
Israel prepara el terreno para entrar en Ciudad de Gaza con una gran oleada de bombardeos.
El último objetivo de la aviación son los edificios altos que quedan en pie en la capital de la franja, alrededor de los cuales miles de personas acampan en las ruinas. La torre Mushtaha, de doce plantas fue derribada el jueves, a la que le siguió el bloque más alto del enclave, la torre Sussi, el viernes. Los bombardeos sobre la infraestructura vital del enclave se han intensificado en los últimos días, mientras que el ejército israelí asegura que controla el 40% de la ciudad.
Miles de persones “en medio de condiciones humanitarias catastróficas”, dice Mazen desde Gaza
Este mismo fin de semana, el portavoz en árabe de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), Avichay Adraee, pidió, en un mensaje publicado en X, la evacuación inmediata de todos los civiles de Gaza y el traslado a la “zona humanitaria” de Al Mawasi, en Jan Yunis, en la costa del enclave. En el mismo comunicado, el militar promete “mejores servicios humanitarios”. Pero, tras infinitos desplazamientos forzosos, los gazatíes desconfían de las garantías de seguridad del Gobierno israelí.
“Ni un solo metro está a salvo de los misiles”, asegura a ‘La Vanguardia’ Mazen, desde Gaza, donde ayer vieron llover panfletos israelíes con órdenes de abandonar el lugar. Les sorprende que Al Mawasi haya sido declarada “única zona segura” y que otros campos de refugiados como Deir el Balah hayan sido excluidos.
Tras el anuncio, una gran marcha de gazatíes ha emprendido el rumbo al sur “a gran ritmo, en medio de condiciones humanitarias catastróficas”, explica Mazen. “Las familias viven en el suelo, sin lo básico para sobrevivir, mientras las demoliciones y la destrucción persisten”, describe.
La falta de alimentos –la ONU ha declarado oficialmente la situación de hambruna en la franja– condiciona la movilidad de familias con pocas fuerzas para volver a huir. Según el gazatí, “el hambre y los precios disparados de la comida son una realidad insoportable”. A pesar del aumento de la entrada de camiones con ayuda humanitaria en el último mes, Mazen explica que la situación “empeora cada día”.
En las últimas 24 horas, el Ministerio de Salud de Gaza reportó al menos 46 muertos por ataques israelíes, 44 de ellos en la capital, que se ha convertido en el campo de la batalla final de Beniamin Netanyahu. El primer ministro ha prometido que este será el último asalto contra Hamas, que aún retiene al menos a 50 rehenes (tan sólo 20 de ellos con vida).
Según explicó el domingo, unos 100.000 habitantes ya han abandonado Ciudad de Gaza, la más grande del territorio palestino. Estimaciones recientes de la ONU señalan que cerca de un millón de personas viven en la ciudad y sus alrededores.
“Estamos ampliando nuestras operaciones en la periferia y en la propia Ciudad de Gaza”, dijo Netanyahu ante sus ministros al inicio de la reunión semanal del Gobierno, según un video difundido por su oficina. “Destruimos infraestructuras terroristas y demolimos torres utilizadas para el terrorismo”, agregó.
La presión internacional para que Israel ponga fin a la guerra crece día a día. La flotilla con ayuda humanitaria sigue su rumbo desde Barcelona hasta las playas de Gaza y, desde la Casa Blanca, Donald Trump presiona para conseguir un acuerdo rápido de alto el fuego, sin mucho éxito por el momento.
A menos de un mes del segundo aniversario de los ataques de Hamas del 7 de octubre, el número de víctimas en la franja asciende a más de 64.000. El enclave palestino ha quedado totalmente arrasado, a la espera de un armisticio que no llega