
El 2025 hace pasar por todos los estados de ánimo al inversor. Cinco meses de repuntes, caídas, alegrías y tristezas alternadas al son de las medidas de Donald Trump y su impacto en la economía global. Sin pausa, el inversor busca conocer el rumbo de los mercados, donde alguno advierte que podrían haber dado todo de sí, aunque siguen albergando oportunidades. Cuando el frente arancelario parecía calmarse, ahora surgen dudas por las cuentas de EE.UU. o la amenaza de tasas del 50% a Europa. Dispuestos, o no, vienen nuevas aventuras.
La novela del 2025, inacabada, tiene por ahora tres capítulos. De enero a abril se celebró la llegada de Trump a la Casa Blanca. El 2 de abril se torció todo con su “día de la liberación” y aranceles globales. Los índices se hundieron en pocas sesiones más del 10%. Cuando dio marcha atrás una semana después, se salió de mínimos con repuntes del 20%. Un parón de 90 días que fue un maná… ¿exagerado? Los valores, sobre todo en EE. UU., vuelven a la casilla de salida. En su montaña rusa, en lo que va de año Wall Street aún busca recuperarse (ver gráfico). “Estamos igual que antes de las elecciones estadounidenses. El optimismo que se había vivido con la llegada de Donald Trump, el pesimismo con las medidas que fue anunciando, se ha borrado”, pone en el mapa Xavier Brun, director de renta variable en Trea AM.
“Hoy estamos como antes de las elecciones de EE.UU.”, apunta Brun (Trea AM)
La reciente recuperación trae alegrías, pero puede estar cogida con alfileres. Se vuelven a rondar máximos históricos, lo que presiona las valoraciones. Pero ni la sombra de los aranceles ni la incertidumbre desaparecen. “Los aranceles tocan la confianza, y eso acaba afectando a todo. Hay una situación de fondo que irá cambiando a peor en la segunda mitad del año, que será complicada. Con revisión de resultados a la baja, menos crecimiento y más inflación, con unos tipos que serán menos bajos de lo esperado”, advierte Ramón Forcada, director de análisis de Bankinter. De ahí que no vea justificadas las subidas. “No entendemos que las bolsas suban en este contexto. Es complicado encontrar un apoyo firme. Siempre deben subir por valores subjetivos, y ahora es muy difícil: los beneficios esperados no son un factor, el crecimiento tampoco, la inflación tampoco… No sé si se está pasando con complacencia por la incertidumbre”. Un factor que se reitera es que hay mucha liquidez. Por ejemplo, el último tirón de los índices en EE.UU. viene más del impulso minorista que del institucional, detallan en Trea AM.
Una duda típica es dónde colocarse, si en Europa o EE.UU. Elección que no tendría que traducirse en apostar todo a uno u otro, advierte el sector. “Con valoraciones exigentes, la gente está buscando rentabilidad en renta fija o en bolsa europea, donde parece que este año sí lo hará mejor”, asevera Brun. “A corto plazo, Europa lo puede hacer mejor porque tiene un flujo positivo de las grandes casas de inversión –Morgan Stanley, JP Morgan, Bank of America…–, unas valoraciones atractivas, en comparación más baratas que EE.UU., y expectativas de crecimiento que hagan subir el beneficio”, comenta. Eso sí, mientras el frente arancelario no trunque las cosas. Al otro lado del charco, “los múltiplos están por encima de la media, lo que exige un crecimiento exigente”. A medio o largo plazo, sin embargo, “en EE.UU. vemos más valor, aunque siendo más selectivo”. Argumenta una mejor tendencia de fondo en contraposición a una Europa más guiada por los ciclos.
¿Y subirán mucho más? Forcada se muestra conservador. Apunta que el beneficio por acción en el EuroStoxx 600 se espera en +3,7% para el año, pero ya sube el 8%. “Ya es excesivo”. Índices como el Dax alemán o el Ibex 35 remontan cerca del 20% en el ejercicio. “En el Ibex 35 no nos sale que tenga más recorrido, incluso puede estar sobrevalorado superando los 13.000 puntos”.
“La situación de fondo irá cambiando a peor en la segunda mitad del año”, creen en Bankinter
Sobre estrategias, en Bankinter apuestan por ser “más defensivos que antes”. “No vamos a una recesión, pero sí hay que tener menos exposición al riesgo y ver cómo va el año”. Esperan buen desempeño la banca, la ciberseguridad y la defensa. Si se busca una trinchera, resalta utilities e infraestructura. Desde Trea AM, mencionan salud o farmacia.
