El acuerdo alcanzado esta noche en el Consejo Europeo para suavizar la nueva propuesta de regulación de la pesca de arrastre no convence a las cofradías catalanas. El presidente de la Federació de Confraries y presidente del Consell Consultiu de Pesca a Europa, Toni Marzoa, señala que las nuevas exigencias medioambientales ahogan a un sector al que se le lleva ya varios años aplicando restricciones. “No hay ningún gesto por parte de la Comisión Europea por compensar los esfuerzos del sector”, lamenta.
Marzoa asegura que deben estudiar en profundidad el acuerdo, pero la valoración inicial no es buena. “Los días disponibles que teníamos hasta ahora y que se quieren mantener con la moratoria significan una agonía lenta. No es una solución”, señala. Actualmente, los pescadores pueden salir al mar entre 90 y 130 días al año, pero la propuesta inicial de la CE pretendía reducirlos hasta 27 días.“El estatuto del trabajador señala que los días laborables son 265, pero nosotros los pescadores no necesitamos tantos. Con 200 o 220 son suficientes porque hay muchas jornadas que se pierden por temporales o averías. Lo que tenemos ahora es la mitad de lo necesario”, señala.

La coordinación de los gobiernos de España, Italia y Francia ha logrado frenar la iniciativa. Se mantendrá la horquilla de entre 90 y 130 días al año a cambio de que se adapten mediante doce medidas para una pesca más sostenible, cómo adaptar las mallas para una mayor selectividad de las capturas, respetar las vedas en ciertas zonas o utilizar ciertas medidas de pesca innovadoras.
El presidente de la Federació de Confraries señala que el sector está conformado en un 90% por pequeñas empresas. “La mayoría son familias con una sola barca”, apunta. En los cálculos de su organización, la rentabilidad bruta de una embarcación de arrastre estaba en un 15% antes del primer paquete de restricciones medioambientales. «El primer año, ya nos aplicaron un 10% de reducción de jornada, lo que nos colocó en muchos casos en punto muerto. Muchos estamos a pérdidas. Están matando silenciosamente el sector sin aplicar un plan de reconversión.
