Los actuales accionistas de Celsa aportarán 800 millones de euros a la compañía siderúrgica para asegurar su futuro. La empresa prevé también acudir a los mercados para dotarse de más capital y conseguir volver a registrar beneficios. La empresa convocará una junta para aprobar el plan de futuro en diciembre.
La decisión fue tomada por el consejo de administración. En la reordenación se prevé que los actuales accionistas de Celsa aporten 200 millones de euros adicionales en efectivo al capital de la compañía, así como 600 millones de euros en concepto de préstamo subordinado.
La histórica compañía siderúrgica es propiedad de un grupo de fondos después de que un juez retirara las acciones de la empresa a la familia fundadora (Rubiralta) y se lo entregara a los fondos acreedores en pago de las deudas contraídas en una sentencia inédita.

Además de esa inyección de recursos, se prevé que la compañía acuda a los mercados de capitales de deuda.
El consejo ha convocado junta extraordinaria de accionistas para el próximo día 4 de diciembre. El nuevo plan se produce después de que la sociedad lanzara a mediados del 2024 un plan industrial de mejoras operativas. Los actuales accionistas ya llevaron a cabo una ampliación de capital de 166 millones de euros que está acabándose de completar.
Para el 2026, la compañía espera un entorno macroeconómico más favorable para el sector del acero.
En el 2024, Celsa perdió 280 millones de euros frente a un beneficio de 459 millones un año antes. Las pérdidas del año pasado están influenciadas por la aportación extraordinaria de los socios para recapitalizar la compañía, sin la cual los números rojos sería de 918 millones.
A mediados de año, Criteria, el brazo inversor de la Caixa, descartó una entrada en la compañía. Se había erigido como la mejor ofertante en un proceso para tomar el 20% de la compañía, pero finalmente no siguió adelante con la operación.
Celsa es propiedad de los fondos Strategic Value Partners, Attestor, DWS, Golden Tree y Cross Ocean desde el otoño de 2023. Estos fondos tomaron el control de la compañía después de que un juez homologara un plan de reestructuración que descabalgó a los Rubiralta del control de la empresa.
