Miles de catalanes vuelven a pedir la independencia en la manifestación de la Diada menos masiva desde 2011

Decía ayer Lluís Llach, presidente de la Assemblea Nacional Catalana (ANC), que la participación en la manifestación de la Diada de esta tarde “no sería la pera” y tenía razón. Sin embargo y a pesar de la amenaza de lluvia, que por la mañana ha afectado sensiblemente algunos actos de esta jornada festiva y reivindicativa  del Onze de Setembre, decenas de miles de ciudadanos (28.000 según la Guàrdia Urbana) han vuelto a pedir esta tarde en Barcelona la independencia en la tradicional marcha organizada por la ANC con el apoyo de Òmnium Cultural, la Associació de Municipis per la Independència (AMI) y otras entidades soberanistas. A estos hay que sumar las 12.000 personas que se han manifestado en Girona, según la policía municipal, y las 1.500 que lo han hecho en Tortosa (Baix Ebre), según los Mossos d’Esquadra. 

En cualquier caso, los 41.500 participantes en dicha movilización según las fuentes oficiales supone la cifra más baja, exceptuando los años de la covid (2020 y 2021), desde la manifestación “Catalunya , un nou Estat d’Europa” del año 2012, que dio inicio a tres casi tres lustros de manifestaciones masivas que congregaron incluso a millones de personas. Es una tendencia que se sucede en los últimos años. El año pasado, que hasta hoy contaba con la cifra más baja de participación, acudieron 73.500 personas en Barcelona, Girona, Tarragona, Lleida y Tortosa.  

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Lluís Llach, presidente de la ANC (c-i), y el presidente de Òmnium Cultural, Xavier Antich (c-d), durante la manifestación independentista con motivo de la Diada, este jueves en Barcelona.-EFE/ Quique García

Quique Garcia / EFE

La manifestación descentralizada en Barcelona, Girona y Tortosa se ha celebrado bajo el lema “Més motius que mai. Independència” (Más motivos que nunca. Independencia)”, que son, según los organizadores, la lucha contra la desnacionalización de Catalunya, por la defensa de la lengua catalana y contra el expolio fiscal que que implica la pertenencia a España, con el objetivo de “hacer reaccionar al movimiento independentista”.

La marcha de Barcelona ha arrancado a las simbólicas 17.14 horas en Pla de Palau y ha recorrido poco más de un kilómetro, hasta el monumento a Colón al pie de La Rambla, donde han tenido lugar los parlamentos de los líderes de las entidades organizadoras. Llach, en conexión con las otras dos manifestaciones y con dificultades vocales evidentes, ha reivindicado la independencia  poniendo el foco contra el Estado, el Gobierno y en particular el estamento judicial. ”¿Alguien puede dudar de que vivimos bajo un golpe de Estado judicial?”, se ha preguntado retóricamente. ”¿No es un insulto el sabotaje de los tribunales españoles a la ley d’Amnistia cuando dejan fuera de ella a centenares de represaliados?”, ha insistido.

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Assistentes a la manifestación de la  Diada

Jordi Borràs / ACN

Otra cuestión central del discurso, como durante toda la jornada, ha sido la defensa de la lengua catalana el día después de que del Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) anulara ayer buena parte del decreto de régimen lingüístico de la Generalitat que blinda el catalán como lengua vehicular de las escuelas. “El TSJC, un tribunal politizado y anticatalanista, ha vuelto a hacer política contra Catalunya y su modelo de escuela”, ha denunciado el cantautor de Verges, quien ha exigido las instituciones que no permitan que “la obsesión de un juez dinamite” la escuela catalana. Tras ello ha emplazado a desobedecer la resolución judicial. “Desobedezcamos en las aulas, en las calles y en las instituciones, porque ningún juez nos tiene que decir en qué lengua debemos hablar ni qué escuela debemos tener”.

El manifiesto leído por Llach, en un contexto de auge de la formación de extrema derecha Aliança Catalana -cuya líder, Sílvia Orriols, ha hecho acto de presencia en la movilización-, también ha destacado una serie de tratados -la Declaración Universal de los Derechos Humanos o la Convención sobre el Estatuto de los refugiados, entre otros- que “definen una moral cívica de convivencia democrática” y que deben servir de “faro”.

“Hacemos de estos principios y normas una exigencia de convivencia, tanto para las personas como para la organización social y política de Catalunya”, ha añadido Llach, que también ha pedido a los partidos independentistas “encontrar caminos de entendimiento” con el fin de “devolver a las instituciones su papel vertebrador de las aspiraciones nacionales”.

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