
La empresa IMC Toys, una histórica juguetera de Terrassa, ha presentado concurso de acreedores con un pasivo de 60 millones de euros.
El concurso, que afecta a la matriz y dos filiales, ha sido declarado por el juzgado número 2 de Barcelona y cuenta con la presentación de una oferta de compra de la unidad productiva. El interesado es el grupo chino Wui Ming, que tiene intención de mantener 81 empleos –lo que supone la mitad de la plantilla actual– con el compromiso de mantener la actividad durante los próximos tres años con una inyección de 900.000 euros.
De todas formas, ahora se abre un plazo de 15 días durante el cual otras empresas pueden presentar su oferta y de ser así, el juez decidiría cuál es la mejor de todas ellas. El juzgado ha designado como administrador concursal a Lexaudit, despacho especializado en reestructuraciones e insolvencias, dirigido por Josep Maymí.
La compañía tiene como acreedores a varias entidades financieras y proveedores
La compañía se ha visto obligada a presentar concurso tras fracasar su intento de pactar un plan de reestructuración de la deuda a principios de este año. Fuentes conocedoras aseguran que la causa fue la negativa de una gran entidad financiera. Entre los acreedores figuran, varios bancos y empresas proveedoras de forma atomizada.
Las causas que han llevado la empresa a contraer una deuda de 60 millones se encuentran en la fuerte competencia de grandes grupos jugueteros y las dificultades para remontar el parón de la pandemia del coronavirus.
Fundada el año 1981 por 15 empresarios jugueteros de Terrassa, IMC empezó en el mercado con la distribución de juguetes de las marcas Nikko y Meccano. A principios de los 2000, decidió ampliar su catálogo con el diseño propio de muñecos inspirados en películas y más tarde muñecos de creación propia, entre ellos los populares Bebés Llorones. De hecho, la compañía llegó hace unos años a cerrar un acuerdo con Netflix para emitir una serie protagonizada por estos muñecos.
El negocio se ha basado en el diseño propio y la subcontratación de la fabricación en países asiáticos. Las ventas están altamente internacionalizadas, con clientes y filiales en varios países como Estados Unidos, Canadá, Reino Unido o Francia. Según datos facilitados por la compañía, la facturación era de unos 150 millones hace cuatro años y fuentes conocedoras aseguran que ahora la cifra habría caído a la mitad.