
Los directivos de las telecomunicaciones parecen más ajetreados de lo normal este mes de agosto, sobre todo en lo que a fusiones y adquisiciones se refiere. A comienzos de mes, el fondo soberano de Singapur GIC cerraba un acuerdo milmillonario para invertir en el negocio español de la fibra óptica, y, pasados unos días, el Financial Times informaba de que el gigante francés de la gestión de activos AXA también prepara una gran operación en esta misma actividad. Todo ello, mientras Telefónica avanza estos días en los preparativos de una ampliación de capital que le permita abordar nuevas adquisiciones.
Las telecos españolas llevan tiempo moviéndose en dos direcciones y prometen novedades en los próximos meses. Por un lado, prosigue la inagotable consolidación entre los grandes operadores, con la firma oportunista Zegona dispuesta a vender Vodafone España a un competidor como Telefónica y otros dos destacados actores, Digi y Masorange, tanteando sus próximos pasos. Por otro, no dejan de explorarse operaciones en negocios de infraestructuras, en busca de sinergias e ingeniería financiera. Ya se probó con éxito la creación de filiales de torres de telecos , las conocidas como towercos , para vender una parte o fusionarlas, y ahora llega el momento de las fibercos , dedicadas a la fibra óptica. Una oportunidad de oro para inversores.
A finales del año pasado, Telefónica España y Vodafone España acordaron los términos para crear una sociedad conjunta de fibra óptica. Nacía Fiberpass. Muy poco después, en enero, de nuevo Vodafone España unió otra parte de sus activos de fibra óptica con Masorange para crear Surf. Las nuevas empresas, como ocurrió en su momento con las torres, presentan economías de escala y sueltan amarras frente a las matrices para ofrecer, a modo de marca blanca, servicios a otros operadores.
El capital foráneo no ha tardado en responder a la llamada de las fibercos . GIC acaba de hacerse con el 25% de la sociedad conjunta entre Masorange y Vodafone España por 6.900 millones, una vez incluida la deuda. Entra en una empresa con 4,5 millones de clientes, en una operación redonda para los propietarios. Masorange se llevará 3.200 millones, y Vodafone España, 1.400 millones.
AXA es ahora la que podría dar el siguiente paso, con la compra de un 30% en la sociedad conjunta entre Telefónica y Vodafone España. La firma francesa, comprada recientemente por BNP Paribas, gestiona activos por 879.000 millones y parece haber detectado un buen negocio.
Esta llegada de capital foráneo se suma a las de Saudi Telecom, Zegona y KKR en los últimos años
Esta entrada de capital extranjero no suele resultar problemática, al tratarse de participaciones minoritarias y al estar destinada por lo general a fondos con experiencia en infraestructuras. Sí forman parte de un método de captación de capitales al que las telecos y las empresas energéticas suelen recurrir, el de abrir participaciones minoritarias en negocios concretos. La particularidad de las telecos es que viene acompañado de fusiones, en busca de operadores capaces de trabajar para cualquier operadora, los conocidos como agnósticos.
Cellnex y American Tower ya han demostrado el éxito de esta fórmula en el negocio de las torres, en el que Telefónica creó Telxius y dio entrada a inversores como Pontegadea (Amancio Ortega) o el fondo de capital riesgo estadounidense KKR. En el 2021, American Tower compró las torres de Telxius, que ahora solo gestiona, ya sin KKR, los cables submarinos.
En la fibra, KKR fue precisamente de los que abrieron camino en el 2022, al hacerse con el 49% de Reintel, la red de fibra óptica troncal de Redeia que utiliza los trazados del tren de alta velocidad para vertebrar el territorio.
La llegada de GIC es uno de los mayores desembarcos de capital extranjero en las telecos españolas de los últimos años y la muestra de que el sector bulle por varios flancos. El año pasado, Zegona compró Vodafone España por 5.000 millones y no tardó en aplicar recortes de plantilla.
Sin embargo, la inversión más sensible ha sido la de Saudi Telecom en Telefónica. Valorada en algo más de 2.000 millones, la compra sin aviso previo del 10% de la principal teleco del país encendió las alarmas del Gobierno, escamado ante las intenciones de Arabia Saudí. Hubo que crear un frente accionarial español con Criteria y la SEPI, al margen de la participación financiera que conserva el BBVA.
El fondo soberano de Singapur y la francesa AXA ofrecen miles de millones para entrar en las ‘fibercos’
Masorange es también una incógnita en lo que a sus tripulantes accionariales se refiere. Fruto de la fusión entre Orange España y MásMóvil, tiene embarcados en su capital al Estado francés y a los fondos de inversión KKR, Cinven y Providence, estos últimos, necesitados de una puerta de salida. Los planes pasan por buscar una salida a bolsa en el 2026.