Frente a la indignación global por los terribles estragos de la desnutrición en Gaza, Israel anunció ayer la implementación de “pausas tácticas” diarias para que se distribuya ayuda humanitaria en tres zonas del enclave palestino, además de “rutas seguras” para la circulación de los camiones, a cargo de la ONU y de otras organizaciones humanitarias.
Las medidas apuntan, según el ejército hebreo, a “incrementar la ayuda que entra” en la franja, donde se está extendiendo la hambruna debido al asedio alimentario que Israel ha impuesto desde marzo y que solo este julio ha matado a 68 personas –de un total de 133, desde octubre del 2023–.

Palestinos abalanzándose sobre los sacos de harina de un camión de ayuda humanitaria en Zikim, al norte de Gaza, ayer
Pese a estas medidas, Israel no frena sus ataques: ayer mató al menos a 23 palestinos que buscaban comida
De acuerdo con el ejército, cada día entre las diez de la mañana y las ocho de la noche, “hasta nuevo aviso”, sus ataques cesarán en la ciudad de Gaza (norte), Deir el Balah (centro) y Al Mawasi (sur), tres áreas en las que no hay presencia de tropas israelíes y en las que se concentra la mayor parte de la población, con cientos de miles de desplazados.
En el caso de las denominadas “rutas seguras” –que el ejército aún no ha detallado públicamente–, estarán habilitadas de seis de la mañana a once de la noche. Una medida reclamada largamente por las agencias de la ONU y las oenegés porque, aunque Israel ha estado permitiendo un goteo de camiones desde mediados de mayo, mucha de esa ayuda no podía ser recogida por los trabajadores humanitarios debido al riesgo de saqueos o de ser alcanzados por ataques.

“No habrá más excusas”, dijo en tono acusador el primer ministro israelí, Beniamin Netanyahu, quien también señaló que Israel solo autorizará “una entrada mínima de suministros humanitarios”. Su mensaje, en una base aérea del Neguev, parecía destinado a apaciguar a sus socios ultranacionalistas en el Gobierno. Su ministro de Seguridad, Itamar Ben-Gvir, denunció haber sido excluido de la reunión de gabinete en la que se tomó la decisión y la criticó como “una capitulación”.
Desde Escocia, su aliado Donald Trump anticipó sin entrar en detalles que Estados Unidos “va a ofrecer más ayuda” y, en la línea de Israel, lanzó: “No creo que haya hambruna en Gaza”.
Por su parte, el coordinador humanitario de la ONU, Tom Fletcher, ha prometido que sus equipos en el terreno “harán todo para llegar a la mayor cantidad posible de personas hambrientas”. El Programa Mundial de Alimentos recibió asimismo con agrado las medidas israelíes y deseó que “permitan un aumento de la asistencia alimentaria urgente sin mayores demoras”.

El cambio de postura de Israel, sin embargo, no ha impresionado a todos. Si bien consideró “esencial” este anuncio, el ministro de Exteriores del Reino Unido, David Lammy, advirtió que “llega demasiado tarde” y “no puede, por sí solo, aliviar las necesidades de quienes sufren desesperadamente en Gaza”. El funcionario británico reclamó “un alto el fuego” definitivo y “la entrada de ayuda por tierra sin restricciones”, una petición similar a la que el canciller alemán, Friedrich Merz, hizo ayer a Netanyahu por teléfono.
A la par de sus anuncios, Israel también reanudó el sábado por la noche los lanzamientos aéreos de ayuda, un controvertido método de reparto que, en el pasado, derivó en muertos y heridos por el impacto de los paquetes, las peleas entre los residentes hambrientos y el ahogamiento de personas que, desesperadas, se lanzaban al mar a recogerlos.
Mientras la fuerza aérea israelí lanzó siete palés de comida en la madrugada del domingo –y en redes sociales se observaron vídeos de disputas entre palestinos por llevarse envases de harina–, aviones militares de Jordania y los Emiratos Árabes Unidos arrojaron otras 25 toneladas durante el día. “Es un insulto para nosotros, somos un pueblo que merece dignidad”, cuestionó Masad Ghaban desde Beit Lahia, que no pudo recoger nada de las migajas de ayuda arrojadas desde el cielo.

Palestinos cargando sacos de harina en Zikim
Para Hamas, los últimos movimientos de Israel tienen como objetivo “blanquear su imagen ante el mundo e intentar eludir el derecho del pueblo palestino a levantar el bloqueo”. Y el doctor Muneer al Boursh, director general del Ministerio de Salud gazatí, instó a que se permita una entrada masiva de suplementos y otros insumos para tratar la desnutrición. “Esta pausa humanitaria no servirá de nada si no se convierte en una verdadera oportunidad para salvar vidas”, sentenció.
Al margen de estas medidas, Israel ha aclarado que no frenará sus ataques. Ayer mató a más de 50 palestinos, incluidos al menos 23 que esperaban ayuda: 13 víctimas se dirigían a un centro de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza en Nuseirat (centro), y una decena aguardaban por camiones cerca del puesto militar de Zikim, al norte del enclave.