
La energía eólica afianza su posición de liderazgo como primera tecnología del sistema eléctrico tras alcanzar en 2024 una generación total de 59.378 GW y una cobertura del 24% de la demanda. Todo ello, gracias a que la potencia instalada se situó en los 31.679 MW, tras incorporar 1,185 MW, un 4% más que el año anterior. Lo que supone doblar en un año el volumen de potencia instalada. Este crecimiento tiene una traslación directa al bolsillo de los usuarios de luz, ya que la presencia de esta tecnología en el Mix energético ha permitido un ahorro total en la factura eléctrica española de 4.641 millones de euros, según los datos del Estudio Macroeconómico del Sector Eólico presentado este martes por Deloitte y la Asociación Empresarial Eólica (AEE).
“Esta evolución hace que nuestra tecnología sea muy atractiva. Es un activo que todos los inversores quieren adquirir porque nuestro crecimiento sosegado permite seguir generando valor a las instalaciones, al tiempo que es un activo económico, industrial y ambiental de enorme valor para España”, ha comentado Juan Virgilio Márquez, director general de la Asociación Empresarial Eólica.
En el aspecto macroeconómico, el sector aportó 3.274 millones de euros a la economía española, el 0,25% de PIB del país y se mantiene como el cuarto exportador mundial de aerogeneradores, solo superado por China, Dinamarca y Alemania, con un valor de exportaciones que alcanzó los 1.953 millones de euros.
En términos energéticos, la energía eólica evitó la importación de 11,3 millones de toneladas equivalentes de petróleo –valoradas en 2.829 millones de euros– y redujo en 30,8 millones de toneladas las emisiones de CO₂, contribuyendo de manera “decisiva” a los objetivos climáticos y de independencia energética.
En el aspecto microeconómico, el sector se enfrenta al complicado muro de la burocracia. Desde 2018, más de 17.000 MW distribuidos en 375 parques están estancados ante la imposibilidad de conseguir un informe medioambiental favorable o por la incapacidad de avanzar en los hitos que les marca la regulación.
“Por cada proyecto instalado hay cuatro que no lo han conseguido. El motivo es que la tramitación administrativa es muy compleja. Se aplican criterios diferentes en cada lugar de España e incluyo entre cada uno de los proyectos. Esto está retrasando mucho el ritmo necesario para el crecimiento natural que demanda la industria y se puede dar por seguro que será imposible cumplirlos el reto marcado por el Plan Integrado de Energía y Clima (PNIEC) del Gobierno”, ha descrito Márquez.
Por ello, de AEE reclaman al Gobierno que pare el reloj del cumplimiento de los hitos para aquellos proyectos eólicos maduros que no consigan avanzar por causas ajenas a ellos y ligadas a los retrasos de las diferentes administraciones públicas.
Mientras, la patronal eólica considera prioritario agilizar esas tramitaciones para acabar con los cuellos de botella. A su vez , reiteran la petición ya lanzada desde hace años de homogeneizar los criterios que aplican todas las administraciones públicas y una aplicación clara del principio de Interés Público Superior de los proyectos eólicos.
Este sería el principal reto estratégico que el sector aspira a conseguir en 2026, de la decena que se ha marcado para este próximo año y entre los que también están la necesidad de impulsar la demanda de electrificación, impulsar la repotenciación de parques eólicos, reforzar la seguridad del sistema eléctrico, activar el reloj de la eólica marina, fortalecer la aceptación social y luchar contra la desinformación y, por último, construir un marco regulatorio de protección de la biodiversidad equilibrado y coherente con la normativa europea.
