
Es una situación que ya se está dando. Estudiantes que obtienen buena nota en la EVAU y que se garantizan una plaza en la universidad deseada acaban eligiendo otra opción por culpa del alto precio del alojamiento en ciudades como Barcelona o Madrid. La plataforma especializada en habitaciones de estudiantes Live4Life detecta subidas de precios de hasta el 14% en las grandes ciudades y asegura que casi el 50% de los alumnos que deben cambiar de ciudad ya elige universidad en función del coste de residencia. Los economistas avisan de que el problema es grave, con derivadas que afectan a la igualdad de oportunidades y al atractivo de las propias universidades.
Según los datos de Live4Life, el precio medio de la habitación de estudiante alcanza ya en Barcelona los 600 euros al mes y en Madrid, los 550, con incrementos en ambos casos de cerca del 10%. En València ha subido un 14%, hasta 400 euros, pero es en Alicante donde se dan los mayores incrementos, del 23% en apenas un año. Un paseo por Idealista da cuenta del drama: hay quien ofrece estos días una habitación por más de 1.000 euros en la zona de la Ciudad Universitaria de Madrid.
Las inversiones en residencias y el aumento del alquiler de temporada pueden aliviar la tensión
“Es un tema que me preocupa” y “cada vez es más serio”, afirma Santiago Carbó, catedrático de Economía de la Universidad de Valencia e investigador de Funcas. “Puede tener efectos sobre la movilidad a corto y largo plazo, y por supuesto tiene efectos económicos. Confiemos en que no sean permanentes, pero pueden adquirir un rango estructural, por lo que hay que actuar”.
Carbó explica que el problema de acceso a la vivienda “se ha ido trasladando a todas las capas”. Lo que comenzó como una dificultad para comprar pasó luego a los alquileres y, ahora, a las habitaciones. Para las universidades, el alojamiento es “una infraestructura fundamental, como la de tener transporte, y no se ha cuidado”. Solo ahora, indica, las universidades y los ayuntamientos empiezan a reaccionar.
Un estudio de Live4Life muestra que el 64% de los universitarios considera el alquiler como el principal obstáculo al llegar a una ciudad y el 58% descarta algún destino por resultar caro. “Vimos que un mismo cliente nos hacía solicitudes para varias ciudades, y al hablar con ellos nos encontramos con que el motivo era el alojamiento”, explica el consejero delegado de la empresa, Alberto Añaños. No solo hay un problema de precio, sino también de disponibilidad. Ya se han dado casos de estudiantes que en septiembre se encuentran con que no tienen donde dormir.
El problema afecta de lleno a la igualdad de oportunidades y también a la atracción de talento internacional. España recibe cada año casi 150.000 estudiantes, sobre todo de Europa y América Latina, gracias a una ecuación en la que la calidad de las universidades y el coste del alojamiento resultan decisivos.
Julián Salcedo, presidente del Foro de Economistas Inmobiliarios, alude al “gran perjuicio” para los estudiantes de la falta de oferta de alquiler de habitaciones y de sus precios. Faltan plazas en residencias de estudiantes y colegios mayores, indica.
El Gobierno ha anunciado que no autorizará nuevas universidades o escuelas de negocios privadas si no garantizan plazas de alojamiento para sus estudiantes. “El problema es que no se pueden crear más plazas de la noche a la mañana, se tardarían varios años, y el déficit ronda las 100.000 o 150.000 plazas”, explica Salcedo. Es necesario incrementar la oferta para “seguir siendo un país de referencia para los estudiantes extranjeros, que suponen grandes ventajas en términos de multiculturalidad, atracción de inversión o turismo”.
Las residencias se presentan como la fórmula para proteger esta particular demanda estudiantil de las tensiones inmobiliarias. La plataforma Tagaste cita un estudio según el cual el precio medio de una habitación compartida en una residencia con pensión completa está en 897 euros. Alojarse puede oscilar entre 600 y 750 euros, y alcanza los 1.000 euros si se añaden servicios. A eso habría que añadir 300 de pensión completa.
El consejero delegado de Live4Life aporta algo de optimismo. “Este año va a ser el último de subidas grandes y los precios se van a mantener o incluso bajar”, vaticina. Cita para ello tres motivos. El primero, la potente inversión en residencias de estudiantes, que no debería tardar en aliviar el mercado. El segundo, el temor de los propietarios de pisos a la okupación, lo que hace que opten por el alquiler de temporada, de hasta once meses, en el que los estudiantes son un inquilino interesante. El tercero, las políticas de vivienda, que están limitando los pisos turísticos.