Las negociaciones entre la Unión Europea y Estados Unidos para evitar una guerra arancelaria siguen en pie, pero Bruselas sigue armándose en el caso de que no lleguen a buen fin. La Comisión Europea ha presentado este jueves una lista de productos estadounidenses que podrían sufrir aranceles comunitarios en el caso de que las conversaciones entre el comisario de Comercio, Maros Sefcovic, y sus homólogos en Washington no tengan un resultado “mutualmente beneficioso” e impliquen la retirada de los aranceles de la Administración de Donald Trump. Esta vez han ido más lejos e incluyen la industria de la aviación y la del vino, entre otros muchos productos. Todo, para presionar todavía más a Estados Unidos para llegar a un acuerdo.
Esta nueva lista, que el Ejecutivo comunitario ha puesto a consulta de los países del bloque comunitario, sería una respuesta tanto a los aranceles “recíprocos” anunciados por Trump en el llamado día de la liberación como a los aranceles estadounidenses sobre los coches. El conjunto de los productos afectados suma una cantidad de 95.000 millones, y cubre un amplio grupo de bienes estadounidenses, desde industriales a la agricultura.
El objetivo es no escalar
La UE deja fuera de la lista a la industria farmacéutica
Incluiría, por ejemplo, la aviación, los motores o los neumáticos de los vehículos, plásticos y químicos; pero también las bebidas alcohólicas como el vino o el conocido bourbon que quedó fuera del primer paquete de contramedidas. “En ese momento, EE.UU. todavía no había impuesto medidas sobre el vino europeo. Ahora lo han hecho”, justifican fuentes comunitarias. De momento dejan fuera el importante sector farmacéutico y de los semiconductores, que hasta ahora no han sido atacados por la Casa Blanca. El objetivo es no escalar. Al mismo tiempo, la UE también propone posibles restricciones a ciertas exportaciones europeas de chatarra de acero y productos químicos por valor de 4.400 millones.
En paralelo, la Comisión también ha anunciado que se prepara para llevar los aranceles recíprocos y sobre los coches de Trump a litigio ante la Organización Mundial de Comercio. Se trata solamente de un primer paso que implica pedir a los EE.UU. que acudan a consultas. Fuentes comunitarias señalan que lo quieren hacer porque consideran que las medidas estadounidenses son ilegales, pero este litigio quedaría suspendido en caso de llegar a un acuerdo.

Estas medidas nada tienen que ver con el primer paquete de contramedidas valorado en casi 21.000 millones que aprobó para responder a los aranceles estadounidenses del 25% sobre el acero y el aluminio. Este paquete está congelado hasta julio después de que Trump pausara sus aranceles recíprocos a todo el mundo salvo a China con el objetivo de dar espacio a las negociaciones, que para Europa siguen siendo la absoluta prioridad.
“La UE sigue plenamente comprometida con la búsqueda de resultados negociados con Estados Unidos. Creemos que pueden alcanzarse buenos acuerdos en beneficio de los consumidores y las empresas de ambos lados del Atlántico”, ha explicado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, en un comunicado. “Al mismo tiempo, seguimos preparándonos para todas las posibilidades, y la consulta lanzada hoy nos ayudará a orientarnos en esta necesaria labor”, ha añadido.
Acercamiento prudente
La respuesta europea es inferior al impacto de los aranceles de Trump
Fuentes europeas advierten que, en el caso de que las negociaciones encallen y tengan que seguir adelante con estas contramedidas, nadie se debería extrañar si la cantidad final es bastante inferior a los 95.000 millones que representa esta lista. De momento es una propuesta para que opinen tanto los Estados miembros como la industria. La respuesta europea, siempre que no haya acuerdo, debería estar lista a finales de junio o principios de julio. De momento no incluye al sector de los servicios, pero estas fuentes insisten en que todo sigue encima de la mesa.
En cualquier caso es una respuesta muy inferior al alcance del impacto de todos los aranceles impuestos por Estados Unidos a los productos europeos, que según la Comisión es de 379.000 millones de euros. “No buscamos un acercamiento dólar por dólar”, señalan las fuentes comunitarias. “Tenemos que considerar dos cosas. Por un lado, la necesidad, por supuesto, de proteger nuestras industrias y reequilibrar la situación, pero también cuál es nuestro interés neto. No queremos dispararnos en el pie. Por eso queremos ser muy prudentes cuando decimos que queremos ser proporcionados”, insisten.