
Por tercer día consecutivo, el humillante reparto militarizado de ayuda en Gaza volvió a teñirse de sangre y caos. Fuentes sanitarias de la franja confirmaron que al menos 27 palestinos murieron y más de 150 resultaron heridos por los disparos del ejército israelí, que esta vez sí reconoció haber tiroteado a supuestos “sospechosos”, aunque evitó referirse a sus muertes.
Desde el domingo, la escena es calcada. Miles de civiles hambrientos, desesperados por obtener algo de comida, caminan de madrugada en Rafah (sur) hacia uno de los puntos de distribución de la llamada Fundación Humanitaria de Gaza (GHF), el grupo de contratistas privados de Israel y EE.UU. que cada día se encarga de repartir cajas con unos pocos víveres para maquillar la hambruna inducida por tres meses de bloqueo israelí. Hasta que comienzan los disparos hacia la multitud, que solo el domingo asesinaron a 32 gazatíes y tres más el lunes.
Reconocimiento oficial
Israel admitió haber abierto fuego contra “sospechosos” que supuestamente se desviaron de las rutas de entrada
Según relataron testigos a Associated Press, los tiros se iniciaron alrededor de las cuatro de la mañana de ayer y, como el domingo, llegaron “desde todas direcciones”, precisó Rasha al Nahal, quien contó más de una decena de heridos. Aun así, llegó al punto de entrega, solo para descubrir que ya no quedaban paquetes: “Preferimos morir que lidiar con esto. La muerte es más digna que lo que nos está pasando”, lamentó.
Otros testigos indicaron a Reuters que nadie supervisó la entrega de suministros ni verificó identificaciones, frente a una multitud apiñada que intenta sobrevivir con algunas provisiones. “Es un caos absoluto y una humillación total, y la gente no tiene más remedio que seguir viniendo porque no hay comida en Gaza”, enfatizó un hombre que prefirió no ser identificado y que dijo tener suerte de haber esquivado las balas.
El Comité Internacional de la Cruz Roja informó que en su hospital de campaña en Rafah recibió a 19 personas que fueron declaradas muertas en el lugar, mientras que otras ocho fallecieron poco después. También atendió a 157 heridos, entre ellos 35 que necesitaron “intervención inmediata”.
A diferencia de días anteriores, el ejército israelí admitió haber abierto fuego contra “varios sospechosos” que supuestamente se desviaron de las rutas de entrada, a 500 metros del sitio de distribución. “Las tropas realizaron disparos de advertencia y, al no lograr que se retiraran, hubo tiros más de cerca contra sospechosos que avanzaban hacia las tropas”, declaró el ejército, añadiendo, como es costumbre y sin que ofrezca resolución, que está “investigando” lo ocurrido y las víctimas.
La GHF, en línea también con el resto de sus comunicaciones, señaló que completó la entrega de 21 camiones de comida (no es posible verificarlo de forma independiente) “sin incidentes” y que los disparos sucedieron “fuera” de su centro, en un área “que sigue siendo una zona de guerra activa”. Mientras se esfuerza en mostrar operaciones “exitosas”, la fundación , que ya perdió a su director ejecutivo horas antes de empezar su tarea el 26 de mayo, ahora afrontaría otra salida de peso. Según The Washington Post , el Boston Consulting Group, consultora que ayudó a diseñar el esquema y poner en marcha su actividad en coordinación cercana con Israel, decidió terminar el contrato con GHF. El medio cita a tres fuentes cercanas de ambas firmas para señalar que esto podría dificultar la continuidad de la fundación.
Traslado forzoso
Bombardeados y llevados a la hambruna, los gazatíes también se ven desplazados a zonas cada vez más reducidas
Jeremy Laurence, portavoz del Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, calificó de “inconcebibles” los tiros contra civiles y advirtió de que tanto estos ataques como la obstrucción deliberada de la entrada de ayuda pueden constituir crímenes de guerra. “A los palestinos se les presenta una de las elecciones más atroces: morir de hambre o arriesgarse a ser asesinados al intentar llegar a los escasos alimentos que se están proporcionando a través del mecanismo de asistencia militarizada de Israel”, deploró Laurence.
A la vez que son bombardeados y llevados a la hambruna por Israel, los civiles de Gaza también se ven desplazados a zonas cada vez más reducidas. El ejército ha añadido más barrios de Jan Yunis a sus órdenes de traslado forzoso y sigue ampliando su invasión terrestre tanto en el sur como en el norte. Así, el 80% del enclave palestino está hoy sujeto a control militar o bajo advertencia de evacuación de Israel.