
Pedro Sánchez está buscando un salvoconducto timbrado por la Comisión Europea, con la rúbrica –o la no hostilidad– del futuro canciller alemán Friedrich Merz. Ese salvoconducto podría permitirle agotar la legislatura. Ese salvoconducto o estatuto especial permitiría ensayar una vía española al rearme, un rearme de rostro humano , por decirlo con el lenguaje de los años setenta, un rearme con titulares algodonados, con más ordenadores que cañones. A cambio, Sánchez ofrece como garantía el europeísmo de España, una mayor disposición a la cesión de soberanía a Bruselas, tal y como explicitó ayer en uno de los pasajes menos comentados de su discurso. Hay muchos pliegues, muchos matices, muchos intereses que se pueden negociar estos próximos meses con Bruselas, Berlín, y París. También con Varsovia y Londres.
Sánchez no está muerto, pero ayer parecía desconcertado. “Nadie sabe”, dejó caer. Efectivamente, nadie sabe cuál es la profundidad real del giro estadounidense. Por el momento, mucha agresividad, incluso odio, hacia Europa. “Parásitos, gorrones”, están diciendo.
Sánchez busca la benevolencia de Bruselas, Feijóo pide línea directa con el alto mando militar
Máximo alineamiento político y diplomático con Bruselas a cambio de un desarrollo soft del programa de rearme español. Una cierta excepción ibérica, a la espera de las elecciones legislativas portuguesas del próximo mes de mayo que van a ser verdaderamente importantes para España, puesto que en Portugal se pondrá a prueba la vigencia del bloque central (predisposición al entendimiento de la derecha democrática y los socialistas), ese bloque central con el que no pocos sueñan en Madrid D.F. Sería la entente entre populares y socialistas –sin Pedro Sánchez, claro está– por la que apuestan los ex presidentes Felipe González y José María Aznar , buena parte del Ibex 35 y voces muy influyentes del parque mediático. Una entente en la que los populares mandarían y los socialistas servirían los cafés. Emiliano, el mío con un poco de leche templada, por favor.
España aspira a un estatuto de autonomía en el capítulo de rearme y hay otro país que también lo quiere: Italia. Sánchez ofrece lealtad a Ursula von der Leyen y Giorgia Meloni amenaza con romper la unidad europea occidental, entregándose totalmente a Donald Trump y Elon Musk . Meloni no se esperaba un trumpismo tan agresivo, y Sánchez tampoco se esperaba que el día antes de su comparecencia en el Congreso para hablar de defensa, digo, de seguridad, la Comisión Europea llamaría a los ciudadanos a ir preparando un kit de emergencias en caso de guerra.

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, interviene durante una sesión plenaria en el Congreso de los Diputados de este miércoles
Momento interesante para Alberto Núñez Feijóo , que podría desarmar a Sánchez ofreciéndole un acuerdo sobre los presupuestos de defensa a cambio de elecciones en un plazo de tiempo. Feijóo no ofreció ayer ningún pacto, pero entreabrió una puerta, mirando a Bruselas. Su primera exigencia es tener una interlocución directa con el Jefe del Estado Mayor de la Defensa (Jemad) para conocer las peticiones de los militares. La división en el bloque gubernamental le ofrece espacios de maniobra. Su problema reside en Bruselas. El pasado 28 de noviembre, el PP español cometió un gravísimo error votando en contra de la nueva Comisión Europea para castigar a Teresa Ribera . Von der Leyen no se fía de ellos. Por eso Aznar viajó la semana pasada a Bruselas.
La relación con el futuro canciller Merz se dibuja como un factor de suma importancia.