Las compras del plan de defensa: satélites espía, munición, helicópteros ligeros o el caza del futuro

El Gobierno ha enviado este miércoles a la Unión Europea y a la OTAN el plan industrial y tecnológico para la seguridad y la defensa —dotado con 10.471 millones de euros— con el que prevé llegar al 2% del Producto Interior Bruto (PIB) en gasto militar, tal y como exigen los compromisos alcanzados por los países de la Alianza Atlántica. Después de que ayer, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, esbozase las líneas generales del plan, hoy se ha hecho pública la letra pequeña del informe en el que se detalla a dónde irán a parar las inyecciones millonarias: incremento del salario de los militares, sustitución de helicópteros, adquisición de un sistema de radio táctica, mejora de la ciber seguridad del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) o incremento de la reservas de munición, entre una larga lista.

El documento de 21 páginas recoge que España podrá financiar el plan sin acometer subidas de impuestos, comprometer partidas de gasto social o incurrir en un mayor endeudamiento, tal y como prometió Sánchez. La principal fuente de financiación del plan será el Fondo de Liquidez Autonómica (FLA), de donde saldrán 2.819 millones, una vez que hay menos necesidad de recurrir a él desde que las regiones pueden recurrir a los mercados, donde encuentran menores necesidades de amortización y un mejor comportamiento del déficit público. Otros 1.744 millones de euros irán a parar al fondo de gastos recogidos en los Presupuestos Generales del Estado de 2023, que una vez prorrogados en 2025 no son necesarios. También serán fuentes para financiar el plan reintegros de préstamos concedidos por el Ministerio de Industria (1.680 millones), la reorientación del plan de recuperación y resiliencia (1.357 millones) o el Fondo de Contingencia (1.395), la hucha a la que el Gobierno recurre en caso de catástrofe.

Por partidas, una de las más cuantiosas (35,45% de los 10.471 millones) será la destinada a las condiciones laborales, preparación y equipamiento de las Fuerzas Armadas. Habrá 679 millones para subir el sueldo de todos más de 100.000 militares que componen los tres ejércitos. Otros 421 millones se dedicarán a la digitalización de equipamientos, así como gastos en vestuario y combustible. En este apartado también se incluye un programa especial de modernización del helicóptero multipropósito, con una asignación de 350 millones, que se convertirá en la plataforma principal para el entrenamiento de los futuros pilotos de la Academia del Ejército de Tierra. También se incluye otro programa de obtención de la capacidad de entrenamiento avanzando para pilotos de caza, dotado con 275 millones, que consiste en una plataforma aeronáutica —con capacidad de entre 28 y 30 aviones—.

La mejora de las capacidades de entrenamiento, sin duda, será uno de los destinos más agraciado por la lluvia de millones. Casi 930 millones se emplearán para proyectos en áreas de formación y simulación, como uno de paracaidismo, otro de refuerzo de capacidades en guerra electrónica u otro de identificación avanzada para helicópteros. Aunque con asignaciones menores, también habrá fondos para sustituir —por obsolescencia— las aeronaves CASA C-212 Aviocar de la Escuela Militar de Paracaidismo y la del Ala 37 (50 millones) o para sustituir en dos fases todos los helicópteros ligeros que hasta ahora están operando las fuerzas armada por el helicóptero H135 (42 millones).

En el capítulo destinado a las nuevas tecnologías de telecomunicaciones y la ciberseguridad (31% del total del plan), sobresale el programa para la nueva radio táctica de las Fuerzas Armadas, que proporcionará las capacidades de comunicación necesarias para garantizar intercambios de información seguros (350 millones), el programa para modernizar los 18 sistemas de conectividad actuales del Ejército de Tierra a un único sistema, que permita el control de la batalla en tiempo real (338 millones) o el satélite espía Paz II (200 millones). El aumento del gasto militar también se empleará para reforzar el área de ciberseguridad del CNI, impulsando capacidades técnicas y tácticas con aliados, junto con más personal y presencia exterior.

Casi 2.000 millones irán destinados a programas de defensa y disuasión, como el reemplazo del buque de aprovisionamiento Patiño mediante la construcción de uno nuevo según el modelo BAC Cantabria (100 millones), el de modernización de los transportes orugas acorazados (200 millones) y el de la fragata Álvaro de Bazán (225 millones). Importante inversión, con 216 millones, en el avance del futuro sistema aéreo de combate FCAS o en la compra de un sistema obús auto propulsado de ruedas (300 millones). Se destinarán también 72 millones para la adquisición de vehículos de exploración y reconocimientos terrestres para los grupos de caballería de las brigadas y comandancias de Ceuta y Melilla y 62 millones para la actualización de los vehículos de combate de cadenas Pizarro. Pero de este capítulo, el grueso, más de 500 millones de euros, se utilizarán para reponer las reservas de munición y explosivos, muy mermadas después de las continuas entregas que ha realizado el Ministerio de Defensa a Ucrania en su apoyo contra la invasión rusa. 

Un cuarto apartado del plan destina 1.751 millones al Apoyo a la gestión de emergencias y desastres naturales. De este modo se destinarán 661 millones a transporte aéreo y navegación, incluidos 7 aviones anfibios DHC-515 para la lucha contra incendios y otros 116 millones para la adquisición de vehículos lanzapuentes para su utilización en caso de catástrofe. Asimismo, prevé 232 millones en aportaciones para la atención de emergencias como las danas y para Ucrania.

El plan contempla también, en un último bloque, 328,7 millones de euros para las operaciones de paz en las que participa España en el exterior con 3.000 efectivos para contribuir a la disuasión en el flanco oeste, mantener la paz en Líbano, luchar contra la piratería en el Índico o formar a las fuerzas locales en Irak y África, entre otras.

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