Después de varios años de reestructuración del negocio tras la venta de su división química, el grupo Indukern parece haber encontrado el rumbo. La compañía de la familia Díaz-Varela ha iniciado una nueva etapa de crecimiento centrado en los medicamentos para uso humano y veterinario. Ambas apuestas están mostrando unos resultados prometedores, aunque es la división de salud animal la que está mostrando una mejor evolución. La apuesta por este área es total como se demuestra con la reciente compra del laboratorio argentino Tecnofarm.
Indukern facturó el año pasado 454 millones de euros, lo que supone un crecimiento del 12,6%, según consta en su memoria anual. Kern Pharma, que representa el 80% del negocio, se anotó un incremento de las ventas del 9,4%. La división farmacéutica tiene un componente de mercado local (más de dos tercios de las ventas se registran en España) y está especializada en medicamentos genéricos, fármacos biosimilares y productos de autocuidado, salud de la mujer y nutrición deportiva.
El 80% del negocio veterinario de Calier procede de ventas en el extranjero
Por su parte, Calier registró un 28,2% más, hasta los 91 millones de euros. La reciente compra de Tecnofarm parece recuperar la estrategia de Indukern de hacer crecer su división de salud animal en Latinoamérica. La compañía cuenta con filiales propias en la región en Argentina, Uruguay, Ecuador, Colombia, Venezuela, México y República Dominicana. También cuenta con presencia directa en Portugal, Polonia, Italia y Marruecos. El negocio internacional supone el 84% de las ventas.
Tecnofarm, fundada en 1987, cuenta con una planta de producción en Buenos Aires, una cartera de productos diversificada y una sólida red de distribución en todo el país. La adquisición, cuyo importe no se ha hecho público, reforzará la presencia de Calier en el mercado argentino y su apuesta por convertir al país en un centro estratégico de producción y exportación regional. “Esta operación refleja nuestra confianza en el potencial del mercado argentino y el talento de sus profesionales”, aseguró el consejero delegado de Calier y vicepresidente de grupo Indukern, Raúl Díaz Varela.

El grupo todavía no ha hecho públicos los resultados del año pasado. La compañía acumula dos ejercicios con algo más de 23 millones de pérdidas, aunque es cierto que en el 2023 redujo considerablemente los números rojos. En una entrevista concedida a La Vanguardia el año pasado, Díaz-Varela aseguró que la compañía estaba trabajando para volver lo antes posible a beneficios y un resultado operativo bruto (ebitda) de doble dígito.
A finales del 2021, Indukern planteó un cambio radical de estrategia. El grupo vendió su división química, la que dio origen y nombre al grupo, a la multinacional belga Ravago en una operación que el mercado valoró sobre los 200 millones de euros. Más allá de los lazos sentimentales, fue una apuesta elevada porque ese negocio prácticamente representaba la mitad de la facturación del grupo. La decisión se tomó porque se trataba de un división con márgenes bajos y que requería tener un mayor tamaño para poder competir con los gigantes del sector. En cambio, la operación permitió recapitalizar la compañía para atender los planes de futuro en los segmentos de farmacia y veterinaria. El nuevo rumbo ya está tomado; ahora Indukern espera llegar a los resultados.