En su última rueda de prensa como presidente y consejero delegado de Inditex, Pablo Isla (Madrid, 1964) dejó claro que le quedaba carrera por delante. “No me voy a retirar”, aseguró ese 30 de noviembre del 2021. Ahora, su nombramiento como próximo presidente global de Nestlé confirma aquel aviso.
Subir a la cúspide de la primera multinacional de alimentación de Europa supone todo un broche de oro a una carrera de éxitos. El directivo que comandó 17 años el imperio de Amancio Ortega está acostumbrado a triunfar y si volvía a aceptar un cargo de máxima responsabilidad, debía ser “a lo grande”, comentan personas que trabajaron con él. Con Nestlé, de la que ya es vicepresidente, lo ha cumplido sin dudas.
“Tiene la combinación justa de autoconfianza y humildad”, dice el ‘headhunter’ que lo reclutó para Inditex
Muy inteligente, ambicioso pero discreto, educado… Los que han coincidido con él subrayan estos atributos para definirle. Pero quién da la clave de su principal característica como directivo es Carlos Alemany, socio fundador de Alemany&Partners, el headhunter que lo reclutó por encargo de Inditex para sustituir como consejero delegado a José María Castellano. “La cualidad que destacaría de Pablo Isla es la combinación, en su justa medida, de autoconfianza y humildad. No es fácil encontrarla, y él la tiene”, afirma.
El mundo de la empresa siempre estuvo presente en su familia. Su padre, José María Isla, ocupó importantes puestos en compañías como Lactaria Española, Luis Mejía, Renfe y Grupo de Empresas Álvarez, y siempre estuvo muy pendiente de la formación de sus cuatro hijos. Isla, el tercero de ellos, estudió en el colegio Nuestra Señora del Recuerdo y se licenció en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid con matrícula de honor. Abogado del Estado, pasó al mundo privado en 1992 como director de los servicios jurídicos de Banco Popular. En el año 2000 fue nombrado presidente del grupo Altadis en sustitución de César Alierta, que había dado el salto a Telefónica.
Pablo Isla
La experiencia en logística que ganó allí le preparó para el que sería su siguiente destino profesional. En el 2005 se incorporó a la casa de Zara, en Arteixo, como consejero delegado, y seis años después ascendió a presidente. “No era el típico ejecutivo madrileño, engreído y con un punto maleducado; eso gustó”, explica un trabajador de Inditex de la época. Isla se adaptó enseguida a la cultura del gigante textil, que había salido a bolsa hacía poco. Se encontró con una estructura de personal consolidada, con profesionales de la máxima confianza de la familia Ortega en puestos clave.
Por eso, su huella se notó más en otras áreas, como la relación con los inversores o la internacionalización. “Cuando llegó, Inditex ya era una máquina de inercia positiva; Isla lo aprovechó muy bien y lideró una gran transformación, sobre todo en el área digital y de sostenibilidad”, detalla José Luis Nueno, profesor del departamento de dirección comercial del IESE. En el terreno laboral, profesionalizó y modernizó la empresa, “que pese a su tamaño tenía un cariz familiar; priorizó también los acuerdos con los grandes sindicatos estatales”, añade Roberto Pérez, secretario comarcal del sindicato gallego CIG-Servizos de Coruña. Poco después de su marcha, las dependientas de las tiendas de Inditex en la ciudad protagonizaron una histórica protesta para pedir mejoras salariales.
Su relación con el gigante textil acabó el 30 de marzo del 2022, cuando Marta Ortega, hija del fundador, le relevó en la presidencia, con Óscar García Maceiras como consejero delegado. Isla salía del grupo con los deberes cumplidos y una indemnización de 23 millones de euros. Durante su etapa, en la que fue uno de los directivos mejor pagados del Ibex, Inditex multiplicó por cinco su facturación y se situó como el primer valor la bolsa española.
Ya fuera de la compañía, ha dado rienda a una de sus grandes pasiones, el cine, con la creación de la productora Fonte Films, donde trabaja con el primero de sus tres hijos.
A partir de abril del año que viene volverá a la primera línea con un puesto soñado por muchos altos directivos. Pablo Isla, presidente de Nestlé.
