El modelo del presidente Donald Trump de presión o chantaje –o me das lo que quiero o te meto aranceles–, tiene otro ferviente seguidor en Elon Musk, el brazo ejecutor en la demolición gubernamental.
El empresario de Tesla y SpaceX, entre otros negocios, lanzó un órdago esta semana para apropiarse de OpenAI. Según sus abogados, Musk está al frente de un consorcio de inversores para canalizar una oferta no solicitada de 97.400 millones de dólares para descabalgar a Sam Altman y quedarse con la empresa que ha popularizado la inteligencia artificial con su herramienta ChatGPT.
Altman cree que la oferta busca eliminar a un rival y Musk le acusa de perseguir “una ganancia voraz”
Tras el seísmo provocado por esta opa hostil, marcada por la animadversión personal de sus protagonistas, y el rechazo absoluto de OpenAI, a pesar de que el miércoles aún no había recibido formalmente esa oferta, Musk dijo este jueves que está listo para retirar esa puja siempre y cuando se mantenga la actual e inusual estructura de esa compañía, la más valorada y líder mundial en el terreno de la IA, como una organización sin ánimo de lucro.
Los planes de Altman, en pleno desarrollo, consisten en transformar OpenAI en una empresa que persigua el lucro, teniendo como accionista la que fue la organización fundadora en el 2015, momento en el que también estaba Musk.
“Si la junta de OpenAI Inc. está dispuesta a preservar la misión de la organización benéfica y estipular que se retire el cartel de ‘se vende’ de sus activos deteniendo su conversión, Musk retirará su oferta”, se lee en la documentación que fue entregada en el tribunal del distrito norte de California.
“De lo contrario, la organización benéfica debe ser compensada con lo que un comprador esté dispuesto a pagar por sus activos”, añadió en la concreción de ese planteamiento chantajista lanzado por el hombre más rico del mundo que, además, cuenta con el apoyo absoluto del presidente Trump.

Todos los grandes emprendedores, incluido Altman, se han postrado genuflexos ante el mandatario conservador, pero ninguno ha logrado la gracia de aparecer en la Sala Oval, símbolo máximo del poder en Washington, de tú a tú con Trump.
Altman se hallaba en París, en la cumbre sobre la IA, cenando con el vicepresidente JD Vance, cuando trascendió esa agresiva oferta. Consideró que no se trataba más que de juego sucio para sacar un provecho personal. “Su único objetivo es frenar a un competidor”, replicó Altman.
Todo esto es el reflejo de una guerra entre los dos titanes, pero también una guerra por el control de la IA. OpenAI, que cuenta con Microsoft como principal accionista, va muy por delante de la compañía xAI que Musk fundó una vez que se marchó de la otra empresa y del éxito global de ChatGPT.
“Hay evidencias de que OpenAI ha llegado muy lejos con esa dualidad de provecho y no provecho”, sostuvo Musk vía video el jueves en la cumbre de Dubái. “Lo que intentan es borrar la sin provecho e ir a una ganancia voraz”, remarcó.