
Lo prometido es deuda. Penínsulas se ocupa hoy de Madrid DF, una expresión que va calando poco a poco y que ya hemos oído en la tribuna del Congreso. ¿Qué quiere decir Madrid DF? Empecé a introducir ese concepto en algunas crónicas hará unos dos años, quizá más, y pronto advertí que interesaba a los lectores. En la ironía está el secreto. En el periodismo no todo ha de ser contundente como un puño. No hace falta gritar a todas horas. La ironía también es un buen transmisor. Que cada uno imagine lo que puede significar Madrid DF. Estamos hablando de la creciente singularidad de la capital de España.
¿Madrid, Distrito Federal? Un distrito federal es un territorio que está bajo soberanía de un Estado federal sin ser parte de ningún estado, región o provincia integrante de la federación. En los distritos federales tiene jurisdicción directa y exclusiva el Estado central, aunque ello no impide que el Gobierno central pueda delegar algunas de sus funciones en un gobierno local. Puesto que España no es un país federal, difícilmente su capital puede ser distrito federal. Muchas veces se ha escrito que el estado autonómico se halla muy cerca del estado federal. Si algún día se decidiese dar el paso, con la consiguiente reforma de la Constitución, el estatus de Madrid dentro de la federación española debería ser abordado.
¿Madrid, Distrito Fiscal? Puesto que la política fiscal de la Comunidad de Madrid está orientada a atraer empresas y grandes fortunas mediante descuentos fiscales, el DF aporta una precisión irónica y exacta. Superando su inicial aversión al estado de las autonomías, la derecha madrileña ha aprovechado los márgenes de autonomía fiscal para atraer inversiones y rentas altas. Es un bucle casi perfecto: la capitalidad, los flujos de la globalización, la estructura radial de las principales infraestructuras de transporte y una gran disponibilidad de suelo en el centro de la península han facilitado la economía de agregación en Madrid; el éxito de esa economía de agregación permite ofrecer primas fiscales, que a su vez contribuyen a aumentar la agregación. Cuando algunas autonomías periféricas empiezan a bajar impuestos, queriendo emular a Madrid, los servicios públicos no tardan en resentirse. El caso más visible en estos momentos es el de la sanidad pública de Andalucía.

La Real Casa de Correos, sede de la Comunidad de Madrid.
Madrid DF es hoy una espectacular concentración de poderes económicos, financieros, políticos, mediáticos, jurídicos y judiciales en el interior de la M-30 y fuera de ella, cada vez mejor conectados con los centros de negocio de las principales ciudades latinoamericanas, desde Miami a Buenos Aires. Madrid, DC (Distrito de Consultorías). La labor de lobby es cada vez más intensa en la capital. Al respecto les recomiendo una magnífica aproximación a este tema efectuada la semana pasada por Iñaki de las Heras, periodista de La Vanguardia, en su boletín económico semanal. ¿Cuánto tiempo se puede gobernar España teniendo en contra al Madrid DF? Esta es la pregunta que preside la actual legislatura.
Madrid DF no estaba en la cabeza de los padres de la Constitución. Tampoco estaba en la mente de Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa, Manuel Clavero Arévalo y de todos aquellos que participaron en el dibujo del mapa autonómico. La prioridad de UCD, lo comentábamos la semana pasada a propósito de la comunidad de Castilla y León, era la creación de dos grandes reservas de voto conservador (las dos Castillas) que actuasen de contrafuerte de Catalunya y el País Vasco. El PSOE tenía la mirada fija en Andalucía. El PCE fue el único partido que propuso algo más innovador: constituir una Región Centro que agrupase Madrid y toda su área de influencia futura (Toledo, Guadalajara, Segovia, Ávila…), para que las rentas de la capital contribuyesen de manera directa a la articulación de su entorno regional-metropolitano. Demasiado complicado en aquellos momentos. Madrid se constituyó en comunidad autónoma uniprovincial por descarte. El poeta, filólogo y dramaturgo Agustín García Calvo lo retrató muy bien cuando le encargaron una letra para el himno de la CAM:
Yo estaba en el medio:
giraban las otras en corro
y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
ya se hacen Estado los pueblos,
y aquí de vacío girando
sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una;
no voy a ser menos…

