ebitda y el ratio de deuda respecto al ebitda y pidió clarificar el método de cálculo. De esta forma, exigió una reexpresión de las cuentas anuales.
Finalmente, en septiembre, la CNMV abrió un expediente sancionador contra la compañía y Gotham. Grifols apuntó que la sanción no superaba el millón de euros. La peor parte se la llevó el fondo bajista. El organismo regulador trasladó a la Fiscalía toda la información sobre la posible conducta manipuladora de mercado.

La opa de exclusión que no fue

A principios de julio, la familia Grifols y el fondo canadiense Brookfield exploraron la posibilidad de lanzar una opa de exclusión sobre la compañía. La posibilidad de esta operación dio aire a las acciones, que llegaron a superar los 11 euros en algunas sesiones. Sin embargo, todo se vino abajo a mediados de noviembre, cuando el consejo de administración rechazó la aproximación de Brookfield a 10,5 euros por acción de clase A, al considerar la oferta demasiado baja.

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