La Unión Europea opta por la cautela y se encomienda a las negociaciones

La Unión Europea opta por la prudencia tras una jornada en la que los aranceles recíprocos de la Administración Trump pasaron de estar anulados por la justicia de su país a contar con el aval de un tribunal de apelación para que todo siga igual. Es decir, al criterio voluble del presidente de Estados Unidos. “No comentamos procedimientos de EE.UU.”, respondía este jueves una portavoz comunitaria ante las preguntas sobre el dictamen de un tribunal comercial federal de EE.UU. que consideró que el mandatario se excedió en su autoridad al imponer aranceles generalizados a cada país.

Antes de conocerse la resolución del tribunal de apelaciones al que recurrió Washington, en Bruselas consideraban que nada había cambiado. Por lo tanto, la apuesta era seguir adelante con las negociaciones que están llevando a cabo con la Casa Blanca para poner fin a la guerra comercial. Las conversaciones se han acelerado desde la llamada del pasado domingo entre la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el presidente estadounidense, cuando la alemana persuadió al magnate de retirar su amenaza de aumentar los aranceles a la UE a un 50% a partir del 1 de junio.

Prudencia

La Comisión Europea evita comentar sobre procedimientos de EE.UU.

En su discurso de este jueves durante la ceremonia de entrega del prestigioso premio Carlomagno en Aquisgrán (Alemania), Von der Leyen, la galardonada, no hizo referencia a esa decisión judicial. De la misma forma que este jueves por la noche, tras trascender la decisión de la sala de apelaciones, tampoco se produjo ninguna comunicación oficial.

Bruselas sigue con el plan que pasa, de momento, por rebajar las tensiones y volver a los plazos acordados. Es decir, seguir negociando hasta que expire la pausa en las represalias el próximo 9 de julio. Tanto la presidenta de la Comisión como Trump acordaron acelerar las negociaciones y mantener un estrecho contacto directo.

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Fue la líder comunitaria quien descolgó el teléfono. La llamada fue una iniciativa de la popular alemana, confirmó este jueves su portavoz, Paula Pinho, aunque había intención mutua de comunicarse. “Ahora hay un nuevo impulso para las negociaciones”, dijo Pinho a la prensa. Esa conversación fue muy bien, nada que ver con el desastroso diálogo del viernes pasado entre el comisario europeo de Comercio, Maros Sefcovic; el representante de Comercio de EE.UU., Jamieson Greer; y el secretario de Comercio estadounidense, Howard Lutnick. Entonces, la Administración estadounidense había enviado a la Comisión una larga lista con reclamaciones que para Europa no son realistas.

Por ejemplo, exigen reducir el déficit o las denominadas barreras no arancelarias, como la adopción de las normas de seguridad alimentaria estadounidenses y la eliminación de los impuestos nacionales sobre los servicios digitales. En cambio, la Comisión trabaja ofertas concretas, como aranceles cero por cero para bienes industriales o una compra superior de productos como la soja o el gas natural.

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La Comisión prefiere una solución negociada, pero también se está armando por si no se consigue. Para ello, además de la primera batería de contramedidas, ha propuesto una segunda lista de productos estadounidenses valorados en 95.000 millones que podría activar.

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