La UE lanza el proceso de ratificación del acuerdo con Mercosur con la apertura de Francia

Las delicadas relaciones arancelarias con Estados Unidos obligan a Europa a apuntalar otras importantes relaciones comerciales. Comenzando por América Latina. Bruselas cree que el acuerdo histórico con el bloque de países del Mercosur, alcanzado el año pasado tras muchos años de negociaciones debe entrar en vigor lo antes posible. También la modernización del tratado comercial con México. Con esta visión, la Comisión Europea lanzó este miércoles el proceso de ratificación de ambos acuerdos comerciales, que deben ser aprobados por los 27 países comunitarios en un momento de gran inquietud por el comercio mundial.

Los cálculos la UE son que el pacto del Mercosur –que implica un mercado de más de 700 millones de consumidores– aumentará las exportaciones en un 39%, unos 49.000 millones. Con la adopción de ayer en el Colegio de Comisarios, el proceso comienza ahora su fase final. Supone el primer paso antes de que lo validen tanto los Estados miembros en el Consejo Europeo como los eurodiputados en el Parlamento Europeo en los próximos meses. Ninguno de los dos movimientos está garantizado, ni por una mayoría sólida en la Eurocámara ni una mayoría cualificada de los Estados miembros de la UE. Es decir, que la Comisión necesita el aval de por lo menos 15 de los Estados miembros que representen el 65% de la población comunitaria.

La Comisión Europea también presenta el tratado para ratificar la modernización del acuerdo con México

Durante estos últimos meses, Francia, Polonia e Italia amenazaban con unir fuerzas y bloquear la adopción del pacto de Mercosur ante el miedo que pueda ser perjudicial para los intereses de sus agricultores. Sin embargo, la principal resistencia al acuerdo con el bloque suramericano –formado por Argentina, Brasil, Paraguay e Uruguay– era Francia y poco a poco el muro de Emmanuel Macron comienza a resquebrajarse, El Gobierno francés celebró ayer mismo que “la UE haya escuchado las reservas (francesas) y decidido activar las cláusulas de salvaguarda”, según su portavoz. Aunque no promete que vaya a dar el visto bueno, sí se abre a estudiar la versión final de los textos.

Las principales reclamaciones de Francia y los otros países reticentes eran medidas de acompañamiento para la agricultura europea y mayores garantías de que las importaciones que lleguen de estos países de Sudamérica se someterán a los mismos estándares fitosanitarios, medio ambientales y laborales que los que se imponen a los europeos. En Bruselas creen que todas las dudas deberían estar disipadas. Lo que ha terminado de convencer a Francia es la introducción de unas salvaguardias bilaterales que, según fuentes comunitarias, se podrían activar en el caso de un aumento significativo de productos agroalimentarios de la región. Es decir, que hubiese una avalancha que, como temen estos países, pudiesen perjudicar los intereses de los productores europeos.

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(FILES) US President Donald Trump holds a chart as he delivers remarks on reciprocal tariffs during an event in the Rose Garden entitled

“Es uno de los acuerdos más ambiciosos a la hora de proteger a los productos alimentarios europeos. Sabemos que hay preocupaciones, especialmente de los agricultores, y quiero asegurar a todo el mundo que los hemos escuchado”, prometió el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, al presentar la adopción. La UE también ha prometido medidas extra para proteger las indicaciones geográficas comunitarias.

Los tiempos son estrechos, porque, pese a que no hay un tope establecido, lo que pretende el Ejecutivo comunitario es cerrar el proceso antes de que termine el año, cuando el brasileño Luiz Inácio Lula da Silva dejará la presidencia de Mercosur. Los textos legales ya estaban listos para que fueran ratificados en julio, pero entonces la Comisión Europea estaba más concentrada en poner fin a la guerra comercial desatada por Trump.

La intención es lograr la luz verde antes de final de año, cuando Lula dejará la presidencia de Mercosur

Para agilizar el proceso, lo que hace Bruselas es dividirlo en dos fases. En una primera entrarán en vigor los acuerdos comerciales de forma provisional una vez lo aprueben el Parlamento y el Consejo Europeo. Después todavía quedaría una ratificación en cada uno de los Estados miembros para que el acuerdo global se implemente de forma completa, algo que podría alargarse todavía más.

Este proceso formal no llega en horas fáciles para Emmanuel Macron, que ha sido presionado por todo el mundo para ceder. También por el canciller alemán, Friedich Merz, en su última reunión. Mientras, el Gobierno del primer ministro, François Bayrou, pende de un hilo: se someterá a una moción de confianza ante la Asamblea Nacional el próximo lunes, con serias posibilidades de que lo tumben.

También Polonia o Italia han expresado sus resistencias. Pero la italiana Giorgia Meloni ya comunicó a Von der Leyen que se subiría al barco si podía tener garantías de que no penalizaría a sus productores- Este miércoles el primer ministro polaco, Donald Tusk, reconoció que no tienen la fuerza suficiente para frenar su adopción sino que deben trabajar para contrarrestar sus potenciales efectos adversos.

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