
Los aranceles de Trump y el aumento de la incertidumbre que están provocando restarán tres décimas al crecimiento de la economía española este año, hasta dejarlo en un 2,5%. Es el cálculo que ha hecho público hoy BBVA Research, que también revisa a la baja una décima su previsión para el 2026, que sitúa en el 1,7%.
Si los aranceles juegan en contra de la actividad económica, en cambio a favor están la baja de precios de la energía, y las exportaciones de servicios, además de un sector de la construcción que aporta cada vez más a este crecimiento, por las políticas en marcha para compensar la falta de pisos. Un sector al que la emigración le ha subsanado en buena parte el problema de mano de obra que padecía, pero que sigue siendo de los que muestra una rentabilidad más baja. El informe del BBVA calcula que la construcción aportará este año 0,5 puntos al PIB este año, lo que supondría una quinta parte del total.
Con este informe, BBVA Research sigue los pasos del Banco de España, que también está semana rebajó su previsión, en este caso, dejándola aún más baja, un 2,4%, y lo argumenta también en la menor aportación del sector exterior, motivada por la guerra comercial. Son cifras que quedan ligeramente por debajo de la previsión del Gobierno, que mantiene su 2,6% de aumento del PIB este año.
Se comprueba como el crecimiento se mantiene a unos niveles considerables, muy por encima de los países europeos vecinos, pero marcando una ralentización, provocada en buena parte por un menor dinamismo de la demanda interna, con el consumo público y privado moderando su avance.
“Los anuncios de ida y vuelta del Gobierno estadounidense, con recargos generalizados a las importaciones europeas y su posterior suspensión para iniciar una negociación bilateral han introducido una elevada incertidumbre con consecuencias sobre las variables financiera y la actividad”, señala el informe, que añade también un elemento de incertidumbre interna. En este sentido apuntan a elementos de incertidumbre interna la discusión sobre la reducción de jornada, la condonación de la deuda autonómica y la incertidumbre sobre los presupuestos.
Hay otros factores que también frenan la actividad, como es el precio de la vivienda, que aumentará un 7,3% este año, y también el ahorro de los hogares, que sigue en cotas muy altas con lo que restringe la potenciación del consumo. Otro lastre que señala el estudio es una productividad baja que provoca una escasa rentabilidad de las empresas españolas en comparación con las europeas.
Por tanto, ralentización del crecimiento si, pero con un crecimiento que sigue siendo “sólido”. Aquí ayuda la disminución de los precios del petróleo, una política económica europea que está apuntando a un tono más expansivo, así como el crecimiento en el sector servicios, con unas exportaciones que seguirán creciendo por encima del PIB. También impulsarán el crecimiento las inversiones en materia de defensa, con el plan anunciado para que lleguen al 2% del PIB a final de año, y la mayor inversión en vivienda.
En este terreno, el informe señala que el sector de la construcción tendrá cada vez una aportación mayor al crecimiento, con necesidad imperiosa de nuevas viviendas y con una mejora respecto a los problemas de falta de mano de obra que arrastraba, gracias al aumento de la población extranjera.
En concreto, considera que el crecimiento de la demanda y las consecuentes medidas anunciadas para mejorar la oferta explican el aumento de la actividad, Y a ello se añade un incremento de los precios que podría acelerar el proceso.
Curiosamente, este aumento del papel de la construcción se produce en un sector con muy baja rentabilidad. Todos los sectores están por debajo de la media europea, pero la construcción es el que sale peor parado de la comparativa. En el informe se indica que su rentabilidad es la mitad de la media de países como Alemania, Francia e Italia. Queda a la mitad.
Las razones por esta baja rentabilidad de la construcción vienen por los aumentos de los costes y por la escasez de mano de obra, aunque este último elemento se está corrigiendo. Además, hay un elemento limitador, que es la disponibilidad de suelo para construcción.
“La construcción sufre una brecha enorme entre lo que los hogares tienen que pagar y la baja rentabilidad del sector. Muestra su ineficiencia. Todo lo que se haga para corregir esa brecha será positivo, si la ley del Suelo permite agilizar el proceso irá en la misma dirección”, ha afirmado Rafael Doménech, responsable de Análisis Económico de BBVA Research.