

Los presidentes de los dos colosos americanos tienen la misma edad, pero ideas políticas tan antagónicas como sus trayectorias vitales. Sin embargo, tanto el brasileño Lula da Silva como el estadounidense Donald Trump demostraron tablas este domingo en Kuala Lumpur en su primer encuentro, de 50 minutos, en el que subrayaron su voluntad de pasar página.
Tanto es así que Lula se ofreció como interlocutor entre EE.UU. y la Venezuela de Nicolás Maduro, mientras el mayor portaaviones del mundo, el USS Gerald Ford, navega hacia el Caribe. No está claro que la oferta sea vista con buenos ojos por el secretario de Estado, Marco Rubio, presente durante el diálogo mantenido al calor de la cumbre de naciones del sudeste asiático (Asean).
Durante los últimos meses han saltado chispas entre Washington y Brasilia a causa del juicio al expresidente Jair Bolsonaro, trumpista de primera hora. Donald Trump impuso en julio, como castigo, un arancel del 50% a los productos brasileños, ternera y café incluidos.
Una vez condenado Bolsonaro a 27 años de cárcel por golpista, el “tarifaço” (como se le conoce en Brasil) se ha convertido en un estorbo para ambas partes. Lula ha dicho que la conversación fue “óptima” y que no hay motivo alguno para que los dos países más poblados de América se lleven bien. “Pronto habrá buenas noticias”.
Lula ha pedido, eso sí, que Estados Unidos revoque las sanciones que lanzó contra la mayor parte de magistrados del Tribunal Supremo de Brasil. “El presidente Lula planteó que América Latina es una región de paz”, añadió el canciller brasileño, Mauro Vieira.
Cabe recordar que Lula estuvo preso entre 2018 y 2019 –en total 580 días– mientras el tándem Trump-Bolsonaro estaba en el poder. A raíz de un proceso que muchos brasileños consideraron lawfare de manual, como el que poco antes había servido para destituir a la presidenta Dilma Roussef.
En Malasia, Bolsonaro ni siquiera habría sido citado, según un alto funcionario brasileño. Mientras tanto, Roussef, correligionaria de Lula, lleva varios años como presidenta del Nuevo Banco de Desarrollo, el banco de los Brics, en Shanghai, como signo de los tiempos.
El maltrato arancelario de Brasil tiene parangón. Insospechadamente, Trump castigó también con un 50% a la India de su “amigo” Narendra Modi. Este optó de forma comprensible por no personarse en la cumbre de Kuala Lumpur. Y este mismo domingo ha sido el día elegido por India y China para reanudar sus vuelos directos, tras un parón de más de cinco años. El primero ha volado entre Calcuta y Cantón y el siguiente lo hará entre Delhi y Shanghai.
El arancel del 50% con que Trump castigó a Brasil por el juicio a Bolsonaro tiene los díascontados
Cabe decir que ASEAN se fundó en 1967 como una asociación de aliados de EE.UU. en el sudeste asiático, frente a la expansión del comunismo. Eran Indonesia, Malasia, Filipinas, Singapur y Tailandia. Luego se unió Brunéi y, tras el fin de la guerra fría, en los noventa, se incorporaron los países que habían estado en el bando contrario: Vietnam, Laos, Camboya y Birmania.
Hoy el mundo es otro y el primer socio comercial de Asean es China, aunque EE.UU. se mantiene como primer inversor. Los once miembros de Asean –tras el ingreso, ayer de Timor Oriental– reúnen a 700 millones de habitantes, 250 millones más que la UE. Su decantación puede inclinar a Asia.
