
La inversión en nuevos productos innovadores por parte de las marcas de fabricante del sector de alimentación y bebidas ha caído un 20% en los últimos cinco años. Esto quiere decir que las empresas han pasado de invertir 668 millones de euros al año en investigación de nuevos productos a 523 millones. No dedican ni el 1% de sus ventas a estas innovaciones que son, teóricamente, lo que da sentido a su negocio, según el informe Impacto económico y social de las marcas de fabricante en el sector del gran consumo en España realizado por Promarca.
La inflación, especialmente, pero también la imposibilidad de los nuevos productos de llegar a los lineales de los supermercados, copados por las marcas de distribución o marcas blancas, desincentivan a las compañías a invertir o a traer sus innovaciones desde fuera en el caso de empresas alimentarias no españolas. “El principal impacto ha sido el incremento de los precios por la inflación, que ha aumentado el diferencial de precio entre la marca del fabricante y la de distribución, habitualmente en un 30%, hasta el 40% o el 50% en algunos casos”, señaló Toni Seijo, director de las áreas de Evaluación Publicitaria y Marca y de Medición de Audiencias de Ipsos España y director del informe.
Pero además, Seijo destacó que actualmente, “solo el 20% de los consumidores pueden encontrar estas innovaciones en los lineales” dado que los supermercados complican su llegada. En otro informe de Promarca, presentado en mayo del año pasado, la asociación de las marcas de fabricante denunciaba que supermercados como Mercadona “no habían referenciado ningún producto innovador en todo el año”. De hecho, todos los principales operadores de España, salvo Carrefour, redujeron el porcentaje de su oferta destinada a las novedades lanzadas por las marcas de fabricante.
Aún y todo, la marca de fabricante acapara, año tras año, cerca del 90% de la inversión en investigación y desarrollo en el sector de gran consumo, frente al 10% de la marca de la distribución. A pesar de haber descendido en los últimos años hasta los 520 millones de euros, sigue siendo ocho veces más que lo invertido en esta partida por las marcas blancas.
Durante la presentación del estudio, Toni Seijo, afirmó que “las marcas de fabricante, a pesar de la creciente cuota de mercado de las MDD y los desafíos de la pandemia y la inflación, siguen siendo un motor clave de la economía española. Generan significativamente más valor añadido, empleo (mayormente indefinido y en zonas rurales), impuestos e inversión en I+D+i que las MDD. Sin embargo, el auge de las marcas de distribución en el mercado doméstico, especialmente en hipermercados y supermercados, limita el potencial de las marcas de fabricante para generar aún mayor riqueza y limita la capacidad del sector para crecer en valor añadido, recaudación fiscal e inversión en innovación. Es crucial asegurar la competencia justa entre ambas para proteger el futuro del sector y maximizar su contribución a la economía española.”
La desvalorización de los mercados de gran consumo propiciada por el auge de la marca de distribución acentúa la pérdida de importancia de la cesta de la compra en el presupuesto doméstico en favor del consumo tecnológico, energético o de equipamiento, entre otros. Este fenómeno merma la atención y la importancia que el consumidor otorga a estos productos, condenando al sector a un círculo vicioso de desinversión y empobrecimiento que perpetúa dicha situación