
La cuenta atrás para el final de la opa lanzada por BBVA para controlar Banc Sabadell ya está en marcha. Han pasado 16 meses desde que se conocieran las intenciones del banco azul de hacerse con el control de la entidad catalana hasta que ayer la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) diera el visto bueno al folleto de la operación.
Arranca así el tramo decisivo de “la operación financiera más compleja de los últimos 20 años”, según la califica el propio regulador y comienza “la hora de los accionistas”, como apuntó ayer el presidente de BBVA, Carlos Torres.
Tras más de un año de movimientos estratégicos, tanto empresariales como políticos, en una y otra dirección, desde el próximo lunes 8 de septiembre y hasta el 7 de octubre serán los accionistas los únicos que tendrán la palabra. “No todos los días se presenta una oportunidad así”, aseguraba Torres para invitarles a suscribir lo que él califica como una “muy, muy buena oferta”. La que ofrece una acción de BBVA más 0,70 euros en efectivo por cada 5,5483 acciones de Sabadell. Un canje del que BBVA no se ha movido ni un ápice (a excepción de las correcciones por el reparto de dividendos) pese a las presiones del mercado que han hecho escalar la acción de Sabadell desde el 9 de mayo de 2024 hasta colocar la oferta de BBVA con una prima negativa del 8,7% en cuanto los valores de ambas acciones. Algo inédito en este tipo de operaciones.
En defensa de su decisión, Torres reivindicó ayer que la propuesta otorga un valor a Sabadell de 17,4 millones de euros, “el mejor en más de una década para el banco” y una prima respecto al valor antes de que se conociera la operación del 43%, “la más alta de las operaciones similares en Europa en los últimos años”.
Los números publicados por BBVA presentan un beneficio por acción para los accionistas de Sabadell del 25% y de otro 5% para los de BBVA. Torres atribuyó la escalada del precio de las acciones de Sabadell durante estos 16 meses a “movimientos especulativos que quieren forzar el cambio de precio”. No lo habrá, según el directivo, pese a la que la legislación española le permite hacerlo hasta cinco días antes de que finalice el plazo de aceptación.
Torres solo dará por buena la operación si consigue el apoyo del 50% de los accionistas de Sabadell
“Es una operación tremendamente atractiva y es la que es”, sentenció en diversas ocasiones durante el encuentro con la presa. La misma contundencia que manifestó sobre otra de las condiciones de la operación como es que sea suscrita al menos por el 50% de los accionistas de Sabadell. En el folleto de autorización del regulador americano, la Security Exchange Commision , conocido a última hora de la noche del jueves, consta que la opa podría ser llevada a cabo si la suscripción supera el 30%. Nada más que una precisión técnica, según Torres, porque “el único escenario contemplado es controlar Banco Sabadell.”
¿En caso de que no se llegue a ese umbral? “No pasa nada. Este es un bancazo”, trasladó Torres haciendo referencia al último plan estratégico de BBVA que plantea la hoja de ruta de la entidad en solitario. Aunque a pocos se les escapa que en ese caso sería la segunda vez que Torres falla en su intento por hacerse con el control de Sabadell después del fallido en 2020.
Un intento que ha llevado al banco azul a luchar con denodado esfuerzo contra todas las piedras en el camino, tanto financiero como político. Hasta tal punto que ha asumido con sorprendente estoicismo las duras condiciones marcadas por el Gobierno de España que, receloso con la concentración bancaria de la operación, le impone una demora en la ejecución de la fusión de al menos tres años.
Así como también ha asumido la hábil jugada empresarial de Sabadell de deshacerse de su filial TSB, el negocio con el que BBVA podría haber puesto un pie en Reino Unido, y con el que la entidad catalana riega a sus accionistas con un multimillonario dividendo de 2.500 millones de euros en 2026, que para muchos analistas refuerza la percepción de que Sabadell vale más en solitario que junto a BBVA.
En cuanto a los requisitos gubernamentales, impactan directamente en la sinergias esperadas de la operación. Si en un principio BBVA esperaba conseguir 850 millones hasta 2028 el cálculo actualizado les hace esperar un año más, hasta 2009, para conseguir esos ahorros. Es cierto que entonces se incrementarían hasta los 900 millones “por el mayor tiempo de implementación de plan y el crecimiento de ambas entidades, según explicó su consejero delegado Onur Genç.
El BBVA mantiene la oferta, que está un 8,7% por debajo del precio de la acción de Banc Sabadell
Pero esos beneficios derivados de la fusión, en los que está incluido el negocio mexicano de BBVA, tendrán esperar más de lo previsto, ya que durante esos primeros tres años, tan solo se conseguirá el 26% de las sinergias: 235 millones, de los cuales 60 millones proceden de mejores condiciones de financiación y los otros 175 millones de reducción de costes, puesto que en este tiempo BBVA tiene prohibido cerrar sucursales y reducir personal por imperativo gubernamental. Para alcanzar el máximo beneficio de la fusión, BBVA estima que serán necesarios costes de reestructuración que tienen en cuenta el cierre de oficinas, la reducción de personal, los costes de desvinculación y otros gastos necesarios para la integración de ambas entidades que ascienden a 1.390 millones de euros antes de impuestos (adicionales a los 60 millones de costes de reestructuración) y se registrarían en la cuenta de resultados del primer año una vez se haya aprobado el plan de reestructuración por parte de los órganos sociales de la entidad fusionada.
Pero, para que todo esto ocurra primero hay que superar el hito de que los accionistas de Sabadell acepten la oferta de BBVA. Para el 18 de septiembre se espera un informe de Banco Sabadell sobre la oferta, que con toda probabilidad no será positivo. Finalmente, no será hasta el 14 de octubre cuando se conozca el resultado de la oferta, que se espera sea liquidada entre el 17 y el 20 de ese mismo mes.