Lucas Beyer no es una celebridad. Sin embargo, en el exclusivo mundo del aprendizaje automático de Silicon Valley, se lo considera como tal. Beyer, antiguo investigador de OpenAI, anunció el mes pasado que dejaba el laboratorio de inteligencia artificial (IA) de ChatGPT para unirse a Meta, un gigante de las redes sociales con grandes ambiciones propias en el campo de la IA. Ante los rumores de que Mark Zuckerberg, director ejecutivo de Meta, estaba ofreciendo paquetes por valor de 100 millones de dólares para fichar a genios de la IA, Beyer aclaró que no había conseguido un contrato de nueve cifras. El hecho de que tuviera que aclararlo refleja la magnitud del frenesí.
Ahora bien, la carrera por un puñado de ingenieros de software de élite oculta una crisis para todos los demás. A medida que la IA generativa al estilo de ChatGPT cambia la forma en que se escribe el código, las compañías se replantean el número de programadores que necesitan. En Estados Unidos, las ofertas de empleo para desarrolladores de software se han reducido en más de dos tercios desde principios de 2022, según datos del sitio web de empleo Indeed. En enero, Marc Benioff, director ejecutivo de Salesforce, un fabricante de software empresarial, afirmó que su empresa no contratará este año a más ingenieros de software debido al aumento de la productividad conseguido con las herramientas de IA. En mayo, el gigante tecnológico Microsoft recortó alrededor de 6.000 puestos de trabajo, muchos de ellos en ingeniería.
Algunas empresas no contratan más ingenieros informáticos precisamente porque la inteligencia artificial es más productiva
El resultado ha sido una divergencia salarial. Gergely Orosz, de The Pragmatic Engineer, un boletín informativo, y levels.fyi, un sitio web que realiza un seguimiento de la remuneración de los empleados, han analizado los salarios de los desarrolladores de software en Estados Unidos con al menos cinco años de experiencia y que comenzaron a trabajar entre principios de 2022 y principios de 2025. En lo más alto de la escala salarial encontramos los laboratorios de IA más punteros como OpenAI, así como fondos de cobertura como Jane Street, que también están apostando con mucha fuerza por el aprendizaje automático. En ese nivel, el salario medio superaba los 400.000 dólares al año. Por debajo, se encontraban gigantes tecnológicos como Alphabet, Microsoft y, hasta hace poco, Meta, donde el salario medio se acercaba a los 300.000 dólares. Los desarrolladores con experiencia en la mayoría de las demás empresas ganaban mucho menos. Su salario medio rondaba los 180.000 dólares.
El nivel superior de programadores es muy reducido. Un reclutador estima que sólo unos pocos cientos de personas en todo el mundo tienen la combinación adecuada de fluidez matemática, habilidades de investigación y experiencia en ingeniería para desarrollar modelos de IA de vanguardia. Suelen haber adquirido experiencia en un puñado de empresas de IA, como OpenAI, Anthropic y el laboratorio DeepMind de Alphabet. Algunos, como Beyer, han trabajado en más de una de ellas. La mayoría vive en unos pocos centros tecnológicos; sobre todo, en San Francisco y Londres. La contratación es muy selectiva. Orosz afirma que las principales empresas suelen contratar entre ellas y rara vez tienen en cuenta a personas externas. Además, los mejores ingenieros de IA hacen mucho más que programar. Deben ser capaces de explicar su trabajo a los equipos de producto y ayudar a definir la estrategia empresarial.

La vida es muy diferente para los simples mortales. Durante la pandemia, las empresas tecnológicas aumentaron su plantilla de ingenieros para satisfacer la creciente demanda de servicios digitales. Cuando subieron los tipos de interés, redujeron el personal con la misma rapidez. Los despidos alcanzaron su punto álgido a principios de 2023 y la contratación aún no se ha recuperado. En parte, eso refleja cierta cautela, pero el cambio es también estructural. La IA generativa está automatizando las tareas tediosas de la programación. Microsoft afirma que Copilot, su asistente de IA, aumenta la productividad de los desarrolladores entre un 10% y un 30%, especialmente en tareas repetitivas. Muchos desarrolladores utilizan ahora herramientas de IA para autocompletar funciones o sugerir soluciones a errores. Otros dejan que los agentes de IA escriban fragmentos enteros de código y luego pulen el resultado.
El futuro de la programación pertenecerá menos a quienes la escriben y más a quienes construyen las máquinas que la ejecutan
De resultas, puede que las compañías necesiten menos ingenieros para crear y mantener sus productos. Muchas han suspendido la contratación mientras hacen balance. “La mayoría de las empresas quiere ver qué pueden hacer con su plantilla actual”, afirma Zuhayeer Musa, cofundador de levels.fyi. Y añade que, para las que están a la vanguardia de la IA, los ingenieros se consideran una inversión que puede valer decenas de millones de dólares si contribuyen a una utilización más eficiente de una infraestructura informática que cuesta miles de millones. En otras compañías, los programadores suelen verse sencillamente como otro gasto más que hay que recortar.
Dario Amodei, director de Anthropic, ha pronosticado que la IA pronto escribirá todo el código. Es probable que peque de optimista. Sin embargo, la dirección es clara: el futuro de la programación pertenecerá menos a quienes la escriben y más a quienes construyen las máquinas que la ejecutan.
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Traducción: Juan Gabriel López Guix