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Los aranceles, inmigración y el déficit fiscal foman la tormenta perfecta, como sugiere Powell.
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Powell defiende la independencia de la FED y sostiene la postura de esperar datos.
La torre de marfil de la Reserva Federal (Fed), tradicionalmente aislada de las tormentas políticas de Washington, muestra grietas visibles. Desde Chicago, su presidente Jerome Powell envió un mensaje en el que se refiere a las ondas sísmicas generadas por las políticas de Donald Trump, las cuales han llegado hasta el corazón de la política monetaria. Aranceles, inmigración, déficit… la agenda presidencial de Trump se convirtió en el principal factor de «incertidumbre sin precedentes» para la Fed, que camina sobre una cuerda floja cada vez más tensa, como lo sugiere Powell.
En un discurso ante el Economic Club of Chicago (ECC), el presidente de la Reserva Federal admitió que la institución enfrenta uno de sus desafíos más complejos en décadas. Esto es navegar el impacto económico de las políticas del gobierno de Trump, marcadas por aranceles comerciales récord, restricciones migratorias y un déficit fiscal insostenible.
«Nos movemos en un terreno incierto. Las nuevas políticas podrían alejarnos temporalmente de nuestros objetivos de máximo empleo e inflación estable», reconoció Powell, en una de sus declaraciones más explícitas sobre los riesgos que plantea la agenda de la administración Trump.
Sus palabras resonaron en el escenario de una de las organizaciones cívicas y empresariales más prestigiosas e influyentes de Estados Unidos. El del ECC, que funciona como un foro de alto nivel donde líderes del mundo de los negocios, las finanzas, la política, la academia y otros sectores se reúnen para discutir temas económicos, sociales y políticos relevantes.
Las políticas de Trump sacuden la economía
Powell detalló las cuatro áreas clave que preocupan a la Fed, que son: el comercio, la inmigración, la política fiscal y la regulación financiera. Luego dijo exactamente por qué le preocupan.
En lo que se refiere a los aranceles, señaló que estos son «mucho más altos de lo anticipado» y podrían elevar la inflación, así como frenar el crecimiento. Advirtió que el efecto podría ser «más persistente» si las empresas trasladan los costos a los precios de los productos, un efecto que impactará de manera directa en los bolsillos de los estadounidenses.
A Powell también le preocupa la caída abrupta de la inmigración, que había sido un motor de crecimiento en los últimos años. «El crecimiento de trabajadores se ha estancado», afirmó, aunque señaló que la demanda laboral también ha disminuido, manteniendo la tasa de desempleo estable por ahora. Sin embargo, la incertidumbre generada por los cambios políticos está afectando la confianza de empresas y hogares, lo que podría frenar la inversión y el consumo.
El escenario que Powell describe es complejo: un posible aumento simultáneo de la inflación y el desempleo, una situación que complica las decisiones de política monetaria. «Nuestra herramienta solo aborda uno de esos dos problemas a la vez», admitió, subrayando que la Fed evaluará cuidadosamente la distancia de la economía a cada objetivo y los plazos para alcanzarlos. Por ahora, la Fed adopta una postura de espera, analizando datos y riesgos antes de ajustar su política.
El tercer eje de las preocupaciones de la Fed es el déficit fiscal y sobre ello, Powell enfatizó que el déficit federal de EE. UU., que alcanzó los 1,31 billones de dólares en los primeros seis meses del 2025, requiere atención urgente.
Criticó la tendencia de los políticos a centrarse en recortar el gasto discrecional, que representa una parte pequeña y decreciente del presupuesto federal. Esto, mientras que los programas de salud como Medicare y Medicaid, junto con la Seguridad Social y los crecientes pagos de intereses, son los principales impulsores del gasto.
Además, subrayó que abordar estos programas requiere un esfuerzo bipartidista, dado su peso político y social. Y señaló que el presidente Trump ha prometido no recortar estos programas populares, confiando en los ingresos de los aranceles para financiar recortes fiscales, lo que añade complejidad al panorama fiscal.
El cuarto eje es el de la regulación financiera, sobre lo que Powell expresó un firme compromiso con completar el acuerdo de Basilea III. Esto es un conjunto de estándares internacionales diseñados para fortalecer la capitalización y la estabilidad de los bancos, a pesar de las presiones de la administración para relajar las regulaciones financieras. Sus comentarios reflejan la importancia de mantener estándares globales mínimos, al mismo tiempo que reconoce la flexibilidad de EE. UU. para influir en estos acuerdos.

Criptomonedas en el horizonte
Por otro lado, Powell mostró una apertura cautelosa hacia un marco regulatorio más flexible para las criptomonedas, especialmente las stablecoins, reconociendo su potencial para integrarse en la economía convencional. Sin embargo, su enfoque sigue siendo prudente, priorizando la protección al consumidor y la estabilidad bancaria.
La mención de un Congreso más receptivo sugiere que 2025 podría ser un año clave para la legislación de stablecoins, un área que Powell considera urgente debido a la falta de regulación actual.
Mercados y analistas salieron con una conclusión clara: la Fed está atrapada entre la espada de Trump y la pared de la economía. Mientras la guerra comercial y el déficit escalan, Powell apuesta por paciencia y autonomía, pero el margen de error se reduce.
«La independencia de la Fed es ley, y tiene apoyo bipartidista», cerró, desafiando rumores de interferencia gubernamental. Sin embargo, con una recesión en el horizonte (JP Morgan la estima en 60%), su mayor prueba podría estar por llegar.
Aunque, otro destino podría estar llegando para Powell, ya que Trump señaló que el despido del presidente de la Fed no puede esperar, tal como lo informó antes CriptoNoticias.