El Ministerio de Ciencia y Universidades reunió recientemente a la comunidad científica valenciana en Picanya para reconocer a quienes, apoyándose en la evidencia científica, la investigación y las soluciones más innovadoras, habían ayudado durante la dana. Entre ellos estaba Félix Antonio López, profesor de investigación del Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas y coordinador del Grupo de Gestión de Residuos GADE-CSIC que trabajó en el desarrollo de materiales espesantes contra el lodo de los garajes para facilitar su extracción. Aquellos días nada conseguía sacar la mezcla de agua, tierra y substancias arrastradas por la corriente en los bajos y subterráneos de cientos de viviendas hasta que los investigadores dieron con la clave, mezclando un polímero con capacidad absorbente con arcilla modificada gracias a los materiales donados por las empresas Tolsa y Cemex.
En la misma gala de Picanya también estaba Francisco José Valles, investigador del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente (IIAMA) de la Universitat Politècnica de València (UPV) por haber desarrollado una innovadora herramienta para optimizar la búsqueda de desaparecidos y la gestión de emergencias tras la dana de octubre en Valencia, clave por ejemplo en la localización del último de los cadáveres tras tantos meses de rastreos infructuosos.
Un trabajo del Instituto de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la UPV fue clave para la localización de cadáveres en el Poyo
Vallés colaboró como perito experto en el Juzgado de Instrucción número 3 de Catarroja, donde la jueza Nuria Ruiz Tobarra investiga la emergencia, tras haber diseñado un modelo hidráulico aplicado al Barranco del Poyo, desde su cruce con la autovía A-3 hasta su desembocadura en L’Albufera que buscaba comprender la dinámica del flujo en toda la zona afectada. Su contibución la pone de ejemplo la vicerrectora de Desarrollo Sostenible de la UPV, Débora Domingo, para exponer cómo “las sinergias entre agrónomos, industriales, ingenieros de caminos, o arquitectos urbanistas que forman parte del IIAMA es un ejemplo de ese caldo de cultivo tan habitual que se da en la Politècnica, que permite avanzar”.
Hablamos con Domingo a propósito del foco, cada vez más visible, que ponen los investigadores en el cambio climático. ¿Todo cambia por la dana? “La gente tiene los ojos más abiertos, sí”, reconoce esta doctora arquitecta y profesora de Proyectos Arquitectónicos, que señala cómo los proyectos de investigación nacionales que van saliendo y todas las ayudas que se convocan, ahora sí, cuentan con una “valoración extraordinaria” si van dirigidos a temas postdana. Sin embargo, la mirada de la Universidad no es nueva, lleva tiempo posada sobre el clima y sus consecuencias. Domingo reconoce que “todas estas cosas que antes a lo mejor estaban ahí, se estaban investigando, pero no tenían un carácter de urgencia, de repente ahora salen adelante porque casi, casi que los políticos lo están demandando”, explica.
Todas estas cosas que antes a lo mejor estaban ahí, se estaban investigando, pero no tenían un carácter de urgencia, de repente ahora salen adelante”
Algunas de las convocatorias a las que alude Domingo son las que abre el Ivace+i Innovación, la agencia innovadora impulsada por la Conselleria de Innovación, Industria, Comercio y Turismo. En los últimos tres años -esta legislatura- llevan concedidos más de 28 millones de euros para 110 proyectos. Explican que “priorizan” aquellos vinculados con el cambio climático, bien porque contribuyen a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, bien porque mejoran la resiliencia ante las consecuencias en el clima.
Uno de esos proyectos es el de aprovechamiento térmico de las redes de agua en entornos urbanos, y en él participa la UPV, además de Emivasa, el ITE o Geminis Tools, pero es solo un caso. Hay otros que investigan en emisiones netas en fabricación de asfalto, valorización de residuos de fruta o economía circular en residuos hospitalarios a través de diferentes retos, que se focalizan en la sustitución de los combustibles fósiles en la producción y uso de la energía o en la mejora del almacenamiento y gestión de la energía. También en el fomento de las materias primas alternativas y de la economía circular para la reducción y captura de las emisiones de CO2 y la mejora de la eficiencia energética en procesos productivos y movilidad en descabornización; además del ecodiseño y análisis del ciclo de vida para productos y procesos más sostenibles, la adaptación de la gestión hídrica a la escasez de agua y la valorización de los residuos del ciclo del agua, la simbiosis de los sectores productivos y la reducción y valorización más eficiente de los residuos en el reto de economía circular.

“La perspectiva de cambio climático es transversal”, incide Domingo, aunque también hay investigaciones muy concretas en la materia, como el sistema de gestión para la monitorización, prevención, gestión y coordinación temprana de emergencias climáticas con la integración de avances en inteligencia artificial, tales como gemelos digitales y sistemas ciberfísicos en el que están trabajando actualmente el Instituto Universitario Valenciano de Investigación en Inteligencia Artificial (VRAIN) y el anteriormente citado IIAMA de la UPV y que se presenta como una respuesta de la comunidad científica a la dana, pero también tras los devastadores incendios forestales de California o los que asolaron el noroeste peninsular este verano.
Para el catedrático Joan Romero falta aún “mucha pedagogía sobre el cambio climático, sus consecuencias y las acciones necesarias para paliarlo”
También hay cátedras, como la de Cambio Climático, Territorio y Riesgos Ambientales en el Mediterráneo, creada en julio pasado por la Universitat de València para analizar y difundir los efectos del cambio climático sobre el territorio mediterráneo, así como proporcionar herramientas útiles para la toma de decisiones públicas y sociales. Su codirector es el prestigioso catedrático Joan Romero, para quien falta todavía “mucha pedagogía sobre el cambio climático, sus consecuencias y las acciones necesarias para paliarlo”. Su codirectora, Ana Camarasa, también señaló en la presentación celebrada hace unas semanas que “no ha sido hasta ahora, cuando las consecuencias del cambio climático nos han golpeado, que el mundo ha empezado a tomar en consideración la gravedad del asunto”, afirmó.

El mes pasado ambos profesores impulsaron un seminario que buscaba evaluar el primer año de gestión de la catástrofe y consolidar una hoja de ruta para afrontar episodios futuros. La reflexión entorno a la dana ha sido profunda este último año, y desde las universidades se valoran positivamente los pasos que se han dado tras la catátrofe, la puesta en valor del conocimiento y del talento investigador, también en las administraciones. En este sentido, esta semana València presentaba el Foro València Sostenible, nuevo espacio estable de gobernanza impulsado por el Ayuntamiento a través de la Fundació València Clima i Energia para impulsar proyectos, políticas y alianzas vinculadas a la transición ecológica, la resiliencia climática y la sostenibilidad urbana que expuso proyectos como el de la renaturalización de patios escolares para combatir la isla de calor, que ya está en marcha en dos centros educativos de la ciudad. Lo que antes se veía, ahora se mira con interés.
