Medio año después de que España se fundiera a negro y se viviera durante unas horas una distopía más propia de una serie de Netflix o de HBO, todavía no se ha resuelto el misterio sobre quién apagó la luz el pasado 28 de abril. “¿Alguna vez sabremos lo que ocurrió?”, planteó ayer el periodista Ramón Rovira a José Bogas, consejero delegado de Endesa, la segunda eléctrica de España, en una nueva edición de Foros de Vanguardia. “Pues a mi me gustaría saberlo”, dijo el directivo con mucha retranca, levantando las risas en el auditorio MGS de Barcelona.

A Bogas le hubiera gustado que los responsables del apagón hubieran sido los temidos hackers. “Yo me ilusioné con el ciberataque. Me hubiera ido al Consorcio Europeo del Seguro y ya estaría”, bromeó con esta institución inventada. Sin embargo, las sospechas del directivo apuntan hacia otro lado. “Fue una mala decisión de Red Eléctrica Española (REE), aunque ellos no opinan lo mismo”, dijo. Endesa de momento no se plantea denunciar a REE como ha hecho Iberdrola, aunque también es verdad que no se ha visto señalada por el propio operador del sistema.
La segunda eléctrica española apunta a Red Eléctrica y niega que pueda repetirse un apagón
Para argumentar su posición, Bogas no se enfundó la gabardina de detective, sino la bata blanca de médico. “Los informes que tenemos hablan de hechos factuales, de los síntomas, pero no van a la enfermedad”, expuso. El directivo recordó que España se considera que la tensión está en un umbral normal hasta los 435 kV, cuando en el resto de Europa es un umbral de 420 kV, dada la volatilidad del sistema a partir de la introducción de renovables a principios de la década de los 2010. “Es como si en una sala entra un hombre con 38 grados de fiebre y decidimos subir la temperatura ambiental a 39 grados para normalizarlo”, dijo.
Bogas también explicó que el origen del apagón está en una zona del sur de España donde estaban programados muchos grupos de renovables, lo que genera muchas oscilaciones de tensión, y pocas centrales síncronas (hidráulicas, nucleares o de ciclos combinados), que ayudan a estabilizar el sistema. “La tensión alta es como el colesterol alto”, explicó. Igualmente, Bogas explicó que un fallo en una central eléctrica no debería tumbar todo el sistema eléctrico.
El consejero delegado de Endesa, José Bogas, y el editor de La Vanguardia, Javier Godó
En septiembre, REE lanzó una advertencia de que España podría sufrir un nuevo apagón. Bogas expuso que los momentos más críticos para el sistema eléctrico son la primavera y el otoño, cuando las renovables producen mucha energía, hay poca demanda y se producen oscilaciones en las tensiones, pero apuntó que actualmente hay una importante diferencia. “Ahora mismo tenemos 40 centrales de ciclo combinado de gas, cuando en aquel entonces teníamos siete. Tenemos una seguridad de energía síncrona tremenda”, dijo.
Toda esta medicina intensiva no es precisamente barata. “Es caro, carísimo. Estamos hablando de unos 1.000 millones de euros”, explicó Bogas sobre el coste de la operación de refuerzo. La factura ya la están pagando los ciudadanos, que ven como se repercute en sus recibos mes a mes a razón de cuatro euros por MWh, según detalló el directivo. Las cifras difieren significativamente con las ofrecidas por la compañía presidida por Beatriz Corredor; que hasta septiembre apuntaban a unos 400 millones.
