La dimisión de Mazón obliga al PP a negociar una solución con Vox

El PP corre el riesgo de ver alterado el tablero político de elecciones autonómicas previsto –Extremadura, Castilla y León y Andalucía– si en los próximos días no es capaz de consensuar con Vox un candidato para sustituir a Carlos Mazón en la presidencia de la Generalitat Valenciana en una nueva investidura en las Corts. En otras palabras, la comunidad que contribuyó a que Alberto Núñez Feijóo no obtuviera mayoría el 23-J podría convertirse en una pesadilla si, finalmente, se ve abocada a unas elecciones anticipadas en las que, incluso, podría producirse la sorpresa de una victoria de las izquierdas ante el clima actual por la gestión de la dana que provocó 229 muertos.

Aunque es pronto para el ejercicio de prospectiva, lo que está claro es que la decisión de dimitir de Mazón, que formalizó ayer al mediodía mediante un escrito en las Corts, abre un periodo en el que la transición se debe jugar a tres bandas. La primera entre el PP valenciano y Génova, con la premisa de que los dirigentes valencianos apuestan por Juanfran Pérez Llorca, síndic y secretario general del partido, frente a otras posibles opciones, como la de la alcaldesa de València, María José Catalá (la preferida por la dirección nacional); ambos son diputados autonómicos. La segunda es que las condiciones las acepte Pérez Llorca, pues no parece que el también alcalde de Finestrat esté dispuesto a ejercer de presidente interino para después quedar descabalgado ante el próximo combate electoral previsto para el 2027. Y, finalmente, lo más difícil: lograr que el PP logre el visto bueno de Vox para la alternativa. A tenor de la experiencia de los últimos meses, la derecha extrema va a ser muy exigente en sus condiciones para apoyar la nueva investidura. De no lograrse el pacto, el siguiente paso es justo lo que el PP no desea: las elecciones anticipadas en un territorio donde la dana le puede pasar factura.

Abascal espera que Feijóo le llame para negociar y es consciente de que tiene la última palabra

La dimisión de Mazón, esperada desde hace tiempo y forzada por Feijóo el domingo, es el resultado de la presión de la opinión pública valenciana, que se ha puesto al lado de las familias de las víctimas mortales y de los damnificados, por lo que es un error creer que el presidente se marcha solo porque se lo ha pedido el partido. Las movilizaciones, manifestaciones y lucha, llenas de dolor e ira, de los familiares han logrado condicionar incluso las encuestas, donde la mayoría de valencianos deseaban que Mazón dimitiera (también los votantes del PP). El peso de lo que hizo el día de la riada era excesivo, en gran parte por la incapacidad del presidente valenciano para explicar su itinerario de aquella tarde, ofrecer diferentes versiones que han sido contradichas por los datos divulgados y por seguir ocultando qué hizo durante la hora y media que pasó desde que dejó a la periodista Maribel Vilaplana en el parking hasta llegar al Cecopi.

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La erosión, enorme desde hace tiempo, había sido soportada por Génova, pero los últimos datos de aquella jornada, sumado a lo vivido en el funeral de Estado de la pasada semana –donde los familiares increparon a Mazón en presencia de Núñez Feijóo– han acabado por finiquitar la resistencia de la dirección del PP. Asumido que ya no podía seguir un día más, tocaba negociar, lo que hizo Feijóo el pasado domingo por teléfono con Mazón durante horas. El jefe del Consell dejó claro que cualquier solución pasaba porque él pudiera seguir aforado, como así será, pues aunque renuncie a la presidencia de la Generalitat seguirá de diputado. A cambio, Génova y cargos del PP valenciano coincidieron en evitar las elecciones y buscar una investidura para relevar al presidente a corto plazo. Ese era también ayer el deseo de Feijóo, como así dijo en su comparecencia tras la ejecutiva del PP.

El PP valenciano quiere a Pérez Llorca de sustituto, mientras que Génova prefiere a la alcaldesa de València

Pero es importante reseñar que Vox ha sido un partido que se ha sentido muy cómodo con Mazón. De hecho, es en la Comunidad Valenciana donde la derecha extrema, que llegó a formar parte del ejecutivo hasta julio del 2024, ha logrado imponer más sus políticas involucionistas en materias como inmigración, cooperación, derechos del colectivo LGTBI o el acoso contra la cultura en valenciano. Santiago Abascal dejó claro ayer que es ahora Feijóo quien debe llamarle y contarle qué solución pretende en esta autonomía. Mazón ya le llamó antes de hacer públicos sus planes de dimisión. También aseguró que ahora se tomará unos días e irá al médico. “Haré lo que en todo momento me diga el facultativo”, dijo. Si le acaban dando la baja, el dimitido presidente no acudiría a la comisión de la dana del Congreso.

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