Desde hace año y medio, sociólogos y columnistas han explorado los efectos sanos y malsanos del auge de la IA generativa (GenAI, es su sigla en inglés) y aún les queda mucha tela que cortar. Entretanto, ha emergido otra perspectiva: el análisis de la intersección de esta disciplina tecnológica con las perturbaciones geopolíticas del momento. La consultora BCG (antes Boston Consulting Group) ha organizado el seminario The new geopolitics of GenAI bajo la siguiente premisa: esta batalla es más que tecnológica, reconfigura la competición global a una escala sin precedentes.
Sylvain Duranton, consultor líder de BCG, moderador del encuentro, delimitó la discusión: la carrera está claramente dominada por Estados Unidos y una manera de probarlo es que la capitalización bursátil de las empresas de ese país que operan en el mercado de la GenAI es veinte veces superior a la de sus homólogas europeas y multiplica por cinco las de Asia-Pacífico. Probablemente no sea esta la unidad de medida para China.

Sylvain Duranton, consultor líder de BCG
Una corriente de inversión masiva sigue inyectando miles de millones en modelos matemáticos y semánticos para IA, así como en la tarea de entrenarlos, lo que requiere datos, también masivamente. Esto explica que en EE.UU. se haya desarrollado el 65% de esos modelos y que el país cuente con algo menos de medio millón de especialistas formados en IA, mientras que en Europa se estiman 275.000. BCG calcula que, entre el 2019 y marzo de este año, la inversión total de las compañías estadounidenses en GenAI asciende a 89.500 millones de dólares; a la la Unión Europea se le atribuyen solo 4.100 millones.
Europa estará relegada a un plano menor si sus esfuerzos siguen divididos
El segundo contrincante es China, con una dinámica que no debería sorprender, subraya Duranton. El núcleo que irradia la fuerza del país en IA son las universidades y centros de investigación. La universidad Tsinghua es considerada el núcleo que anima el crecimiento del ecosistema chino de IA. China es líder mundial en número de solicitudes de patentes relacionadas con la IA; según datos del 2023, sus compañías privadas han dedicado 60.000 millones de dólares a actividades de I+D. Prudente, Duranton evita especular sobre cuándo podría alcanzar China las capacidades –y con ellas, los resultados– de Estados Unidos.

Recuérdese que, en enero, una empresa china desconocida, DeepSeek, sorprendió al mundo al presentar un sistema de IA con un modelo autóctono y rendimientos comparables a los de modelos previos estadounidenses. Lo habría hecho, al parecer, con menos investigadores y menos horas de uso de aceleradores para entrenar algoritmos, empleando chips de anteriores generaciones, ya que los nuevos le están vetados.
Europa ocupa la tercera posición –etiquetada por BCG como potencia media–, pero su inversión total en GenAI es insuficiente para destacar. Con el agravante, según BCG, que la UE solo podría ganar escala si agrupara sus recursos financieros y humanos, en lugar de persistir en la fragmentación actual.
Monarquías del Golfo asoman como potencias emergentes estimuladas por Trump
Detrás vienen Japón y Corea del Sur, que intentan aprovechar la experiencia y la cadena de suministros de una veintena de empresas para desarrollar modelos lingüísticos propios, pero todavía son débiles en hardware. La colaboración entre los sectores público y privado es una de las bazas en estos dos países.
La gran novedad es la incorporación de las monarquías del Golfo, que reúnen dos requisitos: energía abundante y barata para instalar grandes centros de datos y capital para financiar proyectos e importar propiedad intelectual. Los anuncios de días atrás, con presencia del presidente Trump en Riad y Qatar, han vigorizado el potencial de estos países en el futuro de la IA generativa.