La patronal europea de fabricantes de coches ha alertado este miércoles que la problemática por la falta de chips que enfrenta la industria crece, “empeora cada día” y avecina las interrupciones en la producción.
La situación se da tras la intervención por las autoridades neerlandesas de la fabricante Nexperia, nacida en Países Bajos y hoy en manos chinas, alegando motivos de seguridad. En respuesta, Pekín vetó el envío de sus soluciones acabadas a Europa. Estos componentes son claves para la industrial del motor.
La situación ha provocado que las automotrices tengan que tirar de stock, pero “las reservas están disminuyendo rápidamente”, advierte la patronal ACEA. Y si bien existen proveedores alternativos, se necesitan meses para construir reservas. “La industria no tiene tanto tiempo antes de que los peores efectos de la escasez se sientan”, estima.
Los chips de Nexperia, que son simples y no avanzados, se utilizan en unidades de control de componentes eléctricos y otras piezas. La asociación, de la que forman parte grandes grupos como Volkswagen, Stellantis, Renault o Mercedes-Benz, plantea que podrían darse “interrupciones inminentes en la fabricación de coches” ante el bloqueo de las provisiones.

Algunas empresas reportan ya que se ha frenado el envío de piezas. “Esto significa que la paralización de las líneas de montaje podría producirse en cuestión de días. Según una encuesta realizada entre nuestros miembros esta semana, algunos ya prevén paradas inminentes en las líneas de montaje”, insiste ACEA en un comunicado. Las autoridades europeas y chinas están negociando una salida. Bruselas afirma que está buscando “soluciones urgentes”.
Preocupación entre las marcas
La situación golpea a fabricantes alrededor del mundo. Este miércoles Nissan y Mercedes-Benz han sido los últimos en advertir que la crisis va a más. “No tenemos visibilidad completa”, señalaba un directivo de Nissan. En su caso, para la primera semana de noviembre la operativa está garantizada, pero falta concreción sobre el estado de la cadena de suministro. Por su parte, Mercedes-Benz busca alternativas a nivel mundial y advierte que es difícil saber cómo se desarrollará la situación.
Volkswagen, mayor fabricante europeo, apuntaba ayer que se mantiene “en estrecho contacto” con proveedores alternativos y que por ahora no hay impacto en la producción. La fabricación está garantizada al menos una semana más, sin descartar “efectos a corto plazo” más adelante. Bosch, uno de los grandes proveedores del sector, ha planteado la posibilidad de recortes temporales de empleo en su planta de Salzgitter (Alemania) si no se resuelve pronto la situación. Allí trabajan unas 1.400 personas. En España, fuentes de Anfac, que agrupa a los fabricantes nacionales, apuntan que no constan afectaciones.
Al otro lado del charco, la asociación de proveedores estadounidense MEMA afirma que se está a entre dos y cuatro semanas de empezar a ver “impactos significativos” en la producción. Ford y GM han señalado que se necesitan soluciones cuanto antes para evitar trastocar las plantas. En Honda se ha tenido que frenar la producción en unas instalaciones de México, mientras que en Brasil, otro polo de fabricación de coches, también se extiende la preocupación.
