La mano invisible te toca la cara

El tiempo en que Elon Musk era considerado una especie de Tony Stark de Marvel ya queda muy atrás. Hoy, amenaza a líderes del mundo libre, tiene misiles, manipula gobiernos y dirige un programa espacial. El multimillonario que impulsó la movilidad eléctrica con Tesla se ha convertido en el villano de Spectra.

Que su proyección pública podía convertirse en un problema para la marca de coches ya lo advirtieron inversores y el consejo cuando Musk compró Twitter en medio de una subida mediático-testosterónica. Los efectos de una mala gestión podrían desbordarse a Tesla.

Me compré un Tesla antes de saber que Elon estaba loco

Los malos augurios se cumplieron: la gestión errática de Twitter y una transición sin sentido hacia X han resultado en pérdida de usuarios, anunciantes, ingresos y valor de marca. El gran líder no era infalible. ‘The Washington Post’ ha tenido acceso a documentación interna de reuniones de altos cargos que demuestra que aquella preocupación inicial se ha convertido hoy en un ataque de pánico.

Ahora el patrón se repite. Con una imagen pública que se deteriora con cada nueva comparecencia –con cada tuit–, las ventas de Tesla se hunden. Los compradores pioneros, los convencidos de la transición eléctrica, se deshacen de sus Tesla o les ponen adhesivos de “Lo compré antes de saber que Elon estaba loco”.

Los números no cuadran. Tampoco los personales de Musk.

El 31% de los propietarios en los Países Bajos está considerando vender su coche, y el mercado de segunda mano ha tocado fondo (ya iba a la baja tras los recortes de precio de los nuevos modelos). En España, las ventas han caído un 75% en un mes; en Alemania, un 60%; y en Noruega, donde los vehículos eléctricos superan a los de combustión, han bajado un 37,9%. Tesla ha perdido un 12% en bolsa en el último mes. Mientras tanto, en las redes sociales triunfa la etiqueta #swasticar.

Los números no cuadran. Tampoco los personales de Musk. Musk afirma que trabaja entre 80 y 120 horas semanales, que reparte entre las siete empresas que dirige: Tesla, SpaceX, Solar X, Neuralink, The Boring Company y xAI. La división, en el mejor de los casos, sale que solo podría dedicar unas 17 horas a la semana a cada una, una cifra ridícula para compañías de este calibre. Y a eso hay que añadirle la gestión del infame DOGE, el departamento encargado de recortar financiación a las agencias federales, especialmente a aquellas cuya regulación molesta a las seis empresas mencionadas.

A todo esto, todavía debemos sumarle el tiempo de jugar a videojuegos como ‘Diablo IV’ y ‘Path of Exile 2’, publicando vídeos manipulados para hacer creer que es el mejor del mundo.

Las percepciones siempre son subjetivas, pero los números no mienten. En este caso, nos dicen que si levantas la mano en un saludo nazi, los mercados hacen lo mismo con su mano invisible. Una mano que, como diría el *Professor de Debò en La Competència de RAC1*, te toca la cara y te deja marcados los cinco dedos.

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