
Viviendo el rápido crecimiento de la escuela de dirección de empresas que monté en China hace unos 30 años, recuerdo que yo ayudé también a lanzar una escuela de dirección de empresas en Argentina, el IAE; otra en Colombia, el INALDE; otra en Portugal, el AESE; otra en Europa del Este, el IEDEC. Todas funcionan muy bien.
Pero el gran modelo para mí era el IESE, fundado en Barcelona en los años 1950 por el profesor Antonio Valero. Consiguió formar un equipo de profesores que venían de empresas con las que estaban trabajando e hizo un buen esfuerzo para formarles. Algunos incluso fueron a un programa que había lanzado Harvard para preparar profesores. El programa les ayudó a manejar el famoso método del caso, en el que se estudian cada día dos o tres casos en los que se explica una serie de problemas o alternativas que tiene un directivo que está gestionando una empresa. En la clase los participantes discuten cuál es la mejor acción, el profesor gestiona la discusión y al final aporta formas de analizar, desarrollar situaciones y generar un proceso para una buena solución empresarial.
Pese al auge de los cursos en línea, en las mejores escuelas siguen las clases presenciales
He mantenido durante toda mi carrera profesional una buena relación con Harvard. Empecé con los que fueron mis profesores en el doctorado y con los años he establecido una buena relación con profesores importantes allí. Incluso estuve seis años (el máximo periodo posible) en el Consejo de Harvard. Los profesores allí trabajan mucho y bien. Son un buen ejemplo. La Universidad de Harvard es muy exigente con los profesores y, o lo hacen bien, o se quedan sin su puesto de profesor, que tiene unos cuatro niveles y para ir subiendo hay que hacerlo bien en clase, publicar libros y artículos, y gestionar bien áreas de la escuela.
Las escuelas de dirección de empresas vieron la aparición de los pequeños ordenadores en los años 70. Años más tarde vieron la aparición de los teléfonos móviles, la salida de los coches eléctricos (que existían desde muchos años atrás pero se animaron extraordinariamente en los años 2010 y hacia adelante), los robots, las ventas online, la política online y sigue la aplicación de los inventos.
Las escuelas de dirección de empresas sin duda han tenido que incorporar todas estas innovaciones y hace años muchos profesores consideraban que en las escuelas de dirección de empresas los alumnos no tendrían que ir a clase. Los cursos serían online, los alumnos los seguirían todo desde su casa con un ordenador o a través de su teléfono móvil. Esto les ahorraría mucho dinero a los alumnos.
Pero hubo protestas de los alumnos. Querían ir a clase. Eran de distintos países y querían crear buena amistad con sus compañeros internacionales. Querían hablar también con los profesores al acabar la clase y había preguntas que no podían hacerse por e-mail. En fin, en las mejores escuelas siguen las clases y las reuniones con profesores.