Manirrota

El Gobierno de coalición progresista ha hecho cosas bien y cosas mal en economía. Pero lo peor de todo ha sido el fuerte incremento de la deuda. En los siete años que lleva Pedro Sánchez en la Moncloa, el endeudamiento ha aumentado en 528.000 millones de euros. Esto significa que ya debemos más de lo que producimos en bienes y servicios durante todo un año, exactamente el 103,5% del PIB.

Las consecuencias no son solo que se esté hipotecando el futuro de varias generaciones, sino que además se está pagando una altísima factura todos los años. Solo este año abonaremos en intereses la cifra récord de 41.726 millones de euros, según los cálculos realizados por la Airef. Cuatro veces más que en I+D, infraestructuras o seguridad.

Montero no ha aprovechado los años de expansión para equilibrar las cuentas

Es cierto que al fuerte aumento del gasto, que ha convertido a España en uno de los países más endeudados del mundo, han contribuido la covid, el shock inflacionista por la guerra de Ucrania y los desastres naturales. Pero la causa fundamental ha sido el derroche del Gobierno provocado por su modelo de gobernanza. Para mantener la alianza de coalición se ha visto obligado a satisfacer las exigencias de sus socios.

De hecho, la deuda ya había empezado a crecer antes de que estallara la pandemia. En estos siete años de Sánchez, la política económica y social ha estado marcada por el aumento del gasto y la falta de gestión. Subvenciones, ayudas y créditos se han convertido en el bálsamo de Fierabrás. En contraposición al llamado austericidio , como califica la izquierda la gestión realizada por el gobierno de Mariano Rajoy.

Pero si Nadia Calviño fue muy poco rigurosa en el control del gasto público, a su sucesora María Jesús Montero se le puede calificar de manirrota. Siempre ha rechazado la importancia del equilibrio presupuestario. Durante los años de expansión económica no ha aprovechado el fuerte aumento de la recaudación fiscal para equilibrar las cuentas. Por el contrario, lo suyo es recaudar más a través de impuestos para seguir gastando aún más.

De hecho, siempre le ha repugnado el superávit presupuestario. Esto le ha llevado a abrazar con entusiasmo la quita de la deuda autonómica. No está premiando a las autonomías que gestionan mejor, sino a las que han gastado más de lo que han ingresado. Una práctica que han hecho todos los gobiernos de diferentes colores a cambio de votos.

Este desprecio a la buena gestión de los dineros públicos es lo que ha llevado a que España esté hipotecando su futuro. Y como muestra un botón. La propia Montero argumenta que al asumir el Estado la deuda, las autonomías dejarán de pagar unos 6.700 millones en intereses. ¿Para sanear sus cuentas? Nooo, para aumentar el gasto social, en contra de lo que recoge la ley de estabilidad presupuestaria. En definitiva, para Montero, el mejor político es el que más gasta, no el que mejor gasta.

También te puede interesar