Hasta ahora los resultados aguantan, pero hay que esperar a las publicaciones del segundo trimestre para empezar a ver el impacto arancelario. “Podemos tener sorpresas tanto negativas como positivas de empresas fuertes”, señalan en el equipo de inversión de Bestinver. Entre dudas, la respuesta está en seguir siendo selectivo. Creen que el castigo de los aranceles fue muy extendido, en algunos casos excesivo, y ha dejado oportunidades a nivel general. “Cuando al mercado le sorprende algo, piensa en el peor escenario. Cae y le pega a todo… A medida que las incógnitas se despejan, tira hacia arriba. Siempre pasa”, plantean. “Con unas cadenas comerciales tan globalizadas, lo malo de los aranceles es que la incertidumbre se ha transformado en volatilidad en muchos sectores; lo bueno es que se puede comprar barato. Hay tantas buenas oportunidades en tantos sectores…”.
Centrada en la estrategia del value investing, Bestinver busca compañías infravaloradas con visión a largo plazo y ha sido popularizada por Warren Buffett. “Hoy se puede construir una cartera con potencial, diversificada y muy equilibrada”, señalan. “La forma de invertir es la misma, largo plazo y aprovechar”, más centradas en firmas concretas y sin hacer diferenciación por regiones. Citan el consumo, materiales básicos, energía o el sector financiero entre los favoritos. El escenario que manejan es que el mercado está en digestión de los cambios, una digestión que ha dejado movimientos violentos al alza y a la baja “condenadas a ser corregidas a largo plazo”.
En Bestinver, con una visión a largo plazo, ven opciones buenas en muchos sectores
La idea compartida es que la incertidumbre seguirá ahí, si es que no ha acompañado siempre. Cuando no era la crisis del euro era la covid, la guerra de Ucrania, los aranceles… Trump introduce ahora un nuevo elemento, en forma de un plan de recortes fiscales que amenaza con inflar, más, la deuda (hoy de 36 billones) y el déficit (superaría el 6% este año, según Scope Ratings). El despliegue, y su impacto, llevan a cuestionar la fortaleza de EE.UU., sus bonos y el dólar como valores refugio. La reciente rebaja de rating de Moody’s dio argumentos. Las señales de cambio se están viendo en los bonos. La deuda americana a 10 o 30 años superaba estos días la cota del 4,5% y el 5% respectivamente.
Los inversores, recelosos, se desprenden de los bonos americanos. Al reducir su precio para colocarlos, el rendimiento sube. “Los inversores liquidan lo que pueden para reducir el riesgo, desapalancarse o aumentar la liquidez”, comenta Dan Ivascyn, director de inversiones de Pimco. Con los aranceles golpeando el crecimiento y la inflación, el plan fiscal hurga. En Bankinter prevén un desequilibrio adicional de entre 3 y 5 billones de dólares en diez años. Cifras sobre unas cuentas ya tensas. “Es añadir un 10%-16% del PIB a una economía que tiene un 120% de deuda sobre PIB”, advierte Forcada. “Cuando se ve esa cierta irresponsabilidad fiscal, se eleva la rentabilidad del bono y cae el dólar. Son operaciones que parecen mostrar un cambio de paradigma”, cree. Tipos más altos encarecen futuras emisiones.
Con las subidas, el mercado de renta fija ofrece una posibilidad “atractiva”, según Pimco
No se cuestiona la prevalencia del dólar, pero sí se va erosionando su fortaleza. Desde la llegada de Trump, en el cruce con el euro se deja casi un 8%. La subida en el rendimiento de los bonos también afecta a las bolsas, ya que el bono pasa a ofrecer una rentabilidad interesante en un activo más seguro. Además, perjudica a la renta variable que las empresas pagarían más al financiarse. Así como es un toque de atención, se erige en oportunidad. “Seguimos bien posicionados para aprovechar las oportunidades en medio de la volatilidad. El rendimiento de los bonos es atractivo. Los mercados funcionan bien, solo están muy agitados”, sostiene Ivascyn. Desde la firma sostienen que los segmentos de calidad “son resistentes a los impagos”. Si bien reconocen mantener la paciencia en un entorno de elevada incertidumbre, “estamos preparados para aumentar la exposición a corporativos”. Pimco prefiere tramos cortos y medios, y al margen de EE.UU., el Reino Unido o Australia, se fija en Europa por la intención de mayor gasto en defensa: “Es un espacio interesante a tener en cuenta”.
Para un particular, “soy más partidario de la compra directa del bono que de un fondo de renta fija, que añade volatilidad. Uno a 30 años que toca el 5% refleja que se espera que la inflación media sea de ese 5%, algo que no ha sucedido años previos y no creo que suceda. Sería buena inversión, buena rentabilidad con baja volatilidad”, dice Brun. ¿Sin riesgo de sustos? “Aunque la deuda o el déficit de EE.UU. sean altos, no será un problema siempre que la confianza en el dólar no desaparezca. Y no desaparecerá”.