Miguel A. Torres (Familia Torres): “Nuestra bodega seguirá siendo una empresa familiar”

Miguel A. Torres (Barcelona, 1941) conduce un coche eléctrico para llegar a las oficinas de la histórica bodega en Vilafranca del Penedès. Allí repasa la trayectoria del grupo Familia Torres, fundado hace más de un siglo y medio por sus antepasados y del que asumió la presidencia en 1991. El máximo representante de esta saga vitivinícola sigue ejerciendo el cargo de forma ejecutiva, aunque ahora se retira. A renglón seguido aclara sin embargo que el paso al lado está siendo “progresivo”. Antes tiene varios proyectos que acabar, como las memorias que está escribiendo. “Y lo hago a mano, porque así los recuerdos llegan más fácilmente”, afirma. Entre sus máximas prioridades está el mantener la emblemática compañía en manos de la familia.

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El mundo del vino afronta varios desafíos: cambio climático, descenso del consumo de alcohol, aranceles en Estados Unidos… ¿En qué situación se encuentra Familia Torres ante estos retos?

Torres va navegando estas situaciones diversas. Cuando mi padre salió de un campo de concentración de los nacionales en 1939, llegó a la bodega y se la encontró bombardeada. Imaginen la situación. A lo largo de su historia, la compañía ha vivido contextos complicados y siempre ha seguido adelante. En cualquier caso, el grupo está financieramente bien. El último año facturamos más de 242 millones de euros y crecimos un 6% en volumen. Y este año evoluciona igualmente bien. Nos ayuda el turismo en España y la exportación, con nuevos mercados que estamos trabajando. Somos moderadamente optimistas. Lo que sí nos preocupa es el cambio climático.

Retos

“La compañía está financieramente bien; lo que nos preocupa es el cambio climático”

¿Cómo les ha afectado la sequía de los últimos años?

En el 2023 fue terrible y el Penedès perdió una parte importante de la cosecha de uva. El 2024 fue mejor y este 2025 ha llovido en primavera, así que este año lo salvaremos. Estamos instalando riego en todas las vides que podemos. La Generalitat está facilitando la creación de una comunidad de regantes en el Penedès y el uso de agua regenerada para riego. De cara al futuro, se está hablando de instalar una desaladora para traer agua del Mediterráneo a la zona del Penedès. Con el aumento de las temperaturas, la maduración de la uva se adelanta, pero entonces pierde elementos de calidad, como los aromas o los taninos, que requieren noches más frías. El riego ayuda a que esta maduración no sea tan temprana.

¿Cómo se adaptan a los cambios de hábitos de consumo?

Fuimos pioneros, gracias a mi hija Mireia, en sacar al mercado un vino desalcoholizado. Lo llamamos Natureo, un nombre que ideó mi hijo Miquel. Las ventas están aumentando y ahora vamos a invertir 6 millones para la construcción y puesta en marcha de una nueva bodega de vinos sin alcohol. Dicho esto, creo que se sigue y se seguirá bebiendo vino con alcohol, pero siempre con moderación.

¿Están expuestos a los aranceles de Estados Unidos?

Muy poco. Estados Unidos no es un gran mercado para nosotros, solo representa el 3% de nuestras exportaciones. Allí nos hemos orientado al producto de alta gama, queremos estar en restaurantes y hoteles, y más adelante, en supermercados. En cambio, Reino Unido, Alemania o Canadá representan grandes mercados para el grupo. En brandy nuestro primer país es México, aunque allí lo toman con refrescos. Los países Nórdicos y China también representan un parte destacada de las ventas. Tenemos presencia en más de cien países, diez bodegas, y en Chile vemos un gran futuro con la bodega que tenemos allí. Ya contamos con 350 hectáreas de vid en ese país. En España, disponemos de 1.100 hectáreas de vid propia y trabajamos con 1.100 colaboradores.

Falta de agua

“Estamos instalando riego en todas las vides que podemos; la sequía fue muy dura”

Usted es un gran defensor del medio ambiente. ¿Qué le impulsa a implicarse en la lucha contra el cambio climático?

En el 2008 vi con mi esposa el documental de Al Gore Una verdad incómoda , y realmente me impactó. Mi familia vive de la tierra y debíamos hacer algo. A partir de ahí empezamos a diseñar el programa Torres & Earth, que tiene tres vertientes. La adaptación, comprando viñedos más al norte, instalando riego o cambiando métodos de viticultura; la mitigación, con un plan concreto que estamos aplicando y con el que ya hemos logrado reducir un 40% las emisiones; y por último, la influencia a terceros. Impulsamos hace seis años junto con otra bodega familiar de California una asociación llamada International Wineries for Climate Action, con productores preocupados por el cambio climático y que quieren actuar. Ahora somos 170 asociados de todo el mundo. En total, Familia Torres ha invertido 23 millones en acciones relacionadas con el cambio climático desde el 2008.

¿Los gobiernos toman las medidas suficientes contra la emergencia climática?

El Gobierno tiene que ayudar más al coche eléctrico. Y subir los impuestos a la gasolina. Entiendo aún así que son decisiones complicadas.

¿Qué opina de la ampliación del aeropuerto de Barcelona?

Como empresario, creo que es positivo para la economía. Como persona preocupada por el medio ambiente, confío en que puedan trasladar la parte del ecosistema que se vea afectada a otro lugar y que puedan seguir reproduciendo ese ambiente.

Paso al lado

“Me estoy retirando de una forma progresiva”

Ha comentado alguna vez que se retira. ¿Cuándo lo hará?

Bien, es un proceso progresivo. Ahora vengo a trabajar por las mañanas y las tardes suelo estar en casa para leer, hace deporte, estar con mi esposa y con mis nietos…

¿Su hijo Miquel Torres Maczassek asumirá finalmente la presidencia ejecutiva?

Tengo tres hijos, Ana, Mireia y Miquel. En estos momentos, Mireia [dirige el área de Innovación y conocimiento de Familia Torres y la bodega Jean Leon] está asumiendo más responsabilidades en la compañía. Con Miquel seguimos hablando diariamente y viendo la manera de que se reincorpore después del periodo que ha pasado fuera. Ana es médico, no está implicada en el negocio, pero forma parte del consejo familiar. También contamos con la colaboración de mi sobrina Marta.

Relevo abierto

“Seguimos hablando con mi hijo Miquel para ver cómo se reincorpora al grupo”

¿Torres seguirá siendo una empresa familiar?

Sí, seguro. Antiguamente decían que éramos tres grandes en el Penedès. Nos llamaban la Trinca y éramos muy amigos: Magí Raventós, José Luis Bonet y yo. Y nosotros, Familia Torres, vamos a seguir como empresa familiar si Dios quiere.

¿Cómo quiere que sea Torres dentro de 20, 30 años?

Confío en que dentro de 20 años habremos alcanzado la neutralidad de emisiones, abanderando la sostenibilidad en el sector. Nuestra máxima preocupación siempre ha sido la calidad de nuestros vinos y destilados y lo seguirá siendo en el futuro, si bien deberemos ir adaptándonos para poder mantenerla. Lo que tengo claro es que vamos a preservar nuestra esencia como bodega familiar.

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