La plaza de Cibeles en Madrid .
Madrid DF puede tener distintos significados y mejor será dejarlo en puntos suspensivos. Que cada cuál escoja. A) Me gusta Madrid DF porque España necesita una gran capital con una potente singularidad, capaz de competir con las otras grandes aglomeraciones metropolitanas europeas que están alcanzando ya un carácter transnacional. B) Si Madrid ha de ser una gran aglomeración metropolitana de diez millones de habitantes, capaz de generar más del 20% del PIB español, absorbiendo energías de casi todo el país, su gobierno debería obedecer al interés general de los españoles expresado en las urnas. La asamblea legislativa de la Comunidad de Madrid debería escogerse de acuerdo con el resultado de las elecciones generales. C) Hay que crear de una vez por todas un Estado federal, en el que Madrid debería tener un estatuto específico. D) Dejar las cosas como están. Esta es la opción más probable en los próximos años.
Vayamos a los datos, con la colaboración de Santiago Fernández Muñoz, profesor de Geografía Humana de la Universidad Carlos III de Madrid. En la Comunidad de Madrid viven 7.161.000 personas, el 14,5% del total de la población española (49,3 millones de personas, según los últimos datos de julio del 2025). A comienzos del siglo XX en la entonces provincia de Madrid únicamente vivía el 4,1% de la población española. El primer gran salto se produjo en los años sesenta y setenta como consecuencia de la emigración interior propiciada por el Plan de Estabilización de 1959. El segundo gran salto se está produciendo ahora, con la emigración extranjera, sobre todo latinoamericana. En estos momentos, más de un millón de personas inscritas en el censo de la Comunidad de Madrid nacieron en Latinoamérica. La mayoría de ellos ya tienen derecho a voto. Este pasado fin de semana, la presidenta de la CAM, Isabel Díaz Ayuso, les ofreció un concierto gratuito de Gloria Estefan en la plaza de Colón. Madrid DL.
Los indicadores económicos básicos son muy explícitos. Presten atención al siguiente gráfico, referido a la evolución de la cuota regional del PIB español durante los últimos setenta años.
Como puede comprobase, el crecimiento de Madrid ha sido constante desde que España empezó a salir de la posguerra. Del 12% del PIB en 1955 al 20% en 2024. La transformación de Madrid en una gran capital económica podemos afirmar que es uno de los principales cambios morfológicos que ha experimentado España. El otro gran cambio es la regionalización del país mediante el sistema de comunidades autónomas, un federalismo incompleto que ahora emite muchos llantos y quejidos.
Es sorprendente la estabilidad de Catalunya en ese gráfico. En plena fase de recuperación industrial, la economía catalana suponía un 19% del PIB español. En la fase postindustrial, simbolizada por Barcelona 92, el procés y la posterior crisis del independentismo, se mantiene prácticamente en el mismo porcentaje. Esa estabilidad puede interpretarse de dos maneras: Catalunya está resistiendo el fuerte tirón de Madrid; Catalunya se ha estancado. No son interpretaciones excluyentes.
También hay estabilidad en los porcentajes de Andalucía y de la Comunitat Valenciana. Pierde peso el País Vasco pese a la fortaleza cualitativa de su industria. Y la gran perdedora es Castilla, que ha visto reducida su riqueza a la mitad en los últimos setenta años. Madrid ha succionado las dos Castillas. El turbo Madrid se ha alimentado especialmente de la España interior.
Cuando el análisis lo hacemos per cápita se comprueba que, pese a un fuerte aumento demográfico de la región de Madrid, su economía creció aún más rápido que el resto de España. En el 2000, el PIB per cápita de Madrid era un 32% superior a la media, en el 2024 estaba ya un 37% por encima. Lidera con mucha diferencia este indicador y se sitúa 62 puntos por encima de Andalucía. Recordemos que, en 1980, Madrid no era la región más rica de España, País Vasco y Navarra le superaban.

Imagen por satélite de Madrid cubierta de nieve tras un temporal en el 2021 en el que se delimitan sus límites
Paso a paso, todo apunta a que Madrid continuará creciendo por encima de la media española. En el caso de la población, de acuerdo con las proyecciones oficiales del INE, en el 2038 la región superará los ocho millones de habitantes (alcanzó los siete millones en enero del 2024) y concentrará el 15% del total de la población española. En el cuadro de mandos de la economía española casi todos los indicadores son hoy favorables a Madrid: inversión extranjera, empleo tecnológico, atracción de alumnado universitario…
Son datos que vienen a dar la razón al arquitecto Fernando Caballero, autor de un libro titulado Madrid DF (Arpa, 2024), que ha provocado no poca discusión. El libro de Caballero es la defensa más inteligente que se ha publicado hasta ahora del turbo Madrid. Es un autor independiente –puedo dar fe de ello–, que ha escrito el primer libro de divulgación sobre el expansionismo madrileño, en ausencia de otros materiales de referencia. Hay poco aparato teórico sobre el desarrollismo madrileño. No ha habido encargos oficiales al respecto. Es curioso: mucha propaganda y poca teoría. Recuerdo una conversación que mantuve durante mis primeros meses en Madrid, allá en el año 2004, con el banquero José Luis Leal, exministro de Hacienda de Adolfo Suárez, coautor de los pactos de la Moncloa y en aquel momento presidente de la Asociación Española de la Banca. Con un toque de ironía, Leal me dijo lo siguiente: “Mire, en Barcelona siempre se redactan planes, tienen necesidad de tenerlo todo muy pensado y planificado, en Madrid, las cosas, simplemente, se hacen”.
Fernando Caballero ha aprovechado el vacío narrativo y plantea muy bien el principio y el posible final del modelo Madrid. El principio: la disponibilidad de suelo para dar un formidable salto hacia la economía de servicios, sin el lastre de una economía industrial obligada a la reconversión. Toda sociedad postindustrial lleva siempre una pesada mochila en la espalda. Madrid nació como capital de España por su disponibilidad de suelo y se ha convertido en una capital internacional gracias a esa materia prima. El posible final: el desarrollo de Madrid ha consumido tantas energías de la España interior que es necesario repensar la articulación del territorio. El mapa autonómico ha sido perforado por la realidad y la despoblación del interior de España. Apenas hay áreas metropolitanas intermedias en un radio de trescientos kilómetros de la capital, con la única excepción de Valladolid. Madrid trasciende Madrid. Para que el modelo no colapse hay que hacer planes de futuro. Hay que recoser. Hay que planificar. Hay que pensar en los agujeros creados en las dos Castillas y más allá.
Madrid DF significa la necesaria revisión del estado de las autonomías.
(Este nuevo capítulo de ‘Penínsulas’ ha contado con la colaboración de Santiago Fernández Muñoz, profesor de Geografía Humana en la Universidad Carlos III de Madrid, socio de SILO y antiguo jefe de proyectos de la división de Evaluación de Políticas Públicas de la AIReF